Vaticinio
Le predijeron que moriría el día que hallara al amor de su vida. Así que decidió aislarse, jamás se enamoró, dejó pasar sus mejores años en soledad.
Su última visión, horas antes de morir, solitario y envejecido en aquella cama de hospital, fue del inolvidable rostro de aquella hermosa enfermera.
Su última visión, horas antes de morir, solitario y envejecido en aquella cama de hospital, fue del inolvidable rostro de aquella hermosa enfermera.
¡A quién se le ocurre querer luchar contra el destino! ;) Me ha gustado.
ResponderEliminarUn saludo, Daniel.
Cierto es, que cuando se ama parte de uno muere.
ResponderEliminar¡Toma! ¡Y sacrificó toda una vida por un vaticinio! Faltaría un "la" entre "fue" y "del", pero semejante nimiedad no desmerece el relato.
ResponderEliminarSuerte, David.
Algunos vaticinios son ineludibles. Buen juego, buena propuesta.
ResponderEliminarSaludos.
Tonta manera de desperdiciar toda una vida. Buen micro, Daniel. Un saludo.
ResponderEliminarMirándolo por el lado bueno, podríamos decir que burló ese fatal destino todo lo que pudo. En cualquier caso estas situaciones que se crean a partir de vaticinios resultan casi siempre paradójicas.
ResponderEliminarEnhorabuena, Daniel. "Me gusta". Impecable tu forma de escribir.
Saludos.
Enrique.