Ojo avizor

Una casi interminable hilera de cipreses, de portentoso tronco, escoltaba aquel camino terroso hasta el cortijo. Por ahí se adentraron, bien de madrugada, acompañados con la única luz de una luna pletórica.

El viejo guardés, apodado 'El tuerto', aguardaba agazapado tras los visillos, mano sobre mano, con la escopeta cargada.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

36 comentarios :

  1. Estimado José Antonio: cualquier tema que escojas lo bordas porque escribes muy bien.
    A mí que haya cipreses en el camino me ha sugerido que, como un pequeño cementerio con su árbol predilecto reinando, el guardés va enterrando a sus víctimas en ese sendero guardado por esos árboles que adornan los camposantos.
    Un fuerte abrazo y gracias por no faltar nunca a tu cita mensual.
    Pablo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pablo, te pasas de generoso con tus comentarios hacia mis humildes textos.
      El ciprés, efectivamente, siempre se ha asociado con la muerte y el camposanto. En este caso esa hilera de cipreses vienen a significar una especie de conjunto de vigilantes enhiestos (recuerda aquel "enhiesto surtidor" de Gerardo Diego) que observan cómo unos (¿quiénes?) van con la intención de sorprender, de noche, a "El tuerto", quien venderá cara su piel. ¿Por qué? Eso se lo dejo al lector...
      Un abrazo para ti, igual de fuerte, y gracias por tus palabras y lectura.

      Eliminar
  2. Tony Montes20/7/15, 15:01

    Magistral relato. Son fantasticos esos guardianes siempre con sus respectivos motes. Un saludo Jose Antonio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Tony. En este caso, el mote de "El tuerto" fue intencionado ya que va asociado estrechamente con ese ojo avizor del título (creo, modestamente, que es lo mejor de mi historia).
      Saludos cordiales.

      Eliminar
  3. Qué mala leche el título... Y qué mal fario esos cipreses.
    Bravo, J.A.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero mala, mala... Jajajaja. Gracias, Patricia. Ojo, tuerto, avizor. Todo en uno. Y sí, lo de los cipreses no auguran nada bueno. Tampoco es su culpa.
      Muchísimas gracias por tu lectura y por tu comentario. Nos leemos.

      Eliminar
  4. Excelente, José Antonio.
    La manera en que la tensión va in crescendo y con tan pocas líneas es admirable. Estaré ojo avizor por si aparece tu próximo relato.
    Aplausos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi gratitud más sincera por tu amable comentario, Vicente. Me alegro mucho de que te haya gustado esa tensión creciente, igual de creciente y grande que la luna que observa, desde su lejanía, el desarrollo de la acción.
      Saludos.

      Eliminar
  5. Antonio B.20/7/15, 18:37

    Magistral el ambiente de tensión que creas en ese escenario de solitario cortijo con ecos de cementerio. Es una historia muy abierta, tanto en su principio como en su final. Te deja plantado en mitad de la escena con cierto desasosiego.

    Me ha gustado, José.

    Un Saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Celebro que te haya gustado, Antonio. Has captado perfectamente el ambiente que quise crear para situar una escena que no puede terminar de ninguna manera bien.
      Gracias y un saludo.

      Eliminar
  6. El relato me transporta a otra época, la de señoritos terratenientes y campesinos arrendados. La precariedad de aquellos años propiciaba asaltos a cortijos solitarios defendidos por escopetas de caza, donde, seguro, más de una tumba anónima es testigo del cambio lento pero inexorable de la época. Muy bueno, José Antonio. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También es muy acertada tu interpretación, Salvador. Los deshaucios, en el mundo rural, no tienen por qué ser conciliadores (nunca lo son, pero sí mucho menos pacíficos que en el mundo urbano), sobre todo cuando el deshauciado lo está incluso de su propia vida.
      Muchas gracias por tu amables palabras y un abrazo para ti.

      Eliminar
  7. Me quedo con las ganas de saber más, continuará?
    Un título excelente.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No entra en mis planes, Rosy, dar continuidad, entre otras cosas porque vete tú a saber cómo termina la historia. Bien, desde luego que no... Y muchas gracias por tu alabanza hacia el título. Ya he comentado que creo que es lo mejor del microrrelato porque se asocia, indivisiblemente, con el personaje del mismo.
      Gracias y un abrazo para ti también.

      Eliminar
  8. Odios reprimidos, prestos a salir en forma de proyectil por el cañón de una escopeta. Unos cipreses que no presagian nada bueno. Un tuerto al que todavía le queda un ojo sano, para defender un espacio de quien con alevosía trata de tomarlo. Los duelos en el salvaje Oeste han sido motivo de mucha cinematografía, los del mundo rural menos, pero pueden ser igual de cruentos, al tiempo que más temibles y cercanos.
    Un abrazo, José Antonio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin posibilidad de comentarte nada, Ángel. Siempre comentas con un acierto tal que nos dejas (al menos a mí) con la boca abierta y mudos, sin palabras.
      Esa interpretación tuya es la que yo he querido plasmar en mi texto. Y me alegra que lo haya conseguido según desprendo de tus palabras que ya son dignas de mi aplauso y gratitud.
      No puedo, entonces, más que agradecerte que te hayas detenido a escribir este comentario y decirte que te admiro por tus magníficos relatos y también por todos tus comentarios hacia el resto de los cincuentistas.
      Gracias y un abrazo estrecho.

