El día más importante
Durante la misa estaba preciosa, de blanco como ella siempre había deseado.
Ese día era el centro de atención y yo no podía dejar de mirarla. Cuando el cura terminó me hice un hueco entre la gente y la vi una última vez, segundos antes de que cerraran su ataúd.
Ese día era el centro de atención y yo no podía dejar de mirarla. Cuando el cura terminó me hice un hueco entre la gente y la vi una última vez, segundos antes de que cerraran su ataúd.
Bien construido y con un giro final, que te deja frío. Una presunta boda que no era tal.
ResponderEliminarBien contado, Miguel.
Un abrazo.
Pablo
Un relato que cambia sin sentir en la última imagen. Con candor y radiante te metes en la historia, con un escalofrió la terminas. Buena jugada Miguel, buen 50.
ResponderEliminarUn abrazo, suerte.
Se me ocurren varias historias, pero eso es lo de menos, emotiva y bien contada.
ResponderEliminarSaludos
Se me ha helado la sangre con ese final tan inesperado. Y también al comprobar que nos llevas de la mano por donde tú quieres, empezando por el título, con suma facilidad ya que, en una segunda lectura, no se te puede achacar ni un atisbo de engaño.
ResponderEliminarFelicidades, Miguel.
Un saludo
Como una bofetada. Así me ha sentado leer la última línea y mientras me repongo sólo puedo decir una cosa: ¡Chapó!, Miguel.
ResponderEliminarUn saludo.
Estupendo, Miguel. Ya desde las primeras palabras del título diriges nuestro cerebro para que se haga una composición de la escena y, mientras creemos que intuimos el final, nos cuelas un gol por la escuadra que nos descoloca totalmente. Fantástico. Felicidades. Un saludo.
ResponderEliminarUn hombre arrepentido de no haber llevado a esa mujer ante el altar mucho tiempo antes, también vestida de blanco, pero en posición vertical, emocionada y enfundándose un anillo. Cuando quiere darse cuenta ya es tarde para él y más para ella. Una reflexión sobre las cosas que deben hacerse y no se hacen.
ResponderEliminarBuen giro final
Un saludo
Impecablemente narrado en fondo y en forma. Relato digno de ser parte del florilegio de 50 palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Guauuuu. Me he quedado helada con el final. Buenísimo!!! Enhorabuena.
ResponderEliminarMe quedo con esa ternura amarga que destila el personaje conductor en esa última mirada, con esa despedida discreta pero muy intensa.
ResponderEliminarUn relato con sorpresa hábilmente narrado. Me ha gustado, Miguel.