Caída libre
Un gato camina por el borde de una cornisa. Para algunos es un deleite ver su envidiable exhibición de equilibrismo. El felino se lanza al vacío y nadie se inmuta, dan por cierto lo de las siete vidas: ninguno imagina que ese salto es el octavo intento de un suicida.
Las siete vidas de un suicida suenan a castigo, a la maldición de un regalo que no se quiere o no se sabe aprovechar.
ResponderEliminarBuen relato, Beto. Por cierto, tu última frase tiene música.
Parece ser que este gato no sabe qué hacer con sus vidas o tiene tantas que se ha cansado de ellas. Gracias Antonio B. por pasarte por mis 50 palabras y dejar tu amable comentario.
EliminarSaludos.
Uffff Sorprrrrrrennnndennnnntttteeeeeee
ResponderEliminarSegún este gato, el 8 es su número de la suerte. Gracias por pasar, Salvador Pérez.
EliminarSaludos.
Excelente relato, Beto.
ResponderEliminarOriginal tema. No hay duda que el gato era un suicida profesional y el que lo sigue, lo consigue.
Me ha gustado mucho la forma de narrarlo, el sentimiento de tranquilidad al ver al gato, y esa frase final que es para enmarcar. Gran final que da un gran broche a, como dije al principio, un excelente relato.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Pablo
Hola Pablo, muy cierto lo que comentas: para lograr cualquier meta nunca se debe desistir en el intento. Para los gatos, después del 7, los otros números pueden ser peligrosos.
EliminarMe alagan tus palabras y la manera cómo analiza el texto, gracias por ser tan amable en tu comentario.
Saludos.
Excelente relato, Beto. Nos describes la envidiable habilidad equilibrista de un gato, relacionándola con la ¿leyenda urbana? de que los gatos tienen siete vidas... Y ¡zas! al final resulta que el felino protagonista lo que estaba era cansado de esta vida (y de todas las anteriores).
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y mi sincera enhorabuena por tu historia de suicida a cuatro patas.
Un saludo muy cordial.
José Antonio, me alegra saber que te ha gustado este microrrelato. Yo creo que este gato está un poco loco, aunque la historia podría estar basada en hechos reales. El suicidio no es exclusivo de los humanos, algunos animales también lo cometen, entre ellos los gatos. Muchas gracias por la lectura y tu comentario.
EliminarSaludos.
Magnifica caída libre la de tu 50. Un gato asqueado de vivir maulla en su ultima vida y se lanza. Después de siete intentos creo que tenía muy claro lo que deseaba y supongo que al final lo consiguió.
ResponderEliminarFelicidades por tu relato Beto.
Un beso.
Hola María Belén. Este gato va a lo suyo, no desiste del empeño. Yo también creo que esta vez lo logrará (lo digo con rima): para un minino suicida, la octava es la vencida. Me alegra que le guste, gracias por la lectura y el comentario.
EliminarSaludos.
Beto, ¿y si fueran ocho las vidas que tiene un gato? ;-)
ResponderEliminarUn buen micro gatuno, con un mejor final, acorde con un excelente título.
Un abrazo, amigo.
¡Hola Rosy! En algunos lugares piensan que los gatos tienen nueve vidas, pero por acá se dice que tienen siete. Yo creo que éste, en particular, es persistente y lo intentará hasta que se le acabe la suerte. Si, alguna vez, alguien ha intentado un suicidio hay mucha probabilidad de volver a hacerlo.
EliminarGracias, amiga, por premiarme con su lectura y comentario.
Saludos.
La constancia siempre tiene premio, aunque sea la muerte. Muy bueno ese gato, Beto. Suerte.
ResponderEliminarSi, Rafa. Quien persevera alcanza. Gracias por la lectura y el comentario.
EliminarSaludos.
Un gato bien testarudo: al final consiguió su propósito. Un buen micro con su correspondiente moraleja, de los que tanto me gustan a mí.
ResponderEliminarUn saludo, Beto.
