Unos segundos
Desde mi escondite todo sigue siendo negro. No he olvidado el chirriar de aquella cremallera de hierro atándome las manos a la espalda. Aquel cañón, la oscuridad de la jaula, la mirada de hielo de Laura... Nunca fui un maltratador. Estaban equivocados.
Pasó el tiempo muy despacio. Salí sin cargos.
Pasó el tiempo muy despacio. Salí sin cargos.
También ocurre y creo que los inocentes castigados son los grandes olvidados y... haberlos haylos.
ResponderEliminarBuen relato Gil.
Un abrazo
Muchas gracias por tu comentario. Acabo de leerlo.
ResponderEliminarEspero que te hayq gustado. Yo sigo en la brecha pero despacio.
Saludos
Jose Maria
Me gusta mucho el tono de tu narración, José María. Es además uno de esos textos que te obligan a releerlos. ¿Podemos ceer al protagonista?
ResponderEliminarUn abrazo.
Enrique.
Si, en este caso, podemos creer al protagonista, porque desgraciadamente maltradores/as, los hay de todos los géneros, aunque se conozcan más los masculinos, por ser el maltrato que emplean en muchos casos irreversible, algo verdaderamente vergonzoso. En el caso de la maltratadora, suele ser mucho más sibilino, nada físico, y además como en esta sociedad, todavía, muy anclada en el pasado, según de que se hable, si un hombre cuenta su "maltrato", una mayoría o se ríe de él, o le mira con compasión por ser "poco macho". Ni unos, ni otras, deben tener cabida en nuestra sociedad. Habrá que trabajar por ello.
ResponderEliminarVaya planfeto, lo siento. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo,
Jose Ma, en este caso tu protagonista es condenado injustamente y pesan sobre él muy malos recuerdos. Me ha gustado mucho la historia y sobre todo la forma de contarla.
ResponderEliminarTe mando un beso fuerte para ti y otro para La hija del ferroviario. Se os echa de menos.
Malu.
Hola Malú, andamos por ahi perdidos entre palabras y silencios. Me gusta ese juicio de valor sobre mi relato y me encanta que te acuerdes de la hija del ferroviario, que anda por ahi entre traviesas y estaciones, sienpre cerca de los trenes, tal vez por eso no tenga tiempo de escribir.
EliminarSaludos y seguimos en contacto.
saludos.
Qué duda cabe que hay presos que no han cometido delito.
ResponderEliminarCon ese final consigues que al protagonista le cojamos aún más cariño.
Saludos.
Está claro, sin duda el contenido dramático de un relato provoca sentimientos ... pero ,¿Y la forma de escribir? Observo pocas referencias a la forma, al estilo al juego de palabras.
ResponderEliminarEl protagonista, preso en la palabra sale a flote a base de buenos comentarios como el tuyo. Gracias.