En mi mundo
Acostumbro a madrugar y desayuno temprano. Devoro mis copos disueltos en agua que me llenan de energía para continuar con mi rutina: paseos en círculos, con los ojos bien abiertos entre la fresca vegetación. Cleo no tardará mucho en aparecer. Es lo que tiene mi pecera, que siempre te encuentras.
Muy bueno, María Jesús. Que originalidad y eso, es lo que más me gusta de los relatos: la originalidad y en este relato a ti te sobra.
ResponderEliminarUn besote.
Pablo
Gracias, Pablo. Yo también apuesto por la originalidad, me gusta dar vida a seres inanimados o a animales y dejarlos que libremente expresen sus pensamientos. Rarezas mías…
EliminarUn abrazo.
Coincido con Pablo (¿Cómo no coincidir con él si siempre es el primero en comentar? ¡Jajajaja!) en la originalidad de tu microrrelato. Un mundo tan reducido, y húmedo, donde también cabe, además de la rutina, el amor entre Cleo y ¿? Me he quedado con las ganas de saber el nombre de nuestro protagonista con escamas.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", María Jesús, y mi enhorabuena por tu narración.
Besos.
Reducido, sí, pero todo un mundo en una pecera, y mejor aún si además en ella está el amigo o el compañero de tu vida. A algunos les hace falta poco para ser feliz. En cuanto al nombre del protagonista podría ser Wanda, o Sebastián, por ejemplo. Te dejo elegir. ;)
EliminarGracias, José Antonio, por tu comentario. Un abrazo.
Mundo refrescante entre tanto calorcito. Muy requetebueno y sorprendente, MJ.
ResponderEliminarCreo que ha llegado muy a tiempo este frescor de pecera doméstica. Al menos, mientras se lee, se refrescan las ideas. Je, je, je.
EliminarGracias, Patricia. Un abrazo.
Opino igual que el resto de compis, muy original. Y me lleva a la siguiente reflexión: en el fondo todos vivimos en nuestro mundo, cada uno en su pecera.
ResponderEliminarUn saludo Maria Jesús, felicidades por tu micro
Así es Raquel, todos vivimos en nuestro pequeño mundo (como aquel famoso grupo folk), en el que algunos tienen más que de sobra para vivir y otros saltan por encima de la superficie, en busca de algo nuevo, diferente, más interesante…
EliminarGracias por tus palabras, Raquel. Un saludo.
Una vida sin sobresaltos, con la manutención asegurada, así como la compañía, con la consciencia de que se mueve en círculos, sin la falsa creencia que tenemos los vanidosos humanos, de pensar que vamos a alguna parte, que somos importantes y llegaremos lejos.
ResponderEliminarUn saludo, María Jesús
Ayyy, Ángel, me he quedado 'pasmá'. Yo que me creía importante, que caminaba hacia alguna parte y que llegaría lejos… ¡¡Puf!!, ahora me he venido abajo, totalmente. Voy a meditar un rato sobre la biología acuática, a ver si me consuelo. Je, je, je. ;)
EliminarUn abrazo, Ángel.
Los ritinarios paseos en círculo llevaron mis pensamientos hacia otra parte. Ese giro... el que le das a tu relato... es muy valioso.
ResponderEliminar¿Hacia alguna mente enferma, quizás? Porque lo pensé mientras lo escribía…
EliminarGracias por tu valoración, Salvador.
Un saludo.
Comida servida, compañía y una vida de contemplación, eso sí que es un mundo sin preocupaciones. Felicidades Mª Jesús, creo que nos has despistado a todos. Muy bueno. Un saludo.
ResponderEliminarPues sí, para un pez es ideal. Yo, en su lugar, me aburriría mogollón y me dedicaría a dar saltitos por encima de la superficie hasta salirme de la pecera. ¡Ya ves tú qué lista! ;)
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska.
Un saludo.
Querida Ma Jesús, tan original como refrescante el relato que nos traes este mes.
ResponderEliminarYo me lo he llevado a otro terreno, al de esas vidas pequeñas en este mundo grande. Vidas circulares, tímidas y conformistas que no se atreven a salir de su zona de confort y que por miedo a arriesgar se quedan con lo poquito, aunque seguro, que tienen y conocen.
Como siempre, encantada de leerte, amiga, un beso grande.
Malu.
Qué sencillo y acertado análisis has hecho, Malu: la tranquilidad de permanecer en ese mundo seguro, fácil y aburrido, en el que nadar apaciblemente, sin sobresaltos ni preocupaciones. Sin más riesgos que el de perder de vista momentáneamente al compañero, para volverlo a encontrar dos aleteos más allá.
EliminarMuchas gracias, Malu, por tu comentario.
Va otro beso grande para ti.
Tengo a Juan Luis Guerra resonando en mi cabeza ;) Original y divertido micro. Enhorabuena, María Jesús.
ResponderEliminarUn abrazo.
Preciosa melodía de fondo, Fina, para esta escena. Y si encima le pones la letra…, lo más. Pura poesía.
EliminarGracias por tu burbujeante aportación. Un abrazo.
Es lo bueno de la rutina, que envuelve nuestro mundo de certidumbres y sabes que, aunque te pierdas, tarde o temprano te encontrarás.
ResponderEliminarY a volver a empezar. Como yo con tus relatos, que no me canso de pasearlos.
Un abrazo, María Jesús.
Eso me pasa a mí también, que he hecho de esta página una fantástica rutina de la que no hay manera de salir. No sé si nado en círculos o en línea recta, pero avanzo... y respiro.;)
ResponderEliminarEncantada con tus comentarios, Margarita.
Un abrazo.
En el fondo todos vivimos en una pecera. Algunos se creen superiores porque su pecera es cuadrada. ¡Ingenuos!. Lo peor del todo es cuando de repente te meten en tu pecera a un "oscar" (pez grande, de reconocida violencia y voracidad). Entonces sólo te queda... aprender a rezar.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato. Vaya mi me gusta y mi abrazo.
Yo les llamo pirañas. Hay pocos de esa especie, pero hacen mucho daño.
EliminarGracias, Isidro, por tu comentario.
Saludos.
Coincido con Isidro en que a fin de cuentas todos vivimos encerrados. Y ciertamente con qué poco nos conformamos si no conocemos nada más allá del mundo que se nos muestra. Dices "Es lo que tiene mi pecera" sin especificar si es malo o bueno. Me parece estupendo. El calificativo dependerá de cada uno y sus circunstancias.
ResponderEliminarMuy bueno, María Jesús. Enhorabuena y un abrazo.
Enrique.
Es un tanteo al conformismo de cada uno, a lo que cada uno disfruta, acepta o ansía en su pequeño universo. Una refrescante reflexión de verano, sin muchas más pretensiones.
EliminarGracias, Enrique, por tus buenos deseos.
Un abrazo.
La monotonía circular que describes nos hace pensar que se puede ser feliz en nuestro universo particular, pero también que por muchas vueltas que demos siempre volvemos al punto de partida. Cincuenta palabras con las que me llevas a indagar en estas reflexiones. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarY así llegamos a analizar la monotonía y la perfección del círculo, como símbolo de la naturaleza… los planetas, los soles, los átomos, las células, los electrones… Uf, ¡me planto!, demasiado calor para filosofar…
EliminarGracias, Salvador, por tu aportación. Un saludo.
Antes de que todo se decida, decirte que me encantó, y que te deseo mucha suerte.
ResponderEliminarUn abrazo