      Eliminar
  9. Asun Paredes20/7/15, 23:42

    Muy visual tu relato, casi cinematográfico. Me ha recordado, por la ambientación, a "Los santos inocentes", película que me parece magistral.
    Enhorabuena, me he quedado con ganas de saber más de esa historia tuya, Jose Antonio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algo podría haber de ese ambiente cinematográfico, Asun, y de parentesco con "Los santos inocentes" (buena película, buen libro).
      Agradezco tus palabras, muy amables, y te saludo cordialmente.

      Eliminar
  10. Un siniestro paseo entre cipreses que no presagia nada bueno: ese tuerto, de fina puntería, al acecho de los intrusos… Yo también pienso como Rosy, nos has preparado un magnífico escenario y aquí no puede quedar la cosa.
    No me voy a quedar con las ganas de añadir que el primer párrafo me parece muy lorquiano. Me encanta.
    Enhorabuena por este magnífico micro y por ese título tan acertado.
    Un abrazo, José Antonio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amiga María Jesús, muchísimas gracias por tu comentario. Ya relacionarme con Lorca es una exageración por tu parte, que agradezco. Y te comento lo mismo que a Rosy: no tengo intención de darle continuidad. Eso sí, espero que quien lea mi relato sea capaz de imaginar un final, el que sea, el que le sugieran esas cincuenta palabras que aquí he podido dejar gracias a este rincón literario que ha ido creciendo más y más, en personas y en historias.
      Un abrazo.

      Eliminar
  11. Eso sí que es dejarnos expectantes y si lo bueno y breve… (ya se sabe), este micro es magistral como todo lo que lleva tu firma, por otra parte. ¿Es preciso que diga que, a pesar del “yuyu”, me ha gustado? No, ¿verdad? Pues eso ;)
    Un abrazo, José Antonio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amiga Fina, siempre me apabullas con tus comentarios, pero he de reconocerte que me azuzan para mejorar en lo posible mis relatos.
      Mujer, lo de "magistral" lo veo un poco excesivo, pero "Me gusta", para qué lo voy a negar. Y lo de la expectación, ese era uno de mis objetivos... Ahora bien, lo de meter "yuyu", para nada, que no quisiera ahuyentar a mi estimada parroquia lectora. Jajajaja.
      Muchísimas gracias por tus siempre bien recibidas palabras. Y, por supuesto, un fuerte abrazo para ti también.

      Eliminar
  12. Nos sirves en bandeja un desenlace nada tranquilizador con solo describir un camino en penumbra franqueado por cipreses y un guardés expectante. Cincuenta palabras que avivan la imaginación. Fantástico, José Antonio. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me satisface enormemente, Matrioska, que con mis cincuenta palabras haya avivado tu imaginación. Ese era mi principa objetivo. El otro, contar una historia de ambiente rural con un final abierto, para que cada lector o lectora ponga el suyo o el que su imaginación, esa que se ha avivado, le sugiera.
      Gracias por tu amable comentario y, por supuesto, leerme.
      Saludos.

      Eliminar
  13. Está claro que los cacos no habían leído tu relato. Seguro que los dueños de la finca habrán pensado en enmarcarlo y ponerlo ante la entrada al camino de cipreses, pero probablemente "el tuerto" se opondría temiendo por su puesto laboral.
    Buen relato José Antonio.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ves, Isidro, tú has interpretado el relato de una manera inteligente. Pero podría ser otra la idea. Yo tengo la mía, pero ¿por qué va a ser la mía la auténtica y verdadera y no la tuya o la de otro lector o lectora? Ese era mi propósito: que la lectura de mi historia abriera diferentes ventanas y que cada uno se asomara por ellas para ver y descubrir aquello que mis cincuenta palabras le sugirieran.

      Te agradezco tu comentario, ya te digo, acertado pero no único, así como ese abrazo que me mandas.
      Otro para ti.