Hola Fina, estoy contento de que le guste este microrrelato y encuentre en el mismo alguna moraleja. Gracias por dejar su comentario.
EliminarSaludos.
Supongo que para muchos humanos el poder disponer de siete vidas sería toda una bendición, pero lo que nunca nos planteamos es qué significa para un gato, que no quiere vivir, el tener tantas vidas que eliminar. Me ha gustado mucho tu historia, Beto. Un saludo.
ResponderEliminarCreo que sería terrible que algún día la humanidad venciera a la muerte y pienso que los gatos son una “matrioska”, que van sacando desde el interior a sus siete vidas, hasta que ya no les queda ninguna. Yo quedo complacido de que le haya gustado esta historia, muchas gracias.
EliminarSaludos.
Dicen que la naturaleza es sabia, pero no siempre, pues mientras unos matarían por tener una segunda oportunidad que se les negará siempre, a otros les sobran las siete que les ha otorgado el decir popular y más que hubieran tenido.
ResponderEliminarLa idea de un gato suicida es brillante, daría para un personaje consolidado en cómic, literatura infantil o más allá.
Un abrazo, Beto
Este gato es la excepción que confirma la regla de la naturaleza. Ángel, tu gran imaginación y talento siempre te ponen a pensar fuera del cajón, buenas sugerencias las que haces. Muchas gracias, te devuelvo el abrazo.
EliminarSaludos.
Es fantástico tu micro, Beto. Tan solo tres frases, encabezadas por un título que presagia, pero que no llega a desvelar ese golpe final con el que rematas tu historia.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Un saludo.
Gracias Margarita, por esas palabras tan generosas. Qué bueno que destaca lo del título, confieso que esta vez me resultó difícil encontrar uno apropiado. Es fantástico su comenta-rio.
EliminarSaludos.
Ese gato que pide a gritos irse de este mundo y su destino no se lo concede ...
ResponderEliminarFantástico el titulo y muy buena la historia.
Un beso fuerte, querido Beto.
Malu.
¿Por qué será que este gato quiere irse de este mundo? Debe ser terrible, que en sus siete vidas no haya tenido una buena. Malú, amiga, gracias por un comentario tan motivador.
EliminarSaludos.
Hace tiempo fui mamá de acogida de una gata que tenía un grave problema: sus amos no hacían más que discutir y el pobre animal se estresaba hasta tal punto que si veía una ventana abierta, cogía carrerilla y se lanzaba al vacío. Fueron tres caídas libres en pocos meses en las que se rompió la nariz, el paladar y se dañó el lomo.
ResponderEliminarHe visto en tu relato a la que fuera mi compañera de piso durante un tiempo.
Genial, Beto.
¡Saludos!
En mi respuesta a José Antonio Barrionuevo digo que esta historia podría estar basada en hechos reales, su comentario lo confirma. Me da pena imaginar a ese pobre gatito todo lastimado. Después de esos tres saltos sólo le quedaban 4 vidas, ojalá haya encontrados a alguien que lo adoptara, y que pudiera vivirlas con menos traumas. Me alegra que este microrrelato le recuerde a ese gato, gracias Microrelatate, por comentar y compartir esa anécdota.
EliminarSaludos.
Se intuye una vida de perros para ese gato que insiste en malgastar sus siete vidas. Cada vida le daba una oportunidad de reflexión que no ha sabido rentabilizar. Muy original relato, Beto. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Salvador, parafraseando a Juan Bosch (escritor dominicano) te puedo decir que en la vida hay cosas que se ven y otras que no se ven y, a vece, las que no se ven son más importantes que las que se ven. Quizá las vidas de este gato han sido terribles. Gracias, amigo, por considerar original a este microrrelato.
EliminarSaludos.
Pobre animal, y pobre de todo aquel al que le duele o le sobra la vida.
ResponderEliminarMuy buena historia y muy bien contada para que logre sorprender.
Enhorabuena, Beto, y un afectuoso saludo.
Enrique.