Desavenencias
Le digo que pare ya, que no insista tanto, que deje de excitarme de ese modo, que me tiene todo el día cardíaca, sudorosa y con los bajos mojados. Pero no me hace ningún caso. Es complicado vivir con un cerebro tan rebelde dentro de un cuerpo aún sin desflorar.
Impecable, literaria y hormonalmente. Divertidamente científico, sorprendentemente refrescante (a pesar del sofoco) y sencillamente soberbio.
ResponderEliminarUn gran final a la altura de un desarrollo exquisito.
Chapó.
Un saludo
Tu protagonista tendría que hacerle caso a ese cerebro tan "salidilllo". Seguro que cuando lo pruebe, se queda más tranquila y mucho más relajada. Si, en definitiva, de lo que se trata es de avenirse a razones.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", *L*, y con él un saludo muy cordial.
Estimado cuerpo: haga caso a su cerebro, que el cerebro siempre lleva la razón.
ResponderEliminarIngenioso y muy original.
Gracias por él,*L*.
Un beso.
Pablo
No les queda más remedio que ponerse de acuerdo en un sentido o en el otro, aunque algo me dice que será mejor para los dos hacer caso al cerebro, es más, estoy convencido de que la mayoría de los que leamos tu relato pensaremos lo mismo, por algo será.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno, y sugerente. A mí me ha puesto a cien... ese cerebro ;o)
ResponderEliminarQuerida amiga, como decía mi abuela, eso va a ser debilidad. Te recomiendo la yema de huevo batida con Quina Santa Catalina. Si bien no rebajará esos ardores, al menos, los transformará en éxtasis divino y te llevarán de cabeza al cielo.
ResponderEliminarAmén.
¡Muchas gracias por vuestros comentarios! :)))
ResponderEliminarBeso grande y feliz verano.
*L*
Seguramente tu protagonista sea una adolescente, pero a mí me ha recordado a Santa Teresa y su famoso "Vivo sin vivir en mí", ya ves. Por lo demás, copiaría, pegaría y firmaría el comentario de Antonio B.
ResponderEliminarEnhorabuena, *L*, y un abrazo.
Enrique.
Ay, hija, ya sabes que depende si es en un hombre o en una mujer esas cuestiones van por separado....
ResponderEliminarMe ha encantado y con ese humor cómo lo cuentas...
Un abrazo
Esas desavenencias de una misma con su propia mismidad te han salido para enmarcar, *L*.
ResponderEliminarTambién yo copiaría el comentario de Antonio B., íntegro, sin ninguna discrepancia.
¡Felicidades!
Un saludo
Que acaben pronto las discrepancias! Pueden llegar a ser mortales o molestos humedales. El cerebro -pensante- ha de llevarse la palma.
ResponderEliminarBonito relato, *L*
Un abrazo.
¡Que lleguen a un entendimiento, por Dios, por el bien de ambos! Je, je, je.
ResponderEliminarUn original relato, y científico a más no poder.
¡Enhorabuena, *L*!
Un saludo.