Amigos
Fui yo. No quise una relación más seria. Aunque nunca imaginé su reacción. Mensajes día y noche: que si "Enrique, hazlo por nuestro amor", que si "Solamente tendremos esta vida", que si "Menudo egoísta"… Un verdadero acoso, vamos, que solo consiguió reafirmarme en mi postura. Incluso me salí del grupo.
Perfectamente descrito el recipiente en el que se mueven actualmente muchos sentimientos de cada vez más personas: Whatsapp, facebook, foros,... Cambian el modo de relacionarnos, nos acercan a personas que de otro modo serían inalcanzables, pero también nos limitan o incluso privan del insustituible cara a cara.
ResponderEliminarMuy buen relato, Enrique, desmenuza certeramente la nueva interrelación digital.
Un abrazo
Muchas gracias, Antonio. Comparto plenamente tu visión sobre el cambio que han experimentado nuestras relaciones, con todo lo malo y bueno que ello supone.
EliminarCon todo, mi principal intención era hacer una pequeña broma sin trascendencia aunque es evidente que no la he contado bien. Es por eso que tanto tu amabilidad como la de Vicente me resultan doblemente entrañables.
Gracias de nuevo y un fuerte abrazo.
Enrique.
De eso nada, amigo Enrique, está perfectamente contado y se percibe el tono desenfadado que tratas de imprimir. Simplemente me ha llamado más la atención el contenido: A veces, nada como el sentido del humor para poner el dedo en la llaga.
EliminarUn abrazo
Hola, Enrique.
ResponderEliminarLa actualidad de tu relato nos conduce a la reflexión. ¿Qué y cómo es el "amor" de nuestros días?
La mayoría de las veces, en las redes sociales nos relacionamos con entes incompletos cuyas cualidades explícitas salen de nuestra propia imaginación. La idealización y el prejuicio están muy presentes en estos vínculos virtuales.
Excelente historia.
Te envío cordial saludo.
Vicente.
Muchas gracias, Vicente. Como digo arriba a Antonio, mi objetivo en esta historia no era nada serio, por más que el modo, insuficientemente claro, en que la he llevado a cabo haya dado otra impresión. Me alegro, no obstante, de que haya inducido a pensar, a plantearse, como en tu caso, qué está pasando con el amor tal como hasta ahora lo concebíamos, y, cómo no, de que haya servido para que te pases a leerme.
EliminarUn fuerte abrazo y hasta otra.
Enrique.
Una advertencia: ¡Ni se te ocurra, Enrique, abandonar este grupo! ¡Nada tenemos que ver con el otro del que sí te saliste!
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" por delante. Y aprovecho para mandarte un muy cordial saludo y un abrazo.
No te preocupes por eso, José Antonio, que pienso estar por aquí hasta que Álex cierre el local; escribiendo si se me ocurre algo, pero sobre todo leyéndoos.
EliminarMuchas gracias por todo y otro cordial abrazo para ti.
Enrique.
José Antonio ha dado en el clavo. Por más pesados que seamos (y yo lo soy bastante contigo fuera de este magnífico rincón cincuentero), antes de abandonar el grupo, avisa, que lo abandono yo antes para que los demás no tengan que quedarse sin tu infinita humanidad e inmejorable compañía.
ResponderEliminarPor si acaso... Pablo se ha salido del grupo ;-)
Muy divertido y con sorpresa final, como a mí me gusta.
Un abrazo.
Pablo
Ya es definitivo: me quedó. Desde que has puesto tu comentario no me ha dejado de sonar el teléfono pidiéndome que no me fuera, pero para evitar que tú lo hicieras, jajaja. Bueno, Pablo, si ser pesado es estar siempre atento y cargado de amabilidad y buenas intenciones hacia los demás, debo decir que tú lo eres mucho, y que 50 está lleno de ellos.
EliminarMuchas gracias por todo y un fuerte abrazo.
Enrique.
Ando un poco desconcertado. El protagonista rompe con su pareja y sale del grupo. Y si es un grupo, grupo, entonces debe haber otras personas. ¿Qué tipo de grupo será?
ResponderEliminarMás allá de mi desconcierto, provocado sin duda por el exceso de calor, está bien que hayas puesto una mirada desenfadada a estas nuevas relaciones sociales.
Saludos cordiales, Enrique
Pues por ahí va la cosa, Notinc, aunque la ruptura no es con una sola persona. He imaginado un grupo de amig@s que deciden ser más que eso, y que uno de ellos se opone, si bien lo he planteado para que desde el principio parezca que hablo de una relación entre dos y así poder sorprender al final. La "gracia" estaría en lo absurdo que pueda parecer un amor, en su concepto tradicional, pero aplicado a un grupo. Está claro que es por el calor, pero por el que he sufrido yo.
EliminarMuchas gracias por tu amabilidad y un abrazo.
Enrique.
