Perdido
Soy un hombre desorientado, pensé que podrías guiarme, pero bajo esa voz sensual sólo hallé una mujer vacía. Cargado de desilusión y alcohol me dirijo a una curva a todo gas, el precipicio hará el resto. Ya no importa lo que digas.
"En la segunda salida, tuerza a la derecha".
"En la segunda salida, tuerza a la derecha".
Tremenda soledad la que reflejas. Alcohol y un navegador son malos consejeros de este pobre hombre a la deriva. De todas formas, también quiero ver un posible final optimista, y si sigue las instrucciones del navegador, puede que se mantenga en la carretera. Creo que sí, Ángel, en tus relatos siempre hay algo más que una única lectura. Un abrazo, amigo. (A ver si llego antes que Pablo Núñez esta vez, jeje).
ResponderEliminarPor los pelos, jajaja
EliminarVamos a pensar que este hombre desnortado al final se arrepiente de sus intenciones desesperadas y hace caso a esa voz de chica metálica.
EliminarMuchas gracias, Belén, no sólo por comentar, también por haber sido la primera, no por nada, pocos adelantan a nuestro amigo Pablo, que suele ser el primero en la contrarreloj.
Un abrazo
ResponderEliminarQuerido Ángel: he visto a más de un/a conductor/a gritando a su gps. Tu protagonista, además de perdido ha tirado la toalla y la última indicación la va a escuchar sobrevolando el precipicio. Trágico final para tan ingenioso y divertido micro.
Un abrazo beatlemaniaco. Por cierto, ayer, seis de julio, se conmemora entre los seguidores de los Fab Four que fue el día que los dos genios se conocieron: Lennon y McCartney
La que he liado borrando mensajes por culpa de echar cuenta al gps del móvil. Y Álex de vacaciones sin poder pasar la escoba. Que desastre soy ; )
Eliminar¡Pablo!
EliminarNo te preocupes, no tienes que disculparte por haber dejado huella en mi casa. Ya sabemos que estos aparatos los carga el diablo a veces. Me alegro de que te haya gustado este hombre "perdido".
Efectivamente, son días de celebración beatlemaniaca. Hace poco fue el aniversario de la creación de Yesterday; más reciente todavía, su concierto en la plaza de Las Ventas, y ahora esto que me comentas. Lo bueno permanece y ellos son eternos.
Un abrazo y, de "desastre", nada.
Gracias, Ángel.
EliminarParece que Álex ha aparecido dejando la entrada de comentarios impoluta, como tú mereces.
Me uno al grupo que ve a nuestro amigo 'perdido' tirándose por el precipicio:creo que está convencido de culminar su vuelo.
Abrazos.
Pablo
Muevo hilos en la sombra, sí. A partir de esta tarde tomaré las riendas, a ver si lo pongo todo al día pronto.
EliminarPablo, tú siempre dejarás huella y no mancha.
EliminarÁlex, tienes la virtud de estar en todas partes.
Un abrazo doble, uno al sur y otro al norte
Media centena de palabras llenas de arte.
ResponderEliminarUn hombre deseseperado y desorientado que busca como ultimo recurso de ordenar su vida a la su fría voz de GPS.
Un final abierto...hará caso al consejo...o se dejará caer al vacío...
Fantástico Ángel. Un beso que espero que no se pierda en el camino.
Ni él mismo sabe qué va a ocurrir en esa curva que ya tiene encima. Cada lector es libre de imaginar su propio final.
EliminarMuchas gracias, María Belén. No se pierde el beso, descuida, y yo te mando otro por correo certificado.
Querido Ángel, perdido y tan perdido este, tu protagonista. Por lo menos era consciente de que estaba desorientado, lo único que buscó al guía equivocado.
ResponderEliminarComo siempre, fantástico tu relato.
Un beso enorme.
Malu.
A este pobre le hubiera venido bien una voz femenina, pero asociada a una persona auténtica. Vete a saber si no conocerá a alguna enfermera en el hospital. Ya se sabe que la vida nos conduce por caminos misteriosos, con o sin GPS.