      Eliminar
  14. Pero qué estupendamente bien escribes, amigo José Antonio. Qué maravillosa escena nos has dejado (que de ser un tráiler llenaría los cines de gente) y cuántos bellos matices hay en su descripción. Para mí que a este hombre no lo sacan de allí ni con perros, a no ser (por seguir un poco con la mala leche) que para apuntar cierre el ojo equivocado. Pero no, esa mano sobre mano le otorga un dominio abrumador de la situación. Apuesto por él, como apuesto siempre por esta magistral literatura tuya.
    Enhorabuena por esta nueva muestra de ello y un fuerte abrazo.
    Enrique.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Pero qué amable eres siempre conmigo, Enrique! Tus palabras, igual que las de otros lectores que me tratáis estupendamente cada vez que aparece una de mis historias por aquí, me apabullan porque creo que son excesivas e inmerecidas por mi parte. ¡Pero me gustan, qué diantres!
      Muchísimas gracias por tu comentario, que viniendo de ti es para mí todo un honor.
      Un abrazo y gracias por todo.

      Eliminar
  15. Qué poco original puedo ser después de todos estos comentarios. Vas a tener que escuchar de nuevo que conduces perfectamente la historia entre esa hilera de troncos robustos que amplifica el quejido de la tierra pisada. Y que es fantástico el contraste de la luz de la luna, único personaje femenino (interpretación total), con la oscuridad que se oculta tras los visillos. Y también esa oposición feroz entre la tranquilidad de las manos del tuerto y la tensión de su ojo avizor.
    No me queda más remedio que repetir lo que ya te han dicho: ¡qué bien escribes, José Antonio!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Margarita, también está LA escopeta. Y no sabes tú bien el genio que se gasta.
      Me ha gustado esa interpretación, libre, de la luna, personaje femenino, observante de una escena que va a terminar como el rosario de la aurora. O de la madrugada, que es el momento en que se desarrolla la acción. El motivo que la provoca, ese lo dejo a cada cual. Yo tengo el mío propio, pero no es el único...
      Agradezco tus palabras. Eres una de esas lectoras que, como le decía a Enrique, me tratáis siempre de una manera que no creo merecer, pero que me insufla autoestima suficiente para llegar al siguiente relato. Y así he ido encadenando uno tras otro hasta rondar el número 50, "mágica cifra" en palabras de Álex Garaizar.
      Así que muchísimas gracias por tu más que amable comentario.
      Un abrazo para ti también.

      Eliminar
  16. Estos días ando todavía bastante atareado y con el cerebro reblandecido por la calor y entre una cosa y otra, apenas me detengo en la web, pero no quería dejar de saludarte, José Antonio, y felicitarte por esta suerte de coitus interruptus crepuscular que nos has regalado este mes.

    ¡¡¡¡A por los cincuenta!!!!!

    Saludos cordiales

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡"Coitus interruptus"! Gráfica manera la que has tenido, Notincgas, de describir que te has quedado con las mieles en los labios por saber cómo termina mi relato. ¡Jajajaja! ¿O no es eso lo que has querido decirme?
      Muchas gracias por tu ingenioso comentario. Y sí, ya he ido por mi relato número cincuenta... ¡Próximamente en esta pantalla!

      Un abrazo.

      Eliminar
  17. Querido José Antonio, nos has puesto frente a los ojos una escena de película, de esas que cuando estás en el cine te agarras al asiento presagiando lo peor. Confieso que me ha dado un poquito de miedo el ojo del tuerto, que aunque iluminado solo por la luna se le ve perfectamente y no dice nada bueno.
    No es ningún secreto que soy fan de tus letras, tanto de tus relatos como de tus comentarios con esos contundentes "va mi me gusta". Felicidades por estos 49 y por estar al borde ya de los mágicos y dorados 50 en 50 palabras. Deseando leer el próximo relato que estoy segura de que será redondo, no solo por la cifra, sino por lo que nos regalarás con él.
    Un beso fuerte.
    Malu.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Reconozco mi pasión por el cine y cómo en algunos de esos 49 microrrelatos publicados ha hecho su aparición. Este es uno de esos. ¿Miedo? Malu, tampoco es para tanto... Un tuerto y con una escopeta montada, de noche, con la luz de la luna solamente, en un cortijo solitario, al que se llega por un camino de cipreses... ¡Pues sí, vas a llevar razón! Que algo de miedo da, sobre todo porque uno no sabe hacia dónde va a mirar ese único ojo del protagonista. ¡Jajajaja!
      Y respecto a tus amables palabras hacia mí, decirte que "Va mi 'Me gusta'", en este caso más que en otros. Además, ya está listo el número cincuenta. Ahora bien, espero que cumpla con las expectativas, al menos con las tuyas. Porque si no, me tendré que retirar a un convento (a un cortijo no, que nunca se sabe).
      Muchísimas gracias, amiga, por tu amabilísimo comentario.
      Un beso, que te mereces uno y mil. ;)

      Eliminar
  18. Tengo la mente muy oscurecida porque es leer tu relato y pensar en el crimen de Puerto Hurraco. Ese ojo tuerto y, sobre todo, los visillos, no auguran nada bueno.

    ¡Grande, José Antonio!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, MIcrorelatate, por tu comentario. Algo de drama rural sí que hay en mi historia, pero nada que ver con los incidentes a los que te refieres.
      Un saludo.

      Eliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!