Casi todo perfecto
La música invitó a los asistentes a levantarse para verla desfilar por el largo pasillo, aplausos y fotos a su paso.
Ya en la calle lo buscó entre la multitud y le bastó una mirada fugaz para reconocer su error, mientras se sacudía los granos de arroz del vestido blanco.
Escrito por Asun Paredes
Ya en la calle lo buscó entre la multitud y le bastó una mirada fugaz para reconocer su error, mientras se sacudía los granos de arroz del vestido blanco.
¡Qué poco le ha costado reconocer a un trepa!, el famoseo, que engancha mucho.
ResponderEliminarMuy bueno, Asun.
Saludos.
Gracias por tu comentario, Rosy, aunque la idea que yo quería trasmitir no es la que tú has captado. Me alegra que pueda haber más interpretaciones, creo que lo enriquecen, así que gracias de nuevo.
EliminarSaludos.
¡Grande, Asun! Que bien has separado las dos partes del micro dibujando una idílica escena primero y, tras dejar la fotografía de una boda feliz, una segunda parte en la que, con arroz incluido (me encanta ese detalle), con una mirada se produce un gorro de 180 grados en la historia.
ResponderEliminarNo sabría decirte si tu protagonista se dio cuenta pronto de su error, o demasiado tarde.
Un fuerte beso.
Pablo.
Me alegro mucho de que te haya gustado, Pablo. Yo creo que se ha dado cuenta demasiado tarde, pero es que las últimas semanas ha estado tan ocupada con el vestido, las invitaciones, las flores y demás banalidades que no se ha parado a mirar a su alrededor. Eso pasa por dejar lo importante para última hora.
EliminarUn beso.
Puse gorro? Jajaja, quise decir giro.
EliminarLlevas razón, a veces lo importante se aparta para dar paso a las banalidades, y luego pasan estas cosas.
Otro besote.
Pablo
Sólo dos frases y un montón de vida condensada en ellas. Por qué se casó, quién es él, ¿y él? Preguntas del pasado e incertidumbre sobre un futuro que se presume aciago.
ResponderEliminarProvocas emociones totalmente dispares en cada parte: me has levantado de la silla mientras aplaudía al ritmo de los acordes y me desgañitaba gritando ¡guapa! sobre el ruido de los flashes y, de repente, me he quedado muda y la música ha ido perdido revoluciones hasta convertirse en un golpeteo sordo y doloroso.
Y, por supuesto, esa sorpresa final: no es un desfile de moda, no es una alfombra roja, ¡es el pasillo de una iglesia! Y una novia que se casa ¿por desamor?
Me ha encantado, Asun.
Un beso
Muchas gracias, Margarita. No sabes cómo me alegro de haberte hecho sentir esas emociones con mi micro, con lo bien que escribes. Si hasta tus comentarios desprenden poesía, y da gusto leerlos, campeona.
EliminarY no te preocupes por la novia, que ese error que acaba de cometer se puede corregir, de los fallos también se aprende.
Quizás dentro de poco estemos invitados a otra boda, menos glamourosa pero con una novia enamorada de verdad.
Besos.
Lo que en principio puede parecer una parodia de la realidad, posiblemente no se aleje demasiado de esta. Nuestras vidas corren el peligro de ser tan superficiales que no nos percatemos de lo que de verdad importa, incluso en un asunto tan decisivo. Yo, la verdad, una vez me equivoqué de boda, pero iba de invitado. En tu caso, pienso que se trata más de una revelación que de otra cosa. No creo que sea tarde todavía. Faltaría más.
ResponderEliminarMuy bueno, Asun, naturalmente.
Enrique.
Un fuerte abrazo.
EliminarGracias por tu comentario, Enrique.
EliminarYo creo que esta recién casada entre tanto detalle esplendoroso en busca de un día perfecto, acaba de darse cuenta de lo vacía que resulta toda esta parafernalia si no se cuenta con los sentimientos. Ha bastado un simple cruce de miradas con la persona adecuada para tirar por tierra todo lo demás. Afortunadamente, aún no es tarde para rectificar.
Me lo imaginé todo, lo vi todo perfectamente como si estuviese mirando un película. Me encantó la idea y cómo la contaste.
ResponderEliminarUn beso, Asun.
Gracias, Sandra. Un beso.
EliminarUna boda en la que todo está organizado para que se convierta en un día especial, todo es perfecto… salvo el novio. Muy bien contado, Asun. Un saludo.
ResponderEliminarDicen las malas lenguas que la chica dedicó más tiempo a elegir las flores del ramo que al novio. Y luego pasa lo que pasa.
EliminarUn saludo.
