Fobias
Llegué aquí desde África, con el viento sahariano. Tenía agua y alimento hasta que esta mañana entró una mujer blanca. No comprendo su idioma, pero me miró con miedo y repugnancia.
Ahora estoy, con dos patas y una antena quebradas, en la barriga del estruendoso monstruo municipal, que es xenófobo.
Ahora estoy, con dos patas y una antena quebradas, en la barriga del estruendoso monstruo municipal, que es xenófobo.
¡Carmen! qué sorpresa y cuánto bueno por aquí. Lo primero, decirte que me alegro mucho de leerte en toda circunstancia y lugar, aunque seguramente eso ya lo sabes.
ResponderEliminarEn cuanto a tu relato, si no me equivoco en mi interpretación, el viento africano ha transportado hasta la península a un insecto, al que yo visualizo en forma de cucaracha rubia y grande, un bichito dotado de una rara capacidad para crear fobias, que nunca suelen terminar bien.
Un abrazo y bienvenida
Así es, Ángel. Tengo una fobia terrible a las cucarachas rubias que llegan cada verano. Pero también me preocupa la creciente xenofobia, por eso narra la historia el insecto. ¡Gracias por la acogida! Un fuerte abrazo.
Eliminar¡Bienvenida, Carmen! Qué alegría leerte también desde aquí.
ResponderEliminarEso sí, las fobias las dejamos para las rubias de seis patas, que tus letras delicadas bien lejos están de provocar asco y repugnancia.
Un beso.
¡Gracias, Margarita! Encantada de poder estar aquí en tan buena compañía. Gracias por acogerme y comentar. Un beso.
EliminarLa manera en que este microrrelato plantea una denuncia me parece muy divertida. Me gusta la imagen del monstruo municipal (camión de la basura) xenófobo. Dejo un me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Beto. Efectivamente, deseaba plasmar mi aversión a estos animales y,
Eliminarsobre todo la creciente xenofobia social. Por eso la voz la tiene la africana. Un saludo.
He de reconocer que me ha costado un poco meterme en la historia pero, una vez ubicada a la forastera, todo ha ido tomando sentido. Me ha gustado mucho, Carmen. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Matrioska. Celebro que te haya gustado. Un saludo.
EliminarSorprendente relato, Carmen, en todos los sentidos, que funciona como denuncia al tiempo que arranca una sonrisa, aún siendo trágico su contenido. Personalmente, creo que tenemos que luchar a diario contra todos aquellos sentimientos que escapan de nuestro raciocinio. Por mi parte confieso cierta predisposición hacia los tipos bajitos, enteraos y con bigote, pero quiero ir a que me lo miren.
ResponderEliminarEnhorabuena y bienvenida.
Enrique.
Desde luego, con el viaje que había hecho la pobre y va ese monstruo xenófobo y se la traga ... Cuánta incomprensión por estos lares.
ResponderEliminarUn beso Carmen, me ha gustado esta forma de denunciar tan simpática, pero a la vez tan contundente.
Malu.