Destino inesperado
El último día de colegio de los ratones, era tradición que a cada uno le asignasen a un niño de entre seis y siete años de edad. Cada diente de leche es para el egresado el trofeo más valioso. Pero a él le había tocado un abuelito con dientes postizos.
Oh, pobre ratoncito ...
ResponderEliminarEntiendo que es un símil con todos los estupendos estudiantes recién graduados y bien cualificados que se encuentran con un primer trabajo mediocre y mal pagado ... Pero si no es así, corrígeme Sandra, que a mí se me va última últimamente mucho la imaginación ...
Un beso.
Malu.
Me encanta tu interpretación, Malu. Y no estás tan lejos. Al que le ha tocado el abuelito siente que a todos les ha ido bien menos a él. Es su mirada subjetiva, pero seguramente es como tú dices, a todos les va más o menos igual, solo que él no puede verlo.
EliminarUn beso grande y gracias por tu comentario.
Me encanta el relato. Me parece imaginativo y mágico. Y demuestra lo rica que es nuestra lengua común. Me encantó la palabra 'egresado'. Una de las buenas cosas de esta casa es que en cincuenta palabras hay que exprimir el idioma y sacar palabras que nos sirvan para expresar lo que queremos.
ResponderEliminarComo un cuento mágico me parece un relato genial.
Tras leer el comentario de Malu (a veces es bueno no ser el primero ;-)) veo que tiene mucho sentido su interpretación. Me ha gustado mucho, Sandra, tu mezcla de magia e imaginación.
Un beso.
Pablo.
Muchas gracias, Pablo. Qué honor que te haya gustado. Creo que al relato le quedan un poco grandes tus palabras, pero lo bueno es que tan grandes son que lo puedo envolver en ellas y protegerlos de gente como yo, por ejemplo, a quienes no les gusta mucho. El mes pasado lo cambié porque no me convencía. Este mes lo mandé porque no tenía otro y me propuse mandar uno por mes, aunque no sé si lo voy a lograr.
EliminarUn besote.
PD: ¡Qué curiosidad me causó tu comentario con respecto a la palabra 'egresado'! En Argentina es muy común. ¿Cómo le dicen en España?
En España, para alguien que acaba el curso se utilizan palabras como: titulado, diplomado, licenciado...dependiendo del grado que acabes. Como puedes ver, o yo así lo veo, el castellano hablado en España es más pobre que el que se utiliza en Argentina, donde se usa un vocabulario más rico, claro, que soy subjetivo porque soy un enamorado del trato del castellano en tu país, tanto escrito como hablado. Ese acento es el que hace más bello el castellano. Tengo un amigo de Buenos Aires y nunca me canso de escucharlo. Tampoco me canso nunca de escuchar mis discos de 'Les Luthiers': tanto por su acento como por su ingenio. Ni de leer a Sábato (mí favorito), Cortázar(y su rayuela llena de jazz), Borges (y sus cuentos metafísicos) Bioy Casares (gran discípulo del anterior), Fontanarrosa (su humor y sus relatos de fútbol) ... Vos tenés un país muy especial.
EliminarMe alegro que hayas enviado tu relato. A mí me ha gustado mucho.
Un beso.
Pablo.
P.D. la que he liado por aquí, Álex. Cada vez que ponía un comentario tenía una errata. Gracias de antemano por tu escoba mágica.
Saludos a ti también.
¡Me lo has puesto todo perdido! ;-)
Eliminar¡Ah! ¡mira! nunca se me hubiese ocurrido 'titulado' o 'diplomado'. Yo creo, al revés que vos, que el español de España es más rico y más lindo. Además me gusta que usen 'tú' y 'vosotros' en lugar de 'vos' y 'ustedes'. También me encanta el acento que tienen.
EliminarQué bueno que te guste Les Luthiers, son muy ingeniosos. Y los escritores que has nombrado son geniales. Mi preferido también es Sabato.
Por mi parte, de los artistas españoles me encantan Mecano (atraso un poco en música y en todo en general...) y por supuesto Serrat que compone, interpreta y musicaliza maravillosamente.
Volviendo a los relatos, está bueno exponerlos al juicio de la gente porque es difícil saber si un cuento propio está bueno o no. Y así, más o menos, uno se va dando una idea. Por eso, gracias por decirme lo que te ha parecido.
Te mando un beso grande y otro para Álex y su 'escoba mágica'.
Metáforas aparte, me ha parecido un cuento tan tierno que me dan ganas de adoptar a ese ratoncito, aunque en casa pocos dientes de leche encontraría. Genial, Sandra. Me ha gustado y mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Fina, ¡qué amable eres al querer adoptar al ratoncito! Estoy segura de que estaría encantado porque aunque no haya dientes de leche, hay mucha calidez en tus palabras y eso no se reemplaza con nada.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un besote.
Hola, Sandra. Me ha gustado mucho tu cuento y da para mucho, como muestra la interpretación de Malu.
ResponderEliminarY me gusta que a pesar del inesperado desenlace por el ratoncito, éste no muestra decepción. Y es bonito pensar que también un abuelo pueda recibir la visita del ratoncito Pérez.
Por lo demás, también tengo algún amigo porteño y aunque no es de Buenos Aires, me encanta Fito Páez.
Saludos cordiales
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarQué alegría que te haya gustado, Notincgas. Es cierto, no había pensado en que está bueno que un abuelito pueda recibir su visita. Me encanta que me lo hayas hecho notar. Gracias!