EliminarOtro beso grandote para ti.
Para que el lector siga pensando está el final de tu relato abierto a la imaginación. Así ha de ser. Saludos.
ResponderEliminarHola, Anna, qué alegría verte por aquí.
EliminarNo siempre va a tenerlo todo tan fácil el lector, a veces debe trabajar un poquito.
Saludos y, ya sabes, encantado de seguir tus letras.
Celebro una vez más, Ángel, tu puntual aparición en esta/nuestra página. Y una vez más, también, con un nuevo microrrelato que impacta por cuanto dejas abierta la resolución del mismo y nos mantienes en vilo en esas cincuenta y preceptivas palabras.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" (que también es preceptivo) y mi enhorabuena por tu historia.
Un abrazo, amigo.
Si un día faltasen tus esperados comentarios perderíamos mucho, pero sería peor aún dejar de leer tus relatos algún mes.
EliminarMuchas gracias, José Antonio. Un abrazo
Una historia encajada entre una insoportable deseperación bañada en alcohol y un inminente desenlace que una máquina sólo consigue empeorar.
ResponderEliminartecnología vs humanidad. Problemas vs alcohol. Huía vs velocidad. Varios enfrentamientos en tu historia que, para mí, llevan a un claro final.
He disfrutado con tu relato Ángel. Como siempre perfectamente elaborado.
Un abrazo
La desesperación, la soledad, y la moderna tecnología que, por poderosa que sea, no puede arreglar todos los problemas, algunos, tan antiguos como el hombre.
EliminarMuy agradecido por tu análisis, Antonio.
Un abrazo
Es posible que me equivoque pero yo veo un micro cargado de humor. El protagonista está tan borracho que le da la “brasa” a la voz sensual del gps porque en ese momento no tiene a mano la típica farola a la que agarrarse y decirle cuánto la quiere. Creo que el final va a ser lo menos gracioso. Me ha gustado mucho, Ángel. Un saludo.
ResponderEliminarNo te equivocas. Sí que contiene humor este micro, aunque también pueda verse, al mismo tiempo, en tono dramático. Me gusta mucho el símil que haces entre la farola y el GPS, menos peligrosa la primera, y más clásica. Efectivamente, el final, a no ser que este hombre perdido rectifique en el último momento, en principio no apunta nada bien.
EliminarUn saludo y muchas gracias por comentar
Muy buen relato.Llevas razón, yo a Marta -así le llamo a la voz de mi TomTom- siempre la notaba un tanto fría y distante conmigo.
ResponderEliminarLo achaqué a que quizás estuviera enamorada de otro.
Ella se lo pierde.
Magnífico relato amigo Angel. Nunca me decepcionas.(No me ocurre lo mismo con Marta, la tonta del TomTom)
Un abrazo.
Si esa tal Marta no te hace el caso que mereces es que funciona de forma muy defectuosa y merece ser desconectada de tu vida. Estoy contigo, no sabe lo que se pierde la muy inconsciente.
EliminarGracias, Isidro, siempre con tu buen humor sanote.
Un abrazo, artista
La voz fría del gps Jajaja XD. Muy bueno Ángel. Espero que sobreviva, aunque deformado o con algún miembro de menos y haga una organización secreta y conspirativa contra la tecnología, en plan serie de ciencia ficción ochentera Jajaja ese es mi propuesta de final.
ResponderEliminarMe parece muy imaginativa tu propuesta de final, un ciudadano corriente que termina por ser el alma de una organización secreta, en un entorno de ciencia ficción. La idea la tenemos y ahí queda, ahora que se fije algún productor en esta idea y triunfamos.
EliminarGracias y un abrazo
Ángel, quiero ser positivo y pensar que, al final, gira a la derecha, ya que percibe un atisbo de humanidad y empatía en la voz. Con una sonrisa nos reflejas la incomunicación y la soledad del ser humano. Un abrazo.