Muy bueno, Asun. Un poco de música y un pasillo entre miradas te han bastado para hacer que nos asomemos a la amargura del arrepentimiento.
ResponderEliminarUn relato de una sencillez tan aplastante como tu magistral exposición.
Enhorabuena.
Un saludo
Muchas gracias por pararte a leerme y por tu comentario, Antonio B. Es Un triunfo para mí que te haya gustado, genial pintor de pecados capitales. Me pregunto cual habrá sido el de esta chica, quizá lujuria hacia su actual marido que parece modelado a golpe de gimnasio, pereza al no tomar la decisión de cambiar de pareja, o quizá gula (ya tiene el primer plato servido pero se le hace la boca agua pensando en el segundo).
EliminarUn abrazo.
Quizás es que es cierto el dicho: "De todo se cansa uno" jejeje! eso me dijo un amigo cuando le pregunté a la salida de la iglesia.
ResponderEliminarNi que decir que lleva divorciado muchos años.
Buen relato. Un abrazo.
Si, Isidro, como decía Woody Allen: "algunos matrimonios acaban bien, otros duran toda la vida".
EliminarUn abrazo.
Genial la fuerza de un sentimiento tan trágico en sólo 50 palabras. Me encanta.
ResponderEliminarGracias, Carmen. Saludos.
EliminarCuando el sí es ya una realidad la mente se relaja y se puede mirar con perspectiva al futuro, un futuro en el que no está su incipiente marido. Les espera un banquete con tintes de despedida. Me ha gustado mucho, Asun. Un abrazo.
ResponderEliminarPuede que incluso la novia abra el baile con un chico en vaqueros y con una camiseta negra con el logotipo de un grupo de heavy metal a la espalda al que nadie recuerda haber invitado. Quizá incluso se vayan luego juntos al estilo de "El graduado".
ResponderEliminarUn saludo y gracias.
Pues a mí este micro me sugiere la primera escena de una comedia romántica y me encanta. Me encanta la historia y cómo nos la has contado, Asun.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Fina. Celebro que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Nunca es demasiado tarde para rectificar, aun habiendo llegado a ese extremo que relatas. El cruce de miradas quizás les haga reaccionar, y a partir de ahí la historia pueda dar un giro radical. Que sean valientes, que se sacuda ese arroz rápidamente y que corra a los brazos del otro. Que los fotógrafos tomen buena cuenta del suceso y que triunfe el amor antes que la infelicidad aceptada. ¿O no?
ResponderEliminarGenial, Asun, me ha encantado la escena.
Por supuesto, Mª Jesús, lo primero siempre debe ser el amor. Y si han tenido que llegar a este momento crítico para darse cuenta, bienvenido sea. Más vale tarde que nunca.
EliminarUn beso.
Buenísimo, qué bien has contado la historia. He podido ver esa mirada fugaz e incluso me ha caído algún grano de arroz.
ResponderEliminarFelicidades, te mando un beso Asun.
Malu.
Gracias, Malu. Me alegro mucho de haber captado tu atención y de que te hayas acercado a mirar esta escena, lo suficiente para que te llegue a caer encima un poco de arroz.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Asun.
ResponderEliminarBuenísimo relato. Enhorabuena. Me ha encantado.
Un abrazo.
Muchas gracias, Gabriel.
EliminarUn abrazo.
Asun, cuando acabé el primer párrafo pensé que se trataba de un pase de modelos, no de una boda, y fue cuando leí lo de los granos de arroz que me di cuenta. De todos modos, ya fuese una boda o un pase de modelos, la mujer sintió el error dentro de sí al cruzarse su mirada con la de la otra persona, y eso se traslada al lector con toda su ansiedad y con el deseo de poner remedio, o quizá ya fuese tarde para ello...
ResponderEliminar¡Está genial!
Me alegro mucho de haberte "engañado", Marinela. Si me permites el juego de palabras, la que también se ha engañado es la protagonista del micro, por no haber visto antes en los ojos de ese chico lo que ahora se le ha hecho evidente. Yo creo que no es tarde, Marinela.. Vamos a darle una segunda oportunidad, si te parece bien.
ResponderEliminarUn beso.
Que pena darse cuenta justamentexese dia y ademås antes del banquete. Le sentará mal.
ResponderEliminarBuen micro, Asun. Un abrazo.
Muchas gracias, Joaquín.
ResponderEliminarUn saludo.
La gente convierte su boda en un escaparate. Lo cual invita a sospechar q algo esencial falta. Es remediable de todos modos. Me gustaría q se enviase a los invitados una tarjeta de me equivoque en el hombre...
ResponderEliminarMaria Cueto
Buen relato, Asun. Por lo que dice y por lo que no dice.
ResponderEliminarSaludos cordiales.