Cita a ciegas
—Cuando me veas, espero no decepcionarte —había escrito ella, temerosa, antes de la cita a ciegas.
—Eso es imposible, más que eso, impensable —respondió él, tajante.
Tras una espera infructuosa en el punto de encuentro, al retirarse cada uno por su lado, quiso la suerte que sus bastones se entrechocaran.
Escrito por Ángel Saiz Mora
—Eso es imposible, más que eso, impensable —respondió él, tajante.
Tras una espera infructuosa en el punto de encuentro, al retirarse cada uno por su lado, quiso la suerte que sus bastones se entrechocaran.
Que ternura de 50. Y es que el amor siempre se ha dicho que es ciego, en este caso de manera literal, pero también que el destino junta a quienes deben y merecen estar juntos.
ResponderEliminaruna preciosa historia que te encanta leer e imaginar.
Eres estupendo con las letras siempre.
Un super beso Ángel.
Se diría que nos movemos un poco a ciegas, faltos de un plano que nos marque el camino, pero al final la vida sabe conducirnos por donde debemos, igual que se las arregla para ponernos delante a quien necesitamos.
EliminarMil gracias, Mª Belén. Para estupendas, tus letras.
Un abrazo XL
La ceguera del XXI ya no es la de los ojos estrictamente. Estamos ciegos de todo, en primer plano el espíritu y eso sí que es atemorizante.
EliminarExcelente relato, como todos los tuyos.
MIR
Sí que es cierto que el materialismo y otras distracciones tienen relegado todo lo que se relaciona con el espíritu y esas cosas que dan sabor a la vida aunque no puedan tocarse: la ilusión, las ganas de luchar, el amor. Quizá vendría bien que probásemos a estar una temporada con los ojos tapados, puede que así viéramos las cosas de otra manera, en su auténtica dimensión.
EliminarMuchas gracias por pasarte por aquí a comentar, Mir.
Un abrazo
Preciosa historia. Parece que fueras tú el que lapidariamente escribiera lo de "El amor es ciego". No sólo eres bueno con las letras, sino que derrochas imaginación e inteligencia en tus escritos.
ResponderEliminarMe alegro ser tu amigo.
Un fuerte abrazo Angel.
Ya me gustaría poder atribuirme esa frase, que sin duda dijo alguien muy sabio hace mucho, que le ha sobrevivido en el tiempo y ya es de todos.
EliminarTú sí que eres un derroche: músico, narrador y buena persona, un tío completo.
Un abrazo fuerte, amigo Isidro
Excelente relato, Ángel. Todo cobra un nuevo sentido al final. Hay que releer el diálogo del principio. Eso es un relato bien construido. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarCarmen, me alegro mucho de que te hayas molestado en leerme y comentar, y más de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo
Leí esta mañana en el móvil el relato, mientras andaba por la calle, sin saber quien lo había escrito, pero a llegar al final, no me hizo falta mirar la firma. Supe que era tuyo.
ResponderEliminarEste relato con ese final sublime, tratado con tanta delicadeza y con un título tan acertado, solo podía ser tuyo, Ángel. Me ha encantado.
Enhorabuena por tener esa capacidad de transmitirnos tu sensibilidad, en tan solo cincuenta palabras.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
Pablo
Si tuviese que recomendar la lectura de relatos sublimes, cargados de sensibilidad y en todos los registros imaginables, te aseguro que de forma automática me saldría tu nombre.
EliminarSeguro que no las merezco, pero agradezco mucho tus palabras.
Te mando otro abrazo, amigo Pablo
Ese choque de bastones aparece como una cruz en el mapa del destino marcando un encuentro para el que parecen estar predestinados. Es uno de esos finales que son punto de partida, que cierran de par en par una historia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato Ángel, pero tu último párrafo me ha seducido.
Un abrazo y, de nuevo, enhorabuena.
A mí me ha gustado mucho tu comentario, en especial esa cruz en el mapa, que como bien dices, es el hallazgo anhelado, el tesoro que busca el pirata, un punto de partida para una vida compartida que les llenará de luz.
EliminarMuchas gracias, Antonio
Un abrazo
Preciosa historia contada de una manera tan delicada y elegante que convierte estas cincuenta palabras en un micro exquisito. Enhorabuena, Ángel. A mí me ha cautivado todo tu relato, desde el título hasta ese punto final que se me antoja un punto y seguido en la vida de tus protagonistas.
ResponderEliminarUn abrazo.
La idea de que un punto final pueda ser un punto y seguido es una pequeña genialidad que estaría encantado de que se me hubiese ocurrido a mí, pero es fruto de tu talento y amabilidad, que yo agradezco.
