El sueño hutu
Un día más, Faraji recorrió penosamente los 33 kilómetros que le separaban del territorio controlado por Mwenye. Pagó 2.000 francos a sus hombres y cargó el arroz de la ONU de vuelta. Allí logró colocarlo por 2.700 francos, mientras soñaba con adquirir una kalashnikov para convertirse en el nuevo Mwenye.
En un lugar donde "duele" hasta el acto de comer, los anhelos son violentos dado que la vida lo es así. Un saludo.
ResponderEliminarAsí es, Ricardo, gracias por el comentario. Un saludo.
EliminarNos quejamos de nuestra vida y de nuestra sociedad, sin duda mejorables ambas, pero no valoramos que hay lugares implacables en el mundo, auténticos infiernos, donde la única manera de prosperar, o simplemente sobrevivir, es convertirse en un mafioso sin escrúpulos o algo peor.
ResponderEliminarMuy bien traído el tema, Alex, acorde también con esta ola de calor africano que no quiere irse.
En agosto, por motivos (todos buenos) de viajes y otras cosas, he de desconectar, tanto en lo que refiere a comentarios como en participación, así que aprovecho para desearte un buen verano y mandarte un abrazo.
Muchas gracias, Ángel, que disfrutes mucho de tus vacaciones. En agosto habrá dos relatos al día en lugar de tres, porque imagino que no serás el único que se ausente y me viene bien bajar el ritmo, así que tendrás menos que recuperar. ¡Un abrazo!
EliminarDa igual que se llame Mwenye o Faraji o Bárcenas o Roldán. Da igual apropiarse de un arroz que alimentaría a un poblado, que apropiarse de impuestos que financiarían bienes sociales. La corrupción no tiene fronteras, ni distingue razas ni niveles sociales.
ResponderEliminarEsto está impecablemente reflejado en tu relato, Alex. La miseria (en su sentido más más amplio) por encima de la empatía.
Un relato muy bien escrito. Me ha gustado.
Un abrazo.
Sí, quería plasmar ese vicio de la sociedad que aplasta la buena voluntad que tiene la gran mayoría de individuos. ¡Gracias por el comentario, un abrazo!
EliminarIndependientemente si Faraji es tutsi y Mwenye hutu, o los dos hutu (separación de etnias que dejó Bélgica de regalo tras masacrar a los países que colonizó), está claro que en los territorios donde impera la miseria, el que tiene la fuerza (y al que occidente le ha proporcionado las armas para ser fuerte) es el que manda, hasta que otro logra ser más fuerte que él.
ResponderEliminarMientras, el pueblo muere de hambre debido a que unos pocos se enriquecen con el beneplácito de occidente, que también sale ganando.
Buen micro y, como siempre, buen título.
un abrazo, Álex.
Pablo
El tema étnico lo he dejado a libre interpretación, pero esto podría pasar igualmente dentro de una misma etnia y sin que estén en guerra. Por eso quería hacer el juego de palabras con "El sueño americano", que al final lleva detrás el mismo egoísmo neoliberal de hacerse a uno mismo y ganarse su sustento. Que no es otro que arroz donado con fines benéficos. ¡Un abrazo y gracias por tu comentario, Pablo!
EliminarCorrupción en toda regla. Existe desde que el mundo es mundo. Tanto en países desarrollados como en los que están sumidos en la pobreza.
ResponderEliminarTriste, real y muy bueno tu relato Alex.
Un beso fuerte.
Malu.
En algunas partes del mundo es más brutal la corrupción, pero así sucede. Y si las ONGs y demás consiguen que su arroz llegue a donde debe llegar es porque lo escoltan prácticamente hasta la boca del que pasa hambre, me temo, y eso cuesta bastante más que un plato de arroz. Gracias por tu comentario, Malu. ¡Un beso!
Eliminar¡Qué honor, hacerte de telonero, Álex! Y qué bien se te dan estos retratos descarnados de las miserias humanas.
ResponderEliminarSaludos cordiales y que pases unas buenas vacaciones.
¡Muchas gracias! Me ha hecho gracia lo de telonero, me he imaginado 'Cincuenta palabras' como un festival de rock. Un abrazo y que disfrutes tú también del verano.
EliminarCuando las fuerzas de las armas imponen la ley y los demás quieren ese poder es que algo está fallando. Muy buen micro que nos refleja además la corrupción que impera sobre la ayuda a estos países. Un abrazo.
ResponderEliminarEl día en que nadie tenga ese sueño podrán cooperar de verdad. ¿Pero quién no sueña con controlar la ayuda humanitaria cuando su familia desespera por comer? ¿"Por qué Mwenye y no yo"? Al final, rodeado de muerte y de injusicia, habría que ver si nosotros encontramos otra forma de prosperar. Desde nuestro sofá seguro que haríamos una cooperativa democrática y acabaríamos con las armas, de eso no hay duda. ¡Un abrazo y gracias por comentar!
EliminarSe puede oler el sudor de tu protagonista, Álex. Y sentir la humedad de las lágrimas que no se ven.
ResponderEliminar¡Fantástico!
Un saludo.
Lágrimas de rabia, seguro. ¡Un saludo y gracias por comentar!
EliminarSeguramente todas las cualidades, buenas y malas, anidan en cada uno de nosotros; aparte de la proporción en que se encuentren, las circunstancias y los referentes también ponen su parte a la hora de dar forma a nuestros sueños. Un gran broche para julio este magnífico relato, que bien podría ser una fábula. Un abrazo.
ResponderEliminarEnrique.
Ese es para mí el gran tema, Enrique. Pienso que es el entorno (ya sea las relaciones, la sociedad o el mismo sistema), el que obliga a una gran mayoría de gente buena a girar en esa rueda implacable. Entonces estamos todos comprando ropa fabricada por esclavos, utilizando móviles con coltán extraído por esclavos y casándonos con diamantes que como los esclavos no encuentren les meten un tiro. ¡Pero somos gente buena! Todo esto lo aplicas a distintos niveles y capas, y bueno, un sociólogo sabrá mejor que yo cómo es el proceso de putrefacción del mundo.
EliminarBuf, soy un coñazo (y bastante drástico y exagerado, lo sé) cuando me pongo así. ¡Un abrazo y muchas gracias por el comentario!
Sueños de poder, sueño de tronos que nos esclavizan. Y así seguiremos...
ResponderEliminarMuy bueno Alex. Descansa, desconecta y olvídate un poco de esta panda de pesados.
Besicos.
Lo mío con 'Cincuenta palabras' a veces tiene un poco de síndrome de Estocolmo, no te creas. ¡Besicos a ti también!
EliminarMenos mal que todo al final fue un sueño. ¿O el sueño se hizo realidad?
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" (para ti también, Álex, que no vas a ser menos) y mis deseos de un buen mes de agosto (mejor, espero, que el de julio).
Un abrazo.
Gracias, José Antonio. Mis buenos deseos para ti también, y otro abrazo.
EliminarAlex me ha encantado, aunque trates un tema que me encabrona mucho....
ResponderEliminarUn abrazo y feliz de haber llegado hasta aquí.
¡Muchas gracias, Rosy! Disfruto encabronando a la gente (bueno, "provocar" suena mejor), así que estupendo. ¡Un abrazo!
EliminarHas contado tanto y tan bien que parece un relato mucho más extenso de cincuenta palabras. Muy buen micro, Álex. Felicidades. Un beso.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Matrioska! Que te dejaba sin respuesta. Un beso a ti también.
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