La primera vez

Las nubes negras vestían el cielo de la ciudad Condal. Era el momento. Se acercaron temblorosos, con el miedo en sus ojos.

Preparen, listos, ¡fuego!

Fue mi primera vez, la primera de muchas: acababa de asesinar a sangre fría. Paradójicamente también sentí mi muerte. Al menos la de mi inocencia.
Escrito por Samuel Román Ros

1 comentario :

  1. ¡Qué forma más terrible de perder la inocencia y qué bien lo has relatado!. Te felicito, Samuel.

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