Tutela oportuna
Mala suerte, no pudo ser. Lo teníamos todo preparado para aquella cena que iba a ser memorable, pero las circunstancias trastocaron nuestros planes. Los funcionarios de Servicios Sociales se presentaron a media tarde y se lo llevaron. Ya no fue lo mismo, tuvimos que conformarnos con tomar solo la guarnición.
Menos mal que llegaron los de Servicios Sociales. Lo que no sé es cómo la Guardia Civil no se llevó también a esos padres antropófagos.
ResponderEliminarHumor negro del bueno, del que dice sin decir. Cuánto sabes, Rafa.
Igual hasta publico el comentario antes que el gran Pablo, no sé, no sé.
Un abrazo (esta vez te lo digo yo y con toda razón): ¡Maestro!
Los piropos de los amigos son menos piropos pero más amigos. No sé si me explico. Pero que gracias, Ángel, que tus comentarios siempre animan.
EliminarAbrazos.
Más que oportuna la tutela, pobre criatura en manos de esos progenitores caníbales.
ResponderEliminarUn beso Rafa.
Malu.
Pd. Yo por una vez también he comentado antes que Pablo ... jajaja ...
Si el niño estaba como para comérselo ya es una atenuante.´
EliminarGracias, Malu.
Un beso.
Rafa, vaya imaginación para presentarnos siempre una historia diferente con una trama normal en apariencia y un final sorprendente teñido de humor.
ResponderEliminarUn saludo.
Pablo.
P.D. estoy perdiendo facultades: en el anterior relato se me adelantó Belén y ahora Ángel y Malu.
Tendré que adelantar el reloj ; )
Saludos a ambos también.
Pablo, Pablo... que te me duermes en los laureles! jejeje!
EliminarYa nos hacías pensar que estabas de vacaciones.
EliminarGracias, Pablo.
Un abrazo.
Vacaciones en Agosto pero desde el móvil seguiré al pie del cañón ;-)
EliminarMe queda una duda, Rafael: La guarnición ¿en qué consistía?
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" porque este relato, de humor negro y cierto toque siniestro, es de los que... me gustan de verdad.
Un saludo muy cordial.
Bueno, al gato ya no se le ha vuelto a ver desde esa tarde.
EliminarCelebro que te haya gustado, José Antonio.
Un abrazo.
Un 50 con un valor de 100. Buenas letras y buen humor. Tus historias siempre originales y tus finales sorprendentes. Vamos como para comerte enterito con guarnición incluida..jajajja...
ResponderEliminarUn beso.
Los niños están más tiernos y sabrosos, yo solo pretendo deleitar escribiendo.
EliminarGracias por tus comentarios, Mº Belén.
Un beso.
¡Muy bueno! me ha encantado :)
ResponderEliminarFeliz de que te guste.
EliminarUn beso.
Padrino, como siempre, espero ávido tu mensual relato.
ResponderEliminarPadrino, como siempre, degusto tu original y humorístico relato.
Padrino, como siempre, envío un abrazo y un me gusta.
¡Eres grande!
Ahijado, si supieras que fuiste tú en la pila de bautismo quien me inspiraste este cuento. Y es que estabas para comerte! jajajaja
EliminarAbrazo, Isidro.
Genial ese toque de humor negro, me tiene totalmente enganchada porque no es nada fácil lograrlo sin caer en lo facilón. Ole, maestro Olivares. Un abrazo y felicidades por este relatazo.
ResponderEliminarGracias, Belén. Parece que ahora está siendo denostado el humor negro, pero más por esas "gracietas tuiteras" que tienen más de negro que de humor. Genial encontrar lectores que lo saben paladear.
EliminarUn beso.
Menos mal que aquellos funcionarios no se quedaron a degustar un poco.
ResponderEliminarSe ve que como ya presumían que iba a escasear la materia prima, no les invitaron a quedarse.
EliminarGracias, Ricardo.
Rafa, original y terrorífico relato, que nos deja una sonrisa nerviosa y la desazón de saber que estos caníbales, seguro, no pasarán hambre. Un abrazo.
ResponderEliminarSeguro que no les faltaría algo que llevarse a la boca. Se ve que no eran muy exigentes en el menú.
EliminarGracias, Salvador.
Un abrazo.
Perpleja y fascinada me dejas con tus historias. Y siempre una sonrisa final.
ResponderEliminarHaces que parezca fácil.
¡Enhorabuena!
Un saludo.
Es fácil con lectores tan agradecidos como tú.
EliminarGracias, Margarita.
Un beso.
¡Ahhh, me río y lloro al mismo tiempo! Y además me acuerdo de los niños envueltos. No sé si allá existe esa comida, pero en Argentina, sí y siempre me pregunté por qué le habían puesto ese nombre. Creo que encontré la respuesta en tus protagonistas, que al final se quedaron con las ganas, pero seguro que el nombre se lo pusieron ellos. Muy divertido. Y aterrador.
ResponderEliminarUn saludo.
No, no había oído lo de niños envueltos. Quizás en un rollito de hojaldre pueden quedar muy bien.
EliminarGracias, Sandra.
Un beso.
Ya se sabe, cuando son pequeños, los niños están para comérselos, y cuando son mayores, te arrepientes de no habérselo comido.
ResponderEliminarY luego estos de servicios sociales, que ni comen ni dejan comer.
¡País! que diría Forges.
Saludos, Rafa.
Estos se van a arrepentir de no haber adelantado en un día la cena.
EliminarGracias, Carles.
Abrazo.
Original y sorprendente y hasta divertido, si cabe. Cosa nada fácil.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Rafa!
Un saludo
Gracias por tanto adjetivo positivo, Mª Jesús.
EliminarUn beso.
¡Qué barbaridad, presentarse sin previo aviso! Muy bueno el micro, Rafa, consigues descolocar, al final no sabes si echarte a reír o a gritar. Un saludo.
ResponderEliminarQué forma de fastidiar una cena familiar ¿verdad?
EliminarGracias Matrioska.
Saludos.
Me ha encantado, Rafa. Soy nueva en esta página, y me he detenido en tu micro, muy original y con su puntito de morbosidad, presentada de forma muy apetitosa. Como el manjar que esos padres se quedaron sin degustar...
ResponderEliminarEsto me ha llevado a leer tus micros ya publicados, que no desmerecen en nada a este. Me encanta "Putijobs".
Un saludo.
Bienvenida, Asunción. Por aquí anda gente que escribe muy bien y los demás intentamos seguirles los pasos. Verás como te enganchas.
ResponderEliminarUn honor que hayas repasado "mi obra".
Un beso.
Hay que escribir muy seriamente para que estas cosas poco serias tengan gracia, y tú lo consigues siempre sobradamente. Desde luego que es una alegría leerte. Enhorabuena y un abrazo, Rafa.
ResponderEliminarEnrique.
Gracias, Enrique. Solo se intenta y a veces sale.
EliminarUn abrazo.
“Cuando servicios sociales se llevó a su hijo, Hannibal Lecter no pudo cenar”.
ResponderEliminarRafa, admiro tu capacidad para crear historias tan singulares, pura imaginación. Te dejo un me gusta.
Saludos.
Hay mucho Lecter suelto. Gracias, Beto, por tus palabras.
EliminarSaludos.