La pasión según Blas López
Despertó tras un sueño inquieto con la boca seca. Desorientado, avanzó torpemente a través del pasillo camino del cuarto de baño. El espejo le devolvió la imagen de un Ecce Homo envejecido, humillado y vencido mientras María Magdalena roncaba brutalmente en la alcoba. Suplicó:
—¡Señor! ¿Por qué me has abandonado?
—¡Señor! ¿Por qué me has abandonado?
Es lo que tiene querer saber lo que ocurre después del "colorín colorado", que los finales ya no son de cuento.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esa continuidad ficticia que le das a la historia.
Un saludo.
Muy ingenioso y metafórico tu relato.
ResponderEliminarNos cuenta la historia de Blas y nos deja entrever la historia de María Magdalena y Cristo.
Me gustó.
Un abrazo.
Pablo
Jo, qué bueno... qué forma más original utilizas para decirnos que el Blas está "jartito" de su señora.
ResponderEliminarMagnífico título.
El tiempo pasa para todo el mundo, y la pasión se termina, o eso dicen.
ResponderEliminarUn relato simpático y original.
Un saludo, Antonio
Genial ese doble sentido que imprimes a tu micro, Antonio, sin, supongo, querer tú hacer nada de eso. ;-) Muy bueno. Un saludo.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros amables comentarios.
EliminarAy, la pasión, se acaba, se apaga, se esconde ... Todo un misterio ... cuántas versiones se podrían escribir ... Pero esta tuya es de lo mejor que he leído.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Muuuuchas gracias Malu. Un beso tambien para ti.
EliminarA veces, olvidamos que los personajes, ficticios o no, de pasajes, historias, versículos, etc, repletas de glamour, romanticismo o lo que le queramos poner sólo viven un pequeño extracto de la vida, y que no es la cotidiana, en la que realmente nos mostramos como somos, incluidos lo Dioses que según parece estamos hechos a su imagen y semejanza.
ResponderEliminarUn relato humanamente divino, y muy ingenioso.
Superoriginal, Antonio, ese declive de la pasión con tintes bíblicos. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias de corazón!!! Blas recorre su doméstico Vía Crucis de madrugada cargando sobre sus hombros la pesada cruz de sueño atrasado de muchos años, desde la alcoba de matrimonio hasta el calvario(cuarto de baño)
ResponderEliminarMuy bueno, Antonio. Apoyándote en unos personajes bíblicos, y por lo tanto universales, veo en tu relato una graciosa parodia de la vida en su sentido más coloquial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enrique.