EliminarUn abrazo, Fina
¡Pero qué pareja tan bonita!!!! Mi querido amigo, has creado unos personajes que están pidiendo a gritos que continúes su historia. Por lo menos, yo, quiero saber más de ellos. Ella, que parece soñadora y realista, y él, atrevido y guasón, merecen que su choque de bastones sea el inicio de un montón de aventuras juntos.
ResponderEliminarDe momento, el abrazo que te debía multiplicado hasta el infinito.
Y besicos.
No me atrevo a descartar tu propuesta, pues es cierto que parece una pareja prometedora, ya que ambos tienen los ingredientes que pueden unir sus vidas con éxito, beneficio y felicidad mutua.
EliminarNo tenía nada apuntado en el "Debe", pero nunca digo que no a un abrazo, y menos si viene de una fuente digna de toda solvencia, cariño y admiración por mi parte,
Gracias y otro abrazo para ti, multiplicado por el número Pi
¡Que relato tan tierno! Y bien estructurado. Me gusta mucho Ángel.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias, Raquel. Tus palabras son una satisfacción para mí, de verdad.
EliminarUn saludo
El azar dio una oportunidad a sus vidas gracias a la feliz casualidad (in extremis) de ese chocar de sus bastones.
ResponderEliminarSi tu relato fuera un corto, ya me imagino las estrellitas acompañadas de un tintineo de metales, en el preciso momento en el que se encuentran ambos bastones.
Preciosa historia, Ángel, la que nos regalas, de la cual se puede sacar una moraleja ciertamente esperanzadora.
Un abrazo.
Todo el mundo tiene el derecho a ser feliz o, al menos, a intentarlo, y todo es posible, por difícil que pueda parecer. Hay quien dice que las casualidades, como la suerte, no existen, yo creo que sí, pero exigen actitud de nuestra parte.
EliminarMuchas gracias, María Jesús.
Un abrazo
¡Qué preciosidad! Me encanta, muy bien elegido el diálogo también. ¡Precioso!
ResponderEliminarMuy agradecido por tu amable comentario, Carmen.
EliminarUn saludo
Y habrá quienes, aún teniendo los ojos indemnes, estén más ciegos que tus protagonistas. En una segunda lectura, me parece una metáfora sobre la preponderancia que hemos dado a la apariencia sobre nuestras virtudes interiores.
ResponderEliminarMuy bonito, Ángel.
Un abrazo.
Vicente
En una típica cita a ciegas la primera impresión visual es importante, mientras que en este caso no se da esa circunstancia y sólo importa es el fondo. A veces, a los videntes, nos ciega ese sentido del que dependemos en exceso. No puedo estar más de acuerdo con tu interpretación, que te agradezco mucho que hayas aportado.
EliminarUn abrazo, Vicente
¡Buenísimo, amigo Angel!
ResponderEliminarUn diálogo que conduce a un final encantador.
Besicos, amigo
Fruto de la causalidad o no, firmaríamos porque todos los finales pudieran llegar a buen término como en este caso.
EliminarMuchas gracias, Carmen. Qué bien se te ve con el mar de fondo.
Un abrazo
¡Enhorabuena, amigo!
EliminarEl relato "cincuentero" lo merece
Besicos
Buenísimo, la verdad me encantó.
ResponderEliminarQué más puedo pedir que palabras como éstas.
EliminarGracias y un saludo
Ella insegura, él con fino sentido del humor, ambos con coraje ante la vida. La espera nos haca esbozar una sonrisa, y al final, ese choque de bastones que es el preludio a una historia de luz. Ángel, ¡GENIAL! Un abrazo.
ResponderEliminarHumor, coraje ante la vida y no dejar apagar la luz interior, tres elementos, invisibles pero presentes, que podrían ser perfectamente tres pilares de la existencia.
EliminarTu comentario sí que es genial.
Un abrazo, Salvador
Maravillosa coincidencia y magistralmente contado, Ángel. Me ha provocado un latigazo de ternura.
ResponderEliminarQué grande es esta Belén, que hasta en su periodo de descanso saca un ratito para leer mis cosillas y comentarlas. No sabes cómo te lo agradezco.
EliminarUn abrazo
¿Cómo iban a imaginar, que en una cita a ciegas, la otra persona también fuera invidente? ¡Qué mágico el momento del choque de los bastones! Como ya han comentado, parece el punto de partida de una bella historia de amor.
ResponderEliminarUn relato luminoso. Saludos, Ángel.
