Hay cosas que el dinero no puede comprar
No eran ricos, ni vivían en una mansión. Lo del yate, los caballos; mentira. Tampoco celebraba sus cumpleaños con suntuosas fiestas.
Hacían vida sencilla. Cenaban, charlaban, veían televisión.
Sus compañeras la envidiaban... por las sobremesas, las veladas en el salón, porque sus padres, después, se iban a la cama juntos.
Hacían vida sencilla. Cenaban, charlaban, veían televisión.
Sus compañeras la envidiaban... por las sobremesas, las veladas en el salón, porque sus padres, después, se iban a la cama juntos.
Hola, Rosy Val.
ResponderEliminarMuy bonito relato. Hoy en día, las cosas «sencillas» de la vida son, con justa razón, las más envidiables.
Saludos.
Y a veces se nos olvida.
EliminarGracias, Vicente, por tu lectura.
Un saludo
Y, a veces, nos damos cuenta demasiado tarde. Precioso relato, Rosy.
ResponderEliminarEso es lo malo Patricia, no poder retroceder...
EliminarGracias por leerme.
Un abrazo
¿Y dices que no se puede comprar, Rosy? Porque yo te ofrezco mi imperio por una historia así.
ResponderEliminarEsa vida sencilla de la que hablas debe de ser muy complicada, si no, no generaría tantas envidias.
¡Qué fácil lo has contado! Precioso.
¡Cómo me gusta que me comentes!
EliminarGracias, Margarita.
Un abrazo.
Rosy, que bien cuentas una cuerda normal en familia que es envidiada por otras que parecen deconsteuida.
ResponderEliminarEn cincuenta palabras toda una declaración de intenciones.
Me gusta.
Un beso.
Pablo
No faltas a la cita...
EliminarUn beso, Pablo.
Joder, parezco beodo. Quería decir que bien cuentas una vida normal en familia que es envidiada por otras que parecen deconstruida. Más o menos era eso. Parece que lo escribí después de tomarme una botella de ron.
EliminarBesote.
Pablo
Jajaja Pablo, no oíste nunca aquel que cantaba... "si bebes no leas ni comentes?" ;-)
EliminarY no te preocupes, hombre, que entendí perfectamente lo que querías decirme.
Otro beso, si cabe, más grande.
Muy bueno, Rosy. Me ha traído a la cabeza esos anuncios sobre loterías que tanto me exasperan y que quizá hagan tanto o más daño a la sociedad que los de bebidas alcohólicas y tabaco. Un abrazo.
ResponderEliminarEnrique, suscribo totalmente tu comentario. Un abrazo.
EliminarQue razón tienes, querido Enrique. Esos anuncios manipulan y distorsionan la realidad.
EliminarUn abrazo.
La seguridad que da una familia unida no tiene precio. Muy buen relato, Rosy, sobre esas cosas que apuntalan la felicidad, que, como tú reflejas, no se puede contar ni acumular, solo se percibe y se vive. Un abrazo.
ResponderEliminarCuesta conseguirla, pero con respeto y cariño, es más fácil.
EliminarGracias, Salvador, por comentarme.
Un abrazo.
Muy buen relato, Rosy.
ResponderEliminarNada que añadir a lo que nos cuentas tan bien.
Enhorabuena y un beso.
¡Gracias, Gabriel!
EliminarUn beso para ti por seguir mis palabras.
Perdón si me repito, pero me ha parecido sencillo y entrañable a la vez. Lo que mas felicidad genera en una familia es la calidez de su relación, las risas compartidas, la complicidad. Y creo que es lo mas importante a la hora de educar a los hijos y crear las bases de su personalidad. Enhorabuena, Rosy.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Enrique, yo también detesto los anuncios de loterías, quinielas y similares, que reflejan una felicidad superflua únicamente centradas en lo material.
Besos.
Tu comentario también es entrañable y lleno de sensibilidad, seguro que no me equivoco si añado que, como su autora.
EliminarGracias, Asun.
Un beso.
ResponderEliminarY una de esas cosas que el dinero no puede comprar es el tiempo. Ese tiempo que regalamos a quienes nos importan. Me ha encantado tu historia, Rosy.
Un abrazo.
Qué bonito eso que dices, Fina, dedicarles tiempo, uno de los mejores regalos que podemos hacer a los que queremos.
EliminarGracias, Fina.
Otro abrazo para ti.
Ciertamente, hay cosas que nunca se podrán comprar por mucho dinero que se tenga, pero eso es algo que no mucha gente entiende hasta que ya es demasiado tarde. Muy bien contado, Rosy. Un beso.