EliminarQué bueno que te guste Fito, a mi también me encanta, y además Charly García!
Un beso.
La vejez, en cierta medida, es una vuelta a la niñez, por lo que la magia y la imaginación también están presentes. Lo único que no veo claro es que va a necesitar la ayuda de algún transporte, jajaja. Original, tierno y encantador, Sandra. Un abrazo.
ResponderEliminarQué linda idea la de volver de viejo a la niñez. Y si no tiene dientes para darle, al menos tendrá historias para contarle. Muchas gracias por tu comentario, Salvador.
EliminarOtro abrazo para ti.
Hola Sandra.
ResponderEliminarPobre ratoncito tu protagonista. Empieza su vida laboral no con lo que esperaba ni para lo que se había preparado. Por desgracia, cuántas similitudes con la actualidad.
Me gusta mucho tu relato.
Felicidades.
Un abrazo.
Así es, Gabriel. Como bien dices, al ratoncito le ha tocado vivir una realidad que no era la que esperaba. Igual que a tantos de nosotros.
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado.
Gracias por pasarte y comentar.
Un beso.
Y para colmo... el abuelito tenía un gato :p!
ResponderEliminarBuen micro cuento! :)!
Pobre ratoncito, si creía que nada podía salir peor, ¡ahí estaba el gato hambriento!
EliminarGracias, Paste, por tu comentario y tu final aterrador.
Un beso.
Es que está la cosa mal en todos los sitios, hasta para los pobres ratones. En este caso supongo que será por la falta de natalidad. Muy simpático relato, Sandra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enrique.
Muy buena explicación la falta de natalidad. No lo había pensado.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Enrique.
Abrazo.
PD: Me encantan todas las cosas que, entre todos, me hacen ver del relato.
Pobre ratón, no sé si habrá sindicato de ratones al que pueda quejarse, aunque quizás de poco o nada sirviera, porque los tiempos que corren no son buenos para casi nad ni nadie.
ResponderEliminarMe ha resultado muy tierno y precioso el relato.
Besos y suerte.
Habría que averiguar si existe el Sindicato de Roedores y si no, mi ratoncito se pondrá en campaña para crearlo. Así, al menos, podrá dejar asentada su queja en algún lado; caso contrario, deberá dedicarse a componer tangos.
EliminarUn beso, Isidro, y gracias por tu comentario y la idea sindical.
Pues sí que fue inesperado el destino de nuestro protagonista roedor... Igual que el de muchos otros, roedores o no, que no encuentran lo que aspiraban encontrar, no se sabe bien si por culpa de ese injusto y arbitrario destino o por un mal funcionamiento del sistema. Porque yo me pregunto, ¿qué hacía un abuelo de dentadura postiza en un listado de infantes entre seis y siete años de edad? Y menos mal que tenía dentadura, porque podría haber sido peor: un abuelo completamente desdentado. ¡Y con gato (como punta Paste Alvarez)!
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", Sandra, y mis saludos más cordiales. ¡Enhorabuena por tan tierno y algo desolador relato!
Sí, seguramente el mal funcionamiento del sistema, donde el desorden y la ineficacia están a la orden del día, fue la causa de ese error que hizo que el pobre ratón tenga que sufrir ese destino inesperado.
EliminarY es cierto que le hubiese podido ir peor con un abuelito desdentado y con gatos. Al menos le queda ese consuelo.
Un beso, José Antonio y ¡muchas gracias por el comentario!
Lo bueno del destino es que tiene algo, o bastante, de inesperado y así no nos queda otra que usar la imaginación en muchos casos, como has hecho tú con este cuento lleno de moralejas.
ResponderEliminarY ya que hablamos de imaginar, cierro los ojos y veo al ratoncito sorprendido en la casa del abuelo que, con una sonrisa pícara, le presenta a su vieja amiga, la ratita presumida. Y el resto...
Un beso, Sandra.
¡Bravo, Margarita! Me encanta que una ratita presumida sea su destino inesperado. Inesperado para él e inesperado para mí que no había pensado en esa hermosa posibilidad de que en casa del abuelito, si bien no encontró lo que buscaba, encontró algo que es mucho más importante y más valioso.<3
EliminarUn abrazo.
Lo interesante del destino es eso, que te puede deparar cualquier cosa. Tal vez, detrás de esa mala suerte que parece haber tocado a tu pequeño protagonista, esté esperándole la mejor de las sorpresas. Me ha gustado mucho. Un beso, Sandra.
ResponderEliminarSeguro que sí, Matrioska. Intuyo que aunque el cuento haya terminado así, la historia continúa y finalmente el ratoncito tendrá, como dices, una grata sorpresa esperándole.
EliminarUn beso grande.
Sencillamente genial... Y no me esperaba el final, que me ha sorprendido de forma muy grata. Te felicito, Sandra.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado, Alma. Muchas gracias por pasarte y comentar.
EliminarUn beso.
Me imagino la sonrisa del abuelito al encontrar bajo su almohada un regalito por la última muela que le sacó el dentista al acomodar la dentadura nueva. Será otro tipo de sonrisa desdentada!
ResponderEliminarCarme.
(ah, Les Luthiers, geniales )
Jajaja, qué imaginación.
ResponderEliminarMe ha gustado, Sandra, gracias por las risas.
Un abrazo
Qué bueno que te haya hecho reír, Rosy. Me pone muy contenta. Gracias por tu comentario.
EliminarUn beso grande.