Premio Nobel
Era un sobre negro, regio, brillante como el raso y rematado con un imponente sello de lacre. Incómodo por carecer de abrecartas, recurrió, tembloroso, al más afilado de sus cuchillos. A su edad ya sólo esperaba dos cartas. No era el Nobel. Esta vez, la Muerte ganaba la disputada carrera.
Ramón: tu relato, además de ser bueno, tiene una impecable escritura. Bienvenido. Gran estreno.
ResponderEliminarSaludos.
Pablo
Bienvenido Ramón, entras pisando fuerte, te felicito por este brillante estreno.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
¡Bienvenido Ramón!
ResponderEliminarMe ha gustado tu micro, suerte ;)
¡Qué bien, Ramón, que hayas decidido pasarte por aquí!
ResponderEliminarConfío en que a nosotros nos lleguen más cartas con tu nombre en el remite y con todos los colores que imprimen tus letras.
Un cordial saludo.