ResponderEliminarHola Matrioska, sin duda el título de mi micro, título sencillo y nada rebuscado, vamos, que no tuve que pensarlo mucho, expresa de sobra lo que pretendía.
EliminarUn beso.
!Que buen relato a partir del desarrollo del título.
ResponderEliminarMe ha gustado por la construcción de las frases, el desarrollo y el desenlace.
!Saludos
Me alegro que te haya gustado, mi premio son tus palabras.
Eliminar¡Gracias!
Un saludo
Este relato, Rosy, es como una moneda. En una cara, tenemos la idea reflejada en el título de que el dinero no puede comprarlo todo. En el reverso, tenemos las carencias de las compañeras de la protagonista. Un título alternativo para esta cara "b", bien podría haber sido aquel de "Pobres niñas ricas".
ResponderEliminarSaludos cordiales
En efecto, Notincgas, "Pobres niñas ricas" le queda que ni pintado, incluso a la cara A.
EliminarUn abrazo y gracias por acercarte a mis palabras.
Querida Rosy, ¡cuánta miga tiene este relato!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el título, el dinero solo aporta bienes materiales.
Lo que no tengo muy claro después de leer el primer párrafo, es si la protagonista es consciente de la riqueza que posee. Entiendo que miente a sus compañeras (yate, caballos; mentira) para que piensen que tiene mucho dinero, siendo así como ellas y sus familias.
El mensaje de este micro es bien conocidos por todos, pero tampoco sé si somos conscientes de ello.
Un beso fuerte, un me gusta muy grante y un deseo, ojalá todos supiéramos valorar esas pequeñas cosas del día a día que son las que verdaderamente aportan felicidad.
Malu.
Hola, Malu, creo que no, ella no es consciente de su suerte, por eso se inventa una riqueza que no tiene, quizá ella también envidie lo que sus "selectas" compañeras poseen...
EliminarGracias por tu hermoso comentario, por dedicarme tu tiempo.
Un besote.
En las cosas impagables es donde merodea la felicidad. Por contra, el dinero suele ser el nido de la soledad, la que resulta más voraz, hueca y destructiva; la que se siente en compañía.
ResponderEliminarTodo eso rezuma de tu relato perfectamente estructurado, Rosy.
Me ha gustado. Un saludo
Hola Antonio, me has recordado aquello que dice... "Era un hombre tan pobre, que solo tenía dinero"
EliminarMe encantan tus conclusiones.
¡Gracias!
Saludos
Que simple y que bonito, Rosy. Me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarJoaquín, más que un micro es una reflexión, sencilla y simple, como la vida de mis protagonistas.
EliminarTe agradezco tus palabras.
Un abrazo
Me ha encantado Rosy. Sencillo pero sincero. Difícil y ciertamente envidiable.
ResponderEliminarUn abrazo Rosy.
Quizá mi protagonista ahora no sé de cuenta, cuando se es joven esas cosas no se valoran, pero lo hará, no me cabe ninguna duda.
EliminarGracias, Isidro.
Un abrazo, también sincero.
¡Cuán complicado puede ser llevar una vida sencilla! Por eso se entiende perfectamente la envidia de sus compañeras. Parece mentira, pero cuesta más una cálida sobremesa que una fiesta de lujo.
ResponderEliminarMe ha gustado, Rosy.
Un beso
En las familias de ahora me aventuro a decir que pocas sobremesas y veladas existen...
ResponderEliminarestamos todos tan ocupados que no sacamos tiempo para eso.
Gracias, Sandra, un beso.
Siempre es posible buscar un tiempo en común para las familia, amiga Rosy. Y la reunión en torno a una mesa, con una buena conversación en la que se dialoga con los hijos, pareja, amigos es un momento estupendo para ello. Una simple paella dominguera se convierte en un manjar. Un ultimo consejo, la tele apagada, por supuesto (en mi comedor me negué a poner una).
ResponderEliminarEsto parece un consultorio de psicología, jajaja.
Besos
Me encanta lo que dices, Asun.
ResponderEliminarY si no se puede hacer durante la semana, porque los padres trabajan, deberían poder disfrutar de todo eso ¡que menos! los fines de semana.
Un fuerte abrazo.
Sencilla historia la tuya, Rosy, pero con trasfondo social. Me recuerda aquello de que no es feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. Y tu familia tiene lo necesario para ser feliz. Lo demás, superfluo.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y mi enhorabuena por tu relato, perfectamente narrado y con tu estilo.
Un fuerte abrazo.