La primera vez
Las nubes negras vestían el cielo de la ciudad Condal. Era el momento. Se acercaron temblorosos, con el miedo en sus ojos.
Preparen, listos, ¡fuego!
Fue mi primera vez, la primera de muchas: acababa de asesinar a sangre fría. Paradójicamente también sentí mi muerte. Al menos la de mi inocencia.
Preparen, listos, ¡fuego!
Fue mi primera vez, la primera de muchas: acababa de asesinar a sangre fría. Paradójicamente también sentí mi muerte. Al menos la de mi inocencia.
¡Qué forma más terrible de perder la inocencia y qué bien lo has relatado!. Te felicito, Samuel.
ResponderEliminar