Dos almas gemelas hasta en el pudor a confesar su carencia física, pero que, como bien dices, suplen de sobra con una luz interior que casi deslumbra.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, José. Saludos
Precioso comienzo.
ResponderEliminarHas acertado de lleno al decir que el final del relato no es un "se acabó", sino un comienzo, si además te gusta, yo encantado.
EliminarGracias, Salvador, Un abrazo
Ángel, tus microrrelatos siempre sorprenden por su originalidad, lo único seguro con ellos es que nunca decepcionan y en éste, particularmente, juegas con el lector a tu antojo, esos diálogos son una muestra, complementados con ese extupendo final. ¡Fantástico!
ResponderEliminarSaludos.
Se ha colado un "x" en "estupendo", perdona.
EliminarSaludos.
Tú sabes mejor que nadie cómo funciona esto. Uno lanza sus propuestas, que vienen a ser como una pequeña parte nuestra que hacemos pública. Lo que suceda a partir de aquí, su aceptación o trayectoria ya es un poco misterioso. Lo que me satisface es que a ti te haya gustado.
EliminarGracias y saludos, Beto
Muchas gracias por tus palabras y saludos, Beto
Qué hermoso relato, Ángel. Es muy tierno. La imagen de los bastones entrechocándose es genial. ¡Aplausos!
ResponderEliminarUn beso.
Te aseguro que esas palmas son música para mis oídos.
EliminarMuy agradecido, Sandra. Un abrazo
En una cita a ciegas, nadie sabe con quién se va a encontrar. En este caso, a lo inesperado de ese encuentro se une la oscuridad en la que viven los dos por encontrarse. Pero vienes tú, Ángel, e iluminas plenamente ese primer acercamiento, al que le auguro una larga vida porque la diosa Fortuna -y el autor- así lo ha querido.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y mi admiración por las historias, tan humanas, que siempre nos cuentas. Esta es para descubrirse...
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, José Antonio, aunque todo el mérito es de ellos, una pareja que, tras hacer de su carencia una virtud, han sabido encontrar la luz verdadera. Ya también les auguro una vida larga e intensa, porque se la merecen.
EliminarOtro abrazo fuerte para ti
Siento haber llegado tarde a comentarte, Angel. Me ha pasado como al protagonista del micro "Mejor...mañana" de Salvador Pérez, y ya poco tengo que añadir.
ResponderEliminarPero quiero decirte que me ha encantado la situación que has creado, y que creo firmemente en el destino, y tus dos personajes estaban claramente destinados a encontrarse, seguro que les va a ir genial juntos.
Un beso.
Nunca se llega tarde y agradezco mucho tus amables palabras, vengan cuando vengan. Nuestra disposición es muy importante en el devenir de los acontecimientos, pero qué duda cabe de que el destino existe y juega su papel.
EliminarGracias otra vez. Un abrazo
¡Bravo, Ángel! Sin duda un micro lleno de luz, la que aportan tus protagonistas, la que aporta el destino y la que aporta el autor. Un abrazo y gracias por dejarnos siempre ese buen sabor de boca.
ResponderEliminarAlguien tenía que contarlo, aunque muchas personas lo hubieran sabido hacer mejor, seguro. Lo insustituible es ese triángulo que has apuntado, formado por los personajes y su destino.
EliminarUn abrazo y gracias a ti
Imposible pasar de largo sin decir que me ha encantado. Sin duda una pareja hecha el uno para el otro. Geniial, Ángel, en tu línea de impartir magisterio.
ResponderEliminarAbrazo.
Tú sí que has sentado cátedra en esto de las letras, Rafa. Yo sólo soy uno más de los que pasan, aunque siempre me gusta detenerme para leerte a ti.
EliminarUn abrazo
¡Qué bonita historia! Y qué bien contada.
ResponderEliminarLos protagonistas eligen muy bien las palabras (o sea, tú ;-)
Me gusta Ángel. Un abrazo.
Carme.
Como ya he dicho, de haber algún mérito sería todo de ellos dos, es justo decirlo y lógico que sea así pues ya se sabe que el amor inspira mucho.
EliminarUn abrazo, Carme, y muchas gracias
Ah, verdaderamente eres un Ángel.
ResponderEliminarBonita historia con bonito final que es un bonito comienzo
Abrazos.
No te creas, ángel sólo de nombre, si acaso, de los caídos.
EliminarMe alegro de que te haya gustado
Gracias, escritor. También te mando abrazos
Un relato para vivirse, más que morirse de amor, ÁNGEL querido. Casi te diría que a ciegas, me topé con él en Twitter y ME ENCANTÓ.