ResponderEliminarPensemos que hace caso a esa voz, que aunque grabada, al ser femenina ha de ser por fuerza también sabia. Deseemos que después conozca a otra voz, femenina también, pero asociada a una persona real, que en realidad es lo que parece que le hace falta. La soledad cuando viene impuesta, es terrible; por suerte, el humor todo lo puede suavizar.
EliminarUn abrazo, Salvador
No es tu caso, Ángel: tú nos orientas con sobria precisión desde la primera palabra de tu relato y, a medida que avanzamos y cogemos velocidad, los sentidos se inflaman de vértigo. E incertidumbre. ¡Buen final!
ResponderEliminarContigo sí importa lo que dices y cómo lo dices y así no hay forma de perderse.
Un abrazo.
No conozco las motivaciones de los demás,como tampoco me atrevo a decir que estoy siempre perdido, pero sí que puedo afirmar que, en mi caso, escribir viene a ser un GPS que me ayuda a encontrarme un poco a mí mismo. Muchas gracias, Margarita, tu rica personalidad y el buen hacer rebosan en todo lo que escribes, incluido este comentario.
EliminarUn abrazo
Un hombre enamorado y luego desilusionado de la tecnología. Un hombre que finalmente termina destruido por ella. Casi parece ser la historia del hombre moderno. Creo que estamos todos un poco perdidos en esta época. Espero que no terminemos igual que tu protagonista. Pero lo dudo. Me gustó mucho mucho tu relato.
ResponderEliminarSaludos.
Las creaciones humanas son útiles, pero si las vemos como algo más que un simple instrumento de ayuda, hasta el punto de implicarnos emocionalmente, es que tenemos un problema.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Sandra. Saludos también para ti.
Muy bueno, Ángel.
ResponderEliminarEn el fondo, creo que tu personaje se rebela contra la sobredosis de información de nuestros días; aunque, para darse valor, haya tenido que tomarse unos traguillos. ¿Cuántos hay en el mundo que sientan durante horas ante el televisor (o el ordenador) esperando instrucciones? O cuando viajamos, solemos sacrificar la belleza del paisaje en aras de la velocidad. Yo, como el protagonista de tu historia, también quiero tomar el volante de la vida y mantener las ruedas sobre mi camino.
Un abrazo.
Tu interpretación es totalmente válida, además de original, Vicente. Algunos parecen necesitar que alguien les dirija de forma constante, no son capaces de buscar y seguir su propio camino. El problema radica en querer que todo sea fácil, cuando no lo es.
EliminarGracias por tus palabras, que aprecio y valoro, y otro abrazo para ti
Muy solo debe encontrarse tu protagonista si intenta mantener una relación con un GPS. O quizás sea un Quijote moderno en un momento de lucidez.
ResponderEliminarEn todo caso, una vez más, un buen retrato de un pedazo de vida.
Abrazos, Ángel
Si estar lúcido supone hablar con una máquina y esperar a que nos oriente y acompañe, pero no sólo en la ruta de carretera a seguir, sino en el día a día con todos sus pormenores, me apunto de cabeza a la divina locura del manchego, que seguro que sabe guiar mucho mejor.
EliminarMuchas gracias, Carles. Pese a los calores, espero que estés pasando un buen verano.
Ahí van mis abrazos también
Yo creo que la carrerera sigue recta. Tambien creo que la voz del tom tom esta compinchada con la desilusion de tu protagonista por eso le manda hacia la derecha, hacia el final. Gracias por regalarnos tus relatos llenos de vida.
ResponderEliminarPodría ser así como dices y bien empleado le estaría, por seguir a una máquina a pies juntillas, por dejarse vencer sin resistencia y no sobreponerse.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario y un saludo
Mi final abierto es tan cerrado como el tuyo. Dejas muy clara la decisión del conductor... desbarrancarse (no existe esta palabra, pero me entiendes) por el precipicio.
