Incomunicación
Año tras año seguía empeñado en separar el petróleo en sus colores primarios, basándose en lo último que le había dicho su madre: "Conseguirás todo lo que te propongas". Pero la muerte había dejado inconclusa la frase y desde el otro mundo ella se desgañitaba gritando: "¡Siempre que sea razonable!".
¡Ay, pobre! Y que ataque de risa más tonto me ha entrado imaginándome la escena. La madre ya puede desgañitarse, ya, que ni resucitando conseguiría que cesara en su empeño porque está claro que sólo escuchamos lo que nos interesa. Buen estreno. Bienvenido.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Muchas gracias por el comentario, Fina! :-)
Eliminar¡Pero qué estoy viendo!: mi amigo Max, un crack del microrrelato, que por fin se ha decidido a regalarnos su arte en Cincuenta Palabras. No sabes cuánto me alegro de leerte, por aquí o en cualquier sitio.
ResponderEliminarUn relato en el que queda resaltado algo que no se nombra pero está presente: la importancia de los matices. No se puede ser tan cuadriculado, como tampoco romper las comunicaciones, aunque en este caso no quedaba más remedio.
Un abrazo
Gracias por la bienvenida, Ángel. Sí, primera participación en este lugar que sigo desde hace tanto, aunque sólo leyendo. Espero seguir participando.
EliminarEnhorabuena por ese relato buenísimo que tienes en la final.
¡Un abrazo!
Vaya muerte más fulminante, como la sonrisa que me has arrancado desde la primera frase.
ResponderEliminarNo sé si lo conseguirá o no, pero la idea de separar el petróleo en sus colores primarios me parece una idea magistral.
Saludos.
Muchas gracias, Margarita, y te digo lo mismo que a Ángel: enhorabuena por el relato tan bueno que tienes en la final.
EliminarMax van etc.
Te felicitó doblemente, Max. Primero, por la calidad de tu relato, lo cual en ti no es ninguna novedad, y segundo, por unirte a esta magnífica comunidad en la cual, dicho sea de paso, yo llevo tan poco tiempo.
ResponderEliminarQuizás no sea posible conseguir todo lo que uno se propone, pero soñar tal vez es otra forma de lograr.
¡Enhorabuena, compañero!
Muchas gracias, Vicente. Alegra mucho llegar nuevo a un sitio y que te reciban tan cálidamente. Ojalá que nos sigamos viendo por aquí.
EliminarEn cuanto a lo que comentas, seguramente valdrá más intentar destilar los colores primarios a partir del petróleo o perseguir el arco iris que quedarse quieto sin intentar nada :-)
¡Un abrazo!
Max van etc.
Gran estreno, Max. Hay gente así de cuadriculada y tú lo has plasmado estupendamente.
ResponderEliminarLa madre estará gritándole desde alguna sesión de espiritismo que lo deje.
Muy divertido.
Bienvenido.
Un saludo.
Pablo
Muchas gracias, Pablo.
ResponderEliminarEnhorabuena por ese relato buenísimo que tienes en la final.
Buen domingo!
Jajaja, has conseguido que oiga esos gritos y que vea la cara de desesperación de esa pobre madre. Buen micro con ese final que lo hace aún más bueno. Felicidades, Max. Un saludo.
ResponderEliminarGenial frase de inicio, Max, y una gran historia (y divertida, a pesar de lo trágico) detrás.
ResponderEliminarFelicidades y bienvenido.
Una mente obtusa asociada a un hijo obediente trae consigo un comportamiento rectilíneo. Enhorabuena, Max, un relato muy original y divertido. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska, Notincgas y Salvador.
ResponderEliminarContento de que les haya gustado.
¡Buena semana!
Dicen que quien la sigue la consigue ... Aunque también es cierto que las madres siempre tienen la última palabra.
ResponderEliminarBienvenido Max, muy ingenioso y divertido tu primer relato.
Besos.
Malu.
Un relato con mucho sentido del humor, Max. Tiene mucha gracia la imagen de la madre, que ni en el cielo deja de preocuparse por su hijo, dejándose la garganta por explicarse mejor.
ResponderEliminarUn final que deja un buen sabor de boca y ese estupendo y poético ejemplo del petróleo que da sobradas razones a la difunta madre para preocuparse.
Un muy buen relato, Max. Enhorabuena y bienvenido.
Gracias, Malu y Antonio, por los comentarios :-)
ResponderEliminarImaginación y perseverancia no le faltaban al sujeto, lástima que no pudo escuchar en su totalidad ese sensato consejo de su madre.
ResponderEliminarUn saludo y bienvenido, Max.
En el caso de que el microprotagonista del relato pudiera llevar a cabo su empeño, habría material para una segunda parte. Me lo voy a apuntar :-)
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Mª Jesús.
Un saludo.
Siendo razonables, lo más seguro es que tu protagonista esté malgastando su vida por culpa de un simpático malentendido.
ResponderEliminarCreo que este relato es lo primero que leo tuyo, Max, pero es suficiente para saber que escribes muy bien y que tienes mucho que contar.
Bienvenido y enhorabuena.
Enrique.
Gracias, Enrique, te agradezco mucho el comentario.
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