Encerrona
Pinté la pared de negro y tracé una puerta blanca. Miré por la cerradura: sí, era allí. La empujé, pero no se abrió. Dibujé una llave, la giré y entré. Si en el silencio de la noche oyes una risa, abre la puerta de tu sueño, porque soy yo, esperándote.
Srta Richmond, antes de desconectar temporalmente por motivos estivales-vacacionales-familiares como he anunciado, he pasado una última vez por 50 P y me he encontrado con su relato, circunstancia que ha supuesto una hermosa encerrona. Que sepa usted que si oigo esa risa pienso abrir presuroso la puerta de mi sueño, para comprobar si es verdad que está usted por ahí. De ser cierto, la invitaré gustoso a un heladito, si le parece bien, claro.
ResponderEliminarUn abrazo y buen verano
Y si me río porque has caído en la trampa del lado oscuro? Ja, ja, que no, que ya sabes que soy más buena que el pan con Nocilla.
EliminarDescansa mucho, Ángel, carga las pilas y vuelve con un montón de historias en la mochila.
Besotes para ti y tu familia.
Ole, ole y ole. Mrs Richmond, viva la imaginación. Me ha encantado y yo, al igual que Ángel, estoy dispuesto a cruzar esa puerta para escuchar su risa y más historias tan imaginativas como esta.
ResponderEliminarMe ha vuelto a enamorar sus letras.
Este es otro de los relatos que le viene cierto el 'me gusta' porque 'me encanta'.
Sí me permite, me gustaría desde aquí desearle unas buenas vacaciones a nuestro querido Ángel.
Un besote para usted y un abrazo para él.
Pablo.
Cierto no, corto;-)
EliminarGracias, Pablo. Buenas vacaciones también para ti y un abrazo
EliminarVen, ven Pablo, con la careta de Cary Grant, que te irá perfecta cuando veas quién te está esperando detrás de la puerta y por qué se ríe... Por algo se titula encerrona. Pero con las cosas tan bonitas que me dices me has enternecido y te iré a buscar para tomarnos unos helados con Ángel.
EliminarHala, chicos, abrid la puerta que os mando unas camionetas de abrazos.
Por si acaso, a partir de ahora, guardaré unos ganchitos bajo la cama, no sea que entre risa y risa, te entre el hambre.
ResponderEliminarUn beso somnoliento, Patricia.
Ganchitos! A una romántica como yo! Por favor, ya que me esfuerzo en esperarte en otra dimensión, que menos que unas fresas con chocolate o un bocadillo de calamares. Hombres!
EliminarNo obstante, besos.
EliminarParece que el mes de agosto empieza con fuerza. ¡Pedazo de micro te has marcado, Patricia! Me empiezo a quedar ya sin palabras para describir tanto talento en esta santa casa. :) Felicidades y un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska. Lo bonito de esta página es el leernos y animarnos.
EliminarEstas invitada a helado, que pagan los caballeros de ahí arriba.
Un beso.
Buenísimo, estaré atenta durante mis sueños para conocerte. Un abrazo y enhorabuena por este micro genial.
ResponderEliminarGracias, exagerada... Apúntate a la fiesta, que también hay ganchitos.
EliminarBesicos.
Un relato repleto de mágica ternura, rebosante de la elegancia que proporciona saber manejar la sencillez con maestría.
ResponderEliminarMuy buen relato, Patricia.
Un saludo.
Salado o dulce? Lo digo porque he puesto el aceite a calentar y no sé si preparar croquetas o torrijas. Muchísimas gracias por tu comentario e invitado quedas a la fiesta de los sueños.
EliminarUn abrazo, Antonio.
¡Un micro genial, Patricia! Ten por seguro que franquear esa puerta tiene que ser una experiencia inigualable. O inolvidable.
ResponderEliminarVa mi " Me gusta", tan real como que hoy es lunes. Pero, si hace falta, también lo sueño (el "Me gusta", no el lunes).
Un beso y feliz agosto.
Puedes traer pan, J.A.? Es que ya vamos a ser muchos y va a haber que organizar picoteo en condiciones.
EliminarYo sí que estoy soñando con comentarios como el tuyo.
Buenas vacaciones y un abrazo.
De nuevo nos envuelves con tu magia, Patricia, con esas historias tan reales a fuerza de ser fantásticas que sólo a ti se te pueden ocurrir.
ResponderEliminarMetáfora siempre, en estado puro.
Y ahora, ¿me dejas hacerte una pregunta muy prosaica? Si la pared es negra y la puerta blanca, ¿es verdad que no soñamos en color? Mira que me lo propongo, pero nunca consigo darme cuenta.
Un beso, soñadora risueña.
Ahí le has dao, Marga. La pared negra, la puerta blanca como cebo... Risas al otro lado... Soñar en color? No sería apropiado para una encerrona urdida por no se sabe quién...
EliminarPero he prometido comportarme bien y puedes venir sin miedo a la fiesta de esta noche.
Abrazo grande, campeona.