ResponderEliminarLa única opción que te dejo es que su GPS natural estuviese equivocado a causa del alcohol y dejase el verdadero precipicio dos curvas más atrás y que este fuese un escaloncito que le rompiese los bajos del coche solamente.
Un abrazo MAESTRO.
Lo bueno de las interpretaciones es que hay tantas como personas, donde algunos han visto un claro final abierto, otros habéis apreciado una evidente actitud kamikaze. En lo que creo que todos coincidimos es en la posibilidad de que al final pueda salvarse; en el fondo, pese a su talante algo suicida, y a su tendencia al alcohol, parece que ha caído bien el personaje.
EliminarSi "desbarrancarse" no existe habría que inventarla, una palabra llena de fuerza y claridad. Cuando te nombren miembro de la Real Academia Española de la Lengua puedes proponerlo para la siguiente revisión.
Gracias por tu comentario y por tu abrazo, Salvador; yo te mando otro fresquito.
En un estilo confesional nos presentas a tu protagonista en sus últimos momentos de vida, casi como si de una carta de despedida se tratara. Yo veo un final cerrado y trágico en ese barranco por el que se precipita su angustia. La fría voz enlatada ya de poco le servirá.
ResponderEliminarMagníficamente contado, Ángel.
Un abrazo.
Si hacemos caso a uno de sus últimas frases: "el precipicio hará el resto", parece evidente que el final trágico está servido, diga lo que diga la voz grabada, que no va a impedirle la acción, pues no está programada para eso. Debería abrir un documento Excel con dos columnas: "Final abierto" y "Final cerrado", a ver que sale al final. A ti, María Jesús, te pongo en el lado de la derecha y te agradezco mucho el comentario, al tiempo que te envío un abrazo
ResponderEliminarPobre hombre, me ha recordado al protagonista de la película "Her", enamorado de su móvil de ultimísima generación.
ResponderEliminarEspero que en el último segundo se arrepienta y decida cambiar su GPS por una copiloto de carne y hueso.
Un saludo
El ordenador dela película "Her", ambientada como está en un futuro, aunque sea próximo, es muy completo, tanto que hasta parece tener alma y sentimientos, que no es el caso de un navegador GPS, limitado a indicar direcciones. Me alegro de que te unas a los que quieren que se arrepienta y tenga en su vida una compañera real.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario y un saludo
Tu micro me ha hecho recordar el capítulo de “The Big Band Theory” en el que uno de los protagonistas, cuya extrema timidez le impide hablar con mujeres a menos que esté algo bebido, se enamora del asistente de voz de su nuevo móvil.
ResponderEliminarMe ha gustado cómo has reflejado esa soledad que algunas personas padecen a pesar de rodearse de los últimos avances tecnológicos: ciertos huecos jamás podrá ocuparlos una máquina por muy sofisticada que ésta sea. Una vez más nos has regalado un excelente relato que nos hace reflexionar y no sólo por ese final abierto.
Un abrazo, Ángel.
Veo poca televisión, pero has mencionado una serie que, posiblemente, seguiría en el caso de seguir alguna.
EliminarEstoy de acuerdo contigo, no se puede dar tanta importancia a la tecnología por mucho que se la ensalce, a las relaciones humanas nunca las sustituirá una máquina.
Gracias, Fina. Un abrazo
Tus palabras las leo en blanco y negro, tal como si fuese una película de Tarantino, tu imagen tiene textura y olor a alcohol, drogas y sexo: combinación mortal.
ResponderEliminarTarantino a unos les gusta mas y a otros menos, pero hay algo que no se le puede negar: originalidad y audacia, así que me siento muy honrado con la comparación.
EliminarMuchas gracias por tus palabras y un saludo
Por lo visto este hombre lleva demasiado tiempo perdido. Seguramente el médico también le ha recomendado corregir algunos hábitos y él le ha hecho el mismo caso que en esta ocasión al gps. Soledad, incomunicación, problemas de todo tipo... decadencia y deriva como resultado. Antes de llegar al extremo que anticipas debería haber descansado un poco en un área al efecto. Luego, tras tomar un café, quizá todo hubiera pintado diferente.