Algunas relaciones están destinadas a quedarse en pura amistad, que no es poco, pretender forzar algo diferente cuando una de las partes no lo desea sólo lleva a la ruptura. El alma enamorada y no correspondida puede llegar a incurrir en el acoso, algo de lo que no se da cuenta; ella, en este caso, tocada por Cupido, no puede, ni sabe, ni quiere hacer otra cosa, por lo que sólo la frenará una decisión drástica y, hoy día, abandonar un grupo de Wathsapp está cargado de un simbolismo dramático. Un relato sobre las complejas relaciones humanas mediatizadas por la tecnología.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique
A estas alturas, si tienes tiempo para echar un vistazo a los comentarios anteriores, esperó haber aclarado algo el despropósito. En cualquier caso me alegro de que la cosa haya propiciado comentarios tan agradables.
EliminarQué decir de los amores contrariados o no correspondidos. Cuánto dolor acarrean a quien los padece, y cuánta literatura han generado hasta ahora. A mí me viene a la cabeza, sin embargo, una bonita canción de Jarabe de Palo, "Agua", tan sencilla como conmovedora por su capacidad para transmitir todo eso que tan bien has analizado.
Gracias por todo, Ángel, y un abrazo.
Enrique.
Querido Enrique, no lo has podido contar mejor, es acoso en toda regla. Y este, un relato muy actual. ¡Ay del que se atreva a salir del grupo!
ResponderEliminarYo te pido que no te salgas de este grupo de 50 palabristas, te perseguiríamos todos y eso sí sería acoso a lo grande.
Un beso fuerte.
Malu.
Es que tenía que haber puesto eso de "Cualquier parecido con la realidad...", porque jamás se me ocurriría salirme de aquí, y esperó lo mismo de vosotros. El caso es que, ahora que lo pienso, yo, creyendo que este amor de grupo podía tener algún chiste, cuando ese mismo fenómeno se da aquí, y con 400 componentes nada menos. Bueno, querida Malu, muchas gracias, sobre todo por tus buenas intenciones, y un beso como esos que me daba mi tía cuando me veía al cabo del tiempo.
EliminarEnrique.
¡Qué drástico! Privar al resto del grupo de sus comentarios sólo por una persona. ¿No tenía suficiente con bloquearla? ;) Drástico y valiente, por cierto, que hay grupos que parecen sectas. Un relato de lo más actual y para nada ficticio. Me ha gustado (y me he reído).
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique.
Lo siento, Fina, pero mi respuesta a tu comentario se ha ido más abajo.
EliminarGracias.
Ay, Enrique, eres un egoísta. ¿Cómo que no quieres una relación más seria? Ay, Enrique, ¿así que le contestas a ellos primero solo porque te han escrito antes que yo? Ay, Enriqueeee...
ResponderEliminarMuy bueno y divertido tu relato :-D
Un beso.
¡Eso es, Sandra! Seguramente ese era otro de los miedos del protagonista. Si es que las relaciones humanas ya son bastante complicadas de dos en dos. No quiero ni imaginar los celos que podrían generarse en un grupo.
EliminarMuchas gracias. Me alegro de que te haya gustado y hasta divertido, ;).
Enrique.
Un beso.
EliminarA mí también me parece que fue drástico. Quizá también tuvo algo de miedo. A salir de la tibieza de una soledad no del todo mala y asumir compromisos nuevos. A la vida tal vez. Por lo demás, está clarísimo que no lo he contado bien.
ResponderEliminarMe alegro de que a pesar de todo te haya hecho gracia. Por si acaso te mando un puñado más (de gracias) y un abrazo, Fina.
Enrique.
Enrique, lo que es evidente es que nuestra interrelación y comunicación social ha cambiado; no sé si para bien. El grupo ha pasado a dominar al individuo, pero este en sí mismo es un círculo cerrado excluyente. Enhorabuena por tu relato, que nos hace reflexionar con una sonrisa. Un abrazo.
ResponderEliminarYo tampoco sabría valorar la influencia de la tecnología sobre nuestras relaciones. Mirando hacia atrás cualquier cambio generado por el progreso se ha visto con recelo. Quizá lo más preocupante de este momento sea la progresión vertiginosa de esos cambios ante nuestra limitada capacidad para asumirlos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Salvador. Me alegro de que te haya gustado. Un abrazo.
Enrique.
Muy bueno, Enrique, tu relato no deja indiferente. Yo estoy todavía dándole vueltas, ¿qué es lo que te pide tu acosadora (o acosador) que hagas, argumentando que solo tenéis esta vida?.
ResponderEliminarMe recuerda un poco a uno de los últimos libros que me he leído, "Cicatriz", la segunda novela de Sara Mesa, va sobre una relación sentimental enfermiza a través de internet. Os la aconsejo, a mí me enganchó desde el principio al final.
Muy actual el tema, Enrique, y sinceramente creo que hiciste bien en salirte de ese grupo y quedarte solo en este, en el que hay tan buen rollo, pero... ¡ni se te ocurra dejarnos!!!.
Un abrazo
Muchas gracias, Asun. Se trata de un grupo de amig@s que quiere que su relación dé un paso adelante pasando de la amistad al amor. Al negarse a ello el protagonista, los demás componentes lo acosan con mensajes, si bien el texto juega con la idea de que parezca una sola persona la que lo hace, con la intención de sorprender al final.
