Pecado carnal
No podía creer lo que veían sus ojos.
El hombre al que unas horas antes había abandonado a su suerte desnudo y desvalido devoraba ahora un jugoso trozo de carne, mientras su mujer se contoneaba envuelta en un artesanal vestido de piel de serpiente. La manzana todavía pendía del árbol.
El hombre al que unas horas antes había abandonado a su suerte desnudo y desvalido devoraba ahora un jugoso trozo de carne, mientras su mujer se contoneaba envuelta en un artesanal vestido de piel de serpiente. La manzana todavía pendía del árbol.
María genial está versión de Adán y Eva, me ha encantado. Tu ingenio no tiene límites.
ResponderEliminarFelicidades y besos.
María: como siempre, genial. Has cambiado la historia de la humanidad y has dibujado un Adán y una Eva que, en vez de dejarse engañar, han matado a la serpiente para comérsela y vestirse con su piel. Han descuadrado al creador. No sé si de postre cogerán esa manzana o seguirán cazando.
ResponderEliminarHay una cosa que me preocupa: ¿ahora Adán tiene el demonio en el cuerpo? Si es así me preocupa más que si hubiera comido la manzana. De ahí podría surgir una historia de terror en la que Eva podría ser la víctima. O quizá ese demonio se lo transmita a Caín.
Ya puestos, veo que Eva fue la primera persona que se vistió con la piel de un animal.
Me han encantado tus cincuenta palabras, como siempre.
Un besote.
Pablo.
Pues, así, como quien no quiere la cosa, has desmontado el chiringuito al mismísimo Dios todopoderoso. Muy original tu historia, María. Un saludo.
ResponderEliminarNo me extraña que Dios flipara. Poner al hombre en la tierra y empezar a hacer lo que le dé la gana, todo uno.
ResponderEliminarAl comerse Adán a la serpiente, se confirma lo que venía sospechando desde hace tiempo: El diablo forma parte de nosotros y el infierno, junto con el cielo, sí son lugares físicos, comparten espacio en el corazón de los hombres.
Me ha encantado esa refrescante parodia del pecado original, María. Un gran relato, enhorabuena.
Un saludo
María, mejor tú que nadie para saber que no se pueden dejar solo a las creaciones, que luego te la lían.
ResponderEliminarBuen micro, con una gran utilización del humor negro.
¡Suerte!
Besos.
Ja, ja, ja. ¿Pues qué esperaba el Supremo, que su creación fuera vegetariana?
ResponderEliminarUn gran relato en el que se pone de manifiesto el ingenio del ser humano, así como su capacidad para sorprender a quien lo subestima. Me recuerda un poco a lo que sucede cuando perdemos de vista por un instante a un niño travieso y de repente nos sale con una "diablura" insospechada.
Excelente, María. ¡Saludos!
Vicente.
Y entonces cambió la historia ...
ResponderEliminarMe imaginario a Dios desde el cielo diciendo: "Cría cuervos ..."
Moraleja: nunca subestimes una de tus creaciones.
Genial, María, un beso.
Malu.
¡Qué bueno! Muy ingeniosa la historia!
ResponderEliminar... pues ahora tendrán trabajo reescribiendo el antiguo testamento!
Saludos.
Carme.
¡Por fin! Gracias María por explicarnos qué es el pecado de la carne.
ResponderEliminarPero si era el demonio... ¿por qué es pecado zampárselo? Ay, qué lío.
MARÍA... y a seguir viviendo en el paraíso... Lo que no sé es qué parte del mundo se quedó. Gracias.
ResponderEliminarAy María, cierro los ojos y la veo toda guapa con su vestido nuevo, a la última vaya. Jajaajajajjaaj. Eres única para inventar historia y poner lo ya inventado patas arriba.... Me encanta. Besitos
ResponderEliminarMaría, la que has liado... Solo alguien con tu ingenio pondría patas arriba la historia del Paraíso Terrenal. Simpático relato que me ha arrancado una sonrisa. Me gusta. Enhorabuena. Un beso. Pilar.
ResponderEliminarMe encanta tu versión, María. Al menos aquí Eva sale mejor parada y mucho más coqueta. ¡Genial!
ResponderEliminarUn abrazo.
Para original, este pecado que te has inventado, o creado, mejor dicho, María. Esta pareja parece estar mucho más allá del bien y del mal. Me hace mucha gracia esa primera frase, sobre todo. Muy bueno, como todo lo que escribes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enrique.
Hola María, me ha gustado tu microcuento, supongo que cambiar el devorar la manzana por la serpiente simbólicamente queda en lo mismo, no? Jejeje...
ResponderEliminarUn gran saludo y (ahora que no mira Margarita) un beso también.
¡Ay, señor, qué paciencia! ;-)
EliminarEl diablo se viste a la moda.
ResponderEliminarUn Adán carnívoro y una Eva coqueta y vanidosa explican mejor por qué se ha perdido el paraíso. Me ha encantado tu versión, y la frase final me parece estupenda.
ResponderEliminarUn beso, María.
¡Genial, María, cómo has sabido darle la vuelta a una de las historias más extrañas de la Biblia! Porque nunca me he sabido explicar por qué Adán y Eva -como los amantes de Teruel, ....- sacrificaron el disfrute de un fantástico paraíso por comer una simple manzana, una fruta que tú ahora has dejado colgada en el árbol del Bien y del Mal (¿De momento?). Bueno, igual que has dejado, colgado de su propio pasmo, al mismísimo Dios...
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" por tu historia, tan jugosa como esa manzana de un pecado original que no se ha llegado a cometer. Y el título... ya apuntaba maneras.
Saludos.
Mi pecado es la envidia que siento por tus historias originales, María, tan frescas y llenas de vida. Ruego a Dios que me permita disfrutar muchas más, aunque eso suponga la expulsión inmediata del paraíso.
ResponderEliminarUn beso y un aplauso.
Genial tu adaptación del "primer clásico". Me encantó, María.
ResponderEliminarUn beso.
Jajaja que adaptación más ingeniosa, me gusta mucho más esta, que la incomible.
ResponderEliminarGenial micro. Gracias por las risas.
Un abrazo.
¡Genial y ácido retrato de los seres humanos ! Muy buen micro.
ResponderEliminarVeamos. En este antiguo testamento apócrifo que te has sacado de la manga, Dios era poco menos que un tramposo fracasado; Eva, una frívola y una fresca; Adán, un glotón; y el Diablo, en lugar de un depredador de almas, el último eslabón de la cadena alimentaria. No está mal para cincuenta palabras, no señor.
ResponderEliminarSaludos cordiales, María