ResponderEliminarEstupenda historia, Ángel, con esa imagen final de un coche perdiendo contacto con el suelo, verdaderamente inquietante.
Enhorabuena y un fuerte abrazo.
Enrique.
En contra de lo que puede parecer a veces, las cosas raramente se improvisan. Una decisión sorprendente suele ser el resultado de unos condicionantes que quizá se han ido rumiando a lo largo de mucho tiempo. La brusquedad, las decisiones drásticas, los volantazos, pueden tener consecuencias tremendas, que tal vez podrían evitarse con un poco de reflexión interior en un área de descanso, como bien dices, y entiéndase ésta en sentido amplio.
EliminarSea lo que sea, cuentos o comentarios, tus letras siempre merecen la pena, Enrique, honran lo que tratan o tocan.
Un abrazo
Muchos reniegan, pero la tecnología es nuestra aliada e indudablemente ha mejorado nuestras vidas: debemos aprender a vivir con ella. Ángel, en tu mi-crorrelato nos trae a un personaje que no asume sus responsabilidad, creo que el que ha fallado es él, no el GPS.
ResponderEliminarUn relato muy bueno, como siempre, hay profundidad en tus historias.
Saludos.
La tecnología nunca tiene la culpa; en este caso, el aparato en cuestión se limita a ayudarle para que no se pierda en la carretera, el problema es que, envenenado como está de soledad, cree ingenuamente que ese ingenio que habla puede solucionarle sus carencias.
EliminarMuchas gracias Beto. Saludos también para ti
Ay, Ángel... Si es que es mejor humanizarlo todo. Los aparatos, las desilusiones, la vida. Y seguir el instinto, que, a veces, lo pasamos de largo en las rotondas y conviene escuchar a nuestra vocecita interior y seguir la dirección del viento hasta la siguiente parada.
ResponderEliminarSi te sirve, yo a mi navegador le he puesto nombre. Se llama Madeleine y me gusta hacerla rabiar y llevarle la contraria para que me diga eso de "Dé la vuelta, si es posible" y no hacerle ni caso.
Un beso, un montón de abrazos y un coscorrón.
Me alivian tus palabras. Pensaba que sólo me ocurría a mí. Sin ir más lejos, le tengo un cariño especial a mi cámara de fotos, y eso que no habla. Los humanos acabamos por humanizar todo, le ponemos un nombre de chica a una cascada, por ejemplo, somos así.
EliminarMe quedo con todo, beso y abrazos, pero sobre todo con el coscorrón, porque sé que es fruto de la confianza y la cercanía, y eso me gusta mucho.
Besos, abrazos y los más afectuosos coscorrones para ti también
Sublime Angel. Ese corte inesperado de la realidad por la implacable e indolente voz del navegador, q nos saca de golpe del drama interior q vive. A mi me deja perpleja con que alegria te dice "se ha perdido la señal gps", como si te comunicara q te ha tocado la bonoloto....😧😧. La tecnologia interrumpe hasta los momentos mas intimos. 😘😘
ResponderEliminarEsa tecnología creada para ayudar y que sin duda cumple muchas veces su cometido, pero no es la panacea. Que nunca perdamos el contacto humano. A mí lo que me parece sublime es tu comentario.
EliminarAgradezco mucho que te hayas pasado por aquí y me gusta tu fotografía (creo que es la escalera del Caixafórum de Madrid) que quiero ver como un camino sin fin en el que se puede tener la suerte de encontrar personas como tú.
Un abrazo grande
Buena apuesta, suerte Ángel.
ResponderEliminarHabitualmente, en mi día a día, suelo perderme por desorientación natural, quizá por eso pensé en un GPS con voz sugerente y lo vestí de personaje de microrrelato.
EliminarMuchas gracias por pasarte, Rosy. Un abrazo