Atracción letal
Mamá siempre decía que éramos tan tontas que nos ahogábamos en un vaso de agua, así que decidió que, para ahorrarse disgustos, nos enseñaría a sobrevolar el peligro y a esquivar tentaciones. Por eso nunca entendimos que se dejara conquistar por la luz el día que instalaron el mosquitero eléctrico.
María: me parece un micro genial, espectacular. Siempre me impresiona tu ingenio y esa capacidad de encontrar temas tan originales.
ResponderEliminarPobre madre: ahora es una mosquita muerta por acercarse más de lo debido a esa trampa luminosa.
En este caso no hay duda que al final del túnel, lo que vio fue una luz y lo que escuchó fue algo parecido a esto: 'prss'
Genial como siempre, María. Yo creo que ya te vas mereciendo entrar en una final.
Álex: en este relato me hace falta el botón de me encanta.
Un besote muy fuerte, María.
Pablo.
Una nueva tentación con la que no contaba mamá mosca. Me ha encantado tu 'fábula', y ahora le estoy dando vueltas a la moraleja... Je, je, je.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, María!
¡¡Un microrrelato espléndido, María!!
ResponderEliminarYo también he visto la luz... La de tus cincuenta palabras y me he dejado arrastrar, irresistiblemente, por ella. Reconozco que aún sigo atrapado en tu texto y no sé cuándo podré liberarme.
Va mi "Me gusta" y mi sincera y arrobada enhorabuena.
Con mis saludos y mi reconocimiento, un beso.
Son cosas de mayores, mejor que no lo entendáis... Muy bueno, María.
ResponderEliminarAbrazos maternales para tus mosquitas y un beso para ti.
Hay tentaciones por las que merece la pena dejarse llevar; tu creatividad, por ejemplo, María. Y si además toda esa fantasía que tienes la transmites así de bien en la realidad, pues... no es que la carne sea débil, es que no queda otra.
ResponderEliminarY como dicen por aquí, "tu de mosquita muerta, ná de ná".
Un beso. Grande, sonoro.
Bueno, María... siento una atracción letal hacia tus relatos, sean mínimos o no. Una luz aparece en todos ellos. Mi madre ya fue hacia ella. No la hemos vuelto a ver. Yo... ya estoy volando hacia allí...
ResponderEliminarMuy ocurrente, María. Y con su punto de humor, aunque algo negro, como la pobre mamá mosca chamuscada. Si es que hasta las madres más precavidas tenemos nuestros momentos de debilidad, qué le vamos a hacer.
ResponderEliminarUn abrazo:
Asun
Me encanta María!!! Simplemente genial y atrayente. Yo aún no me ahogo en un vaso de agua pero me encanta ir hacia la luz de tus micros... Jejeje Besazos
ResponderEliminarSiempre me han gustado las fábulas, esos cuentos infantiles que explican de forma simple las 'complejidades' de los adultos. María, tu relato me gusta porque transmite perfectamente el sentimiento de perplejidad de los jóvenes insectos ante la incongruencia entre lo que se advierte y el propio ejemplo. Una madre con verdadero cerebro de mosquito.
ResponderEliminarUn saludo
¿Que original, María! "Me gusta"
ResponderEliminarBsss
La luz siempre vence a la oscuridad y nos atrae a todos. Mucha imaginación en esta historia. Me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Genial micro, como siempre María, ya nos tienes mal acostumbrados con tus magníficos relatos, y lo que es peor, adictivos, lastima que hay que esperar un mes aproximadamente para seguir leyéndote.
ResponderEliminarUn abrazo y un beso enorme.
Hay atracciones difíciles de esquivar y parece que, para tu protagonista, la luz es una de ellas. Totalmente justificado el desconcierto de sus retoños, jajaja. Un micro original y muy bien llevado. Un saludo, María.
ResponderEliminarUna cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo. De todas formas,hay que entender a la pobre mamá mosca, ella sabía evitar el peligro de un vaso de agua, pero no estaba preparada para la modernidad de la luz de un mosquitero eléctrico, tenía esa parte de su formación sin actualizar. Al final, aunque haya sido con un coste alto, sus hijas han aprendido que también deben evitar esos ingenios actuales.
ResponderEliminarUn saludo
Maravilloso este micro-fábula, que como no podía ser de otra manera, nos deja su moraleja.
ResponderEliminarPobre mamá mosca, pero al menos los hijos han aprendido la lección.
Me ha encantado, un beso fuerte María.
Malu.
Si es que lo de predicar con el ejemplo parece ya algo demodé. Fantástico micro, María.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy maduro tu relato, María. Encuentro tan natural la debilidad de mamá como la perplejidad de su prole. Redondo micro lleno de encanto a pesar del trágico desenlace.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Enrique.