EliminarEn cuanto a dejar este grupo, jamás. Aunque como siga colgando relatos como este acabaréis pidiéndomelo vosotros, jajaja.
Un abrazo, Asun, y me tomo nota de esa interesante novela.
Enrique.
querido Enrique, no está mal escrito, y se entiende.... pero lo siento, me dejas con las ganas. Te espero mes a mes como agua en mayo, pero con este... no te habrás dejado algo en el camino? Has revisado si te faltan palabras...? ;-)
ResponderEliminarMe obligas a ser sincera, porque tu listón está muy alto.
Perdona la osadía y un abrazo.
¿Pero cómo puedes pedir perdón por uno de los comentarios que más me han halagado desde que participo en 50? Muchas gracias, Rosy. Creo que tienes toda la razón en cuanto a la calidad de mi historia. Toda ella está basada en un chiste que ni es tal. Solo puedo decir en mi favor que tenía la sensación de estar pecando últimamente de trascendental, y quizá hasta de adoctrinador, en lo que mandaba y esta vez he optado por el desenfado; lo que pasa es que, además de desenfadado, el relato es malillo, por ser indulgente con él. Con todo, si en algo siento haberlo mandado es porque no me gusta esta situación, dada la gran amabilidad que tenéis todos, que se crea al leer algo de alguien a quien quisieras complacer con tu comentario pero no puedes. Por eso te agradezco hayas puesto un poco de razón en todo esto y además de un modo tan entrañable.
EliminarMuchas gracias de nuevo por tu "osadía" y un fuerte abrazo.
Enrique.
No imaginas la alegría que me da leer que por fin te has salido de ese grupo: ahora la competencia es menor y quizá algún día consiga que tus letras puedan ser sólo para mí ;)
ResponderEliminarCoincido con Rosy en que no es de tus mejores relatos, y coincido también en que nuestras expectativas son muy altas cuando leemos tu nombre en la firma. Sin embargo, me parece una historia divertida, ligera y bien contada, ideal para las altas temperaturas que nos atosigan tanto o más que esos amigos tuyos recién abandonados. Posiblemente, si la hubiera escrito otro, le hubiéramos alabado la idea y la redacción. Es lo que tiene ser un maestro, mi querido Enrique.
Un abrazo.
Ayyyy, pero qué egoísta, Margarita; ¡mis letras solo para ti! Me pregunto para qué las quieres, precisamente tú, con esas que posees con tantos quilates y piedras preciosas engarzadas.
EliminarQuizá esta relato solo sea un aviso de todo lo malo que aún os queda por leer de mí; confieso que no es de los peores, ;). El caso es que no estoy muy contento de haber abandonado el grupo. Su propuesta no pintaba mal; era salirse un poco de las rutinas del amor entre dos, tres o cuatro como mucho, esas a las que tan acostumbrados estamos todos, jjjj, y a mí me dio algo de miedo. Pero aún tengo sus números...
Muchas gracias a ti también por tus palabras llenas de cariño, y un fuerte abrazo.
Enrique.
Clásico estilo del microrrelato, que en pocas palabras y livianas oraciones, dejan un trasfondo que puede dar para largas reflexiones.
ResponderEliminarUn abrazo Quique!
Muchas gracias, Isidro. Un análisis muy amable. Es cierto que el estilo en este caso pueda presagiar un desenlace más interesante.
EliminarUn fuerte abrazo.
Enrique.
Confieso, Enrique, que he tenido que leer tus respuestas porque no pillaba el sentido del micro. Difiero en lo que dices sobre que no has sabido transmitir la idea, creo que, en mi caso al menos, era difícil hacerlo porque no soy muy dada a esos grupos y no tengo mucha experiencia en lo que se cuece en ellos. Lo que está claro es que no nos has dejado a ninguno indiferente. :) Un beso.
ResponderEliminarYo tampoco soy dado a eso grupos. Solo estoy en el de los compañeros de trabajo y, como es natural, ni la relación es la misma que en el relato ni son pesados. Por no repetirme demasiado te pediría que leyeras mi respuesta a Rosy. Y añadiría además que, de poderse mandar relatos a discreción al blog (algo que evidentemente tampoco sería deseable ni práctico), pienso que entre ellos podrían abundar las "caras B", esas historias que supongo que todos vamos dejando a un lado pero que también pueden tener su encanto. No como esta, por supuesto, que la discográfica habría descartado a la primera, jaja.
EliminarMuchas gracias, Matrioska, por tu sinceridad y amabilidad, y un fuerte abrazo.
Enrique.
Hola Enrique. A mi si me ha hecho gracia. La vida virtual es tan sencilla como salirse del grupo o bloquear para q se acabe. Y además lo gracioso es q parece gravísimo. Un gran acto de rebeldía abandonar un grupo.
ResponderEliminarMaria cueto
Muchas gracias, María. Lo cierto es que resulta sorprendente la rapidez con la que la sociedad en general va asumiendo estos nuevos tipos de relación que las nuevas tecnologías propician. Me alegro de que te hayas pasado expresamente para comentar. A ver si haces caso a Pablo y vuelves a mandar algo a 50.
EliminarUn abrazo.