Perfección
"La perfección no existe", dijo aquel hombre alado, abriéndole la puerta. Ella recién lo sabía: se lo habían enseñado las incontables cicatrices en su cuerpo, en cada cirugía, buscando ser cada día más bella.
En la última se había quedado dormida, eternamente. Con la cabeza baja, entró entonces al cielo.
En la última se había quedado dormida, eternamente. Con la cabeza baja, entró entonces al cielo.
Muy bien contada, con buen estilo, Miguel, esta triste historia. En cuanto a la enseñanza que ofrece, a veces no basta con ser consciente de ello.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Enrique.