Patricia, te has envuelto en un halo de magia para arrastrarnos a cruzar la puerta que nos hace especiales: la imaginación. Genial. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Salva. A ti te toca traer sangría. Ya sabes, esta noche cuando oigas las risas, abre que te estaremos esperando en la quedada soñadora.
EliminarBesos.
Me encanta, Patricia. Original y sencillo.
ResponderEliminarSoy tan sencilla que de recena habrá migas a la pastora al estilo de mi casa, con morcilla light.
EliminarGracias, Luis y ven esta noche, que vamos a juntar sueños.
Un beso.
Me encanta las migas, y sobre todo la morcilla, pero quisiera matizar entre sencillez y sencillo. La sencillez es para mí una de las mejores virtudes de un buen relato. Este derrocha sencillez,, y a eso me quería referir.
EliminarUn beso, Patricia. Esta noche... ¿estaremos solos?
Exquisito, cándido, delicado y angelical, ¡Chapó!, Patricia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo quería ser mala pero con vosotros no hay manera. Así que mejor vamos todos a la fiesta soñadora y brindemos por la cofradía de las 50 palabras.
EliminarUn beso, Fina.
Fiesta, fiesta, ¿he oído fiesta? Por favor, apuntadme, llevo los postres y el cava fresquito.
ResponderEliminarPatricia, reina de la fantasía, eres única querida amiga. Este relato es de los que va directo a la final.
Un beso grande.
Malu.
Que viene Malu! Tenemos que sincronizar los sueños. Os quiero a las 12 dormidos. Y en cuanto me oigáis reír, todos adentro.
EliminarA la final no creo que llegue, pero al manicomio, probablemente.
Abrazos gigantes,
Magnífico relato, Patricia.
ResponderEliminarComo dijo el gran escritor Terry Pratchett: «Solamente en los sueños somos libres. El resto del tiempo necesitamos el sueldo».
Una cosa más, sólo espero que Freddy Krueger no tenga (o dibuje) la llave, ja, ja, ja.
Aplausos.
Para descubrir quién está tras la puerta hay que arriesgarse...
EliminarMuy buena observación, Vicente.
Gracias y un abrazo.
Hermoso relato, Patricia Cuánta imaginación y creatividad ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias, señorita del abrigo de algas. No guardes la guitarra y pásate por la fiesta soñadora.
EliminarUn abrazo.
Mágico Patricia... Yo me apunto a esa fiesta noche tras noche para reír a carcajadas... Besazos maestra de los sueños.
ResponderEliminarGracias, Carmen. Magia es lo que se respira en ésta página.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Precioso, misterioso, sugerente, muy sugerente Patricia.
ResponderEliminarDíme, cómo competir con micros así.
Un besote, abusona.
Pero si aquí no competimos, Rosy. Aquí compartimos sueños y, si alguien se atreve a cruzar la puerta, se encontrará con una fiesta. Porque miedo no he conseguido dar, snif.
EliminarUn abrazo de los grandes.
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EliminarMe sumerjo en tus relatos y me froto los ojos: no sé si imagino o sueño, pero en cualquier caso disfruto de lo lindo con la fantasía de tus relatos. Ya no me cabe ninguna duda de que la imaginación es mucho más grande que el mundo real.
ResponderEliminarUn abrazo, Patricia.
Muchas gracias, MJ. Todos nosotros estamos demostrando que es así, que la imaginación es grande y que, sólo con 50 palabras, construimos universos.
ResponderEliminarUn Besotes y a seguir soñando.
Es de cinco estrellas, miss Richmond.
ResponderEliminarAquí estoy, brocha en mano, dibujando puertas. Me preguntan que por qué lo hago, pero no les contesto. Ando buscando un sueño, el que nos has dibujado.
Qué bonito! Sigue pintando y no hagas caso de los cuerdos. Nosotros sabemos que esa puerta existe. Sólo hay que estar atento y abrirla a la hora señalada, ésa en que Sherezade gritaba Ábrete Sésamo.
EliminarMuchas gracias y abrazos XXL.
Patricia, llevo un par de botellas de champán. Me quiero unir a la fiesta. Estoy pintando una puerta con cerradura. ¿No se me calentará el champán?
ResponderEliminarNo tardéis.
Un abrazo.
Con un par de botellas haremos corto. Mejor, llena la nevera y, a nuestra señal, abre la puerta, que por ahí también se puede entrar y se está más fresquito.
ResponderEliminarBesos y gracias, Isidro.
Vaya Patricia, tu relato se podría considerar la antítesis de las Pesadillas, con una Patricia contraparte de Freddy Kruguer.
ResponderEliminarBonito micro, me ha gustado y divertido.
Saludos!!!
Gracias, Jean. Pero... ¿Estamos seguros de lo que hay detrás de la puerta?
EliminarTe dejo, que me espera la manicura.
Abrazos.
Qué alegría saber que estáis todos ahí cerca, a un solo trazo de tiza. Gracias, Patricia, por crear ese lugar tan atractivo. Haced un sitio para mí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enrique.
!Apretaos, chicos, que ha venido Enrique! Fiesta nocturna todo el mes, pero vamos a organizarnos, que va haciendo falta un comité de limpieza y otro de avituallamiento.
EliminarBesotes.