ResponderEliminarDichosos los ojos que te leen :)
Cariños,
Mariángeles
Desde luego que sí, mejor entonar un canto a la vida que morir de amor, por poético que pueda parecer. Hablando de poesía y de dicha, son dos conceptos unidos a la lectura de tus poemas.
EliminarMuchas gracias, Mariángeles. Abrazos
Excelente Ángel, un relato perfecto desde el título al desarrollo y final. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarCreo que tu micro sera el ganador de septiembre, así que:
Alexxxx!!!! elimina mi relato que este mes no lo voy a ganar!!!!
(no, no le elimines, jejeje).
Saludos Ángel y felicitaciones.
Gracias por la confianza, Jean, pero eso tendrá que decidirlo el jurado, que nunca lo tiene fácil, y después, por decirlo así, el tribunal popular. Que os haya gustado a todos los que habéis tenido la amabilidad de comentar aquí es un premio formidable, no pido más, bueno, sí, leer tu relato, con el que me sorprenderás, como siempre.
ResponderEliminarGracias de nuevo y saludos, Jean
Que bonito! Final totalmente inesperado y sorprendente.
ResponderEliminarCuando las personas se encuentran y congenian se produce una grata sorpresa, algo que no deja de ser un pequeño milagro.
EliminarMuchas gracias por pasarte. Un abrazo
Lamento llegar tan tarde a tu hermoso relato, Ángel. Después de tantos comentarios acertados poco más puedo hacer que corroborar todos ellos. Quizá lo que más me llama la atención en tu historia es esa sensación luminosa que transmite en cada línea, a pesar de las circunstancias de los personajes, por cierto, una vez más, tratados con toda la amabilidad, cariño y respeto posibles. Cuánto me alegro de volver a leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enrique, no hay nada que lamentar, nadie llega tarde y tú menos. Puedes estar seguro de que tus comentarios, cuidados e interesantes, al igual que tus geniales escritos, aportan mucho y siempre son bien recibidos por todos, yo no soy una excepción.
ResponderEliminarAgradezco mucho tus palabras y te envío un fuerte abrazo
De verdad eres único. Me encanta amigo. Un abrazo
ResponderEliminarTodos tenemos algo de único, a la vez que somos uno más, aunque yo me considero del montoncito. Lo que me alegra es que te haya gustado.
EliminarUn abrazo, Carmen
Poco más que decir, salvo que me gustaría encontrarme con tus personajes y tomarme un café con ellos.
ResponderEliminarSi coincido con ellos se lo transmito y, si me lo permitís los tres, también me apunto a ese café.
EliminarUn saludo y muchas gracias por tu comentario
El amor es ciego, Ángel, nunca mejor dicho.
ResponderEliminar¡Qué preciosidad de relato!
Un abrazo
Dichosos los que saben ver más allá de lo que les muestran los ojos.
EliminarMuy agradecido, Rosy
Otro abrazo para ti
Querido Ángel, siempre lo digo, nos tocas la fibra con estos micros que nos traes, tan llenos de humanidad, de sentimientos, de tan buen hacer.
ResponderEliminarCreo que esta cita a ciegas va a ser muy fructífera y auguro un buen final para los dueños de ambos bastones.
Un beso grande.
Malu.
Esa cita tiene todos los visos de prosperar y de sembrar las bases de algo duradero y auténtico, lleno de luz, además.
EliminarAgradezco mucho tus amables palabras, Malu.
Un fuerte abrazo
Lo que es impensable es que yo no acuda a tu cita, Ángel. Y por suerte, con los ojos bien abiertos para no perderme ni una sola de tus palabra porque todas y cada una de ellas están en el lugar que les corresponde.
ResponderEliminarMe gusta el título. Me encanta el diálogo (imposible no releerlo y contemplar lo bien elaborado que está una vez que has llegado al final). Me apasiona la tensión de esos largos e infructuosos minutos de espera, uno sentado al lado del otro sin poderse reconocer. Me tranquiliza ese choque de bastones que suena a música celestial.
Y me alegra mandarte un abrazo y mi felicitación.
Música celestial es la que destilan tus palabras en relatos y comentarios, para eso hay que tener las letras muy dentro, ser una escritora de raza. Agradezco tu comparecencia en esta cita que acabas de enriquecer.
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Margarita
Ángel, tu sabes que yo me río de mi mismo. Y perdona que no haya leído antes, este relato, estaba esperando a a prender braille.
ResponderEliminarDesde esta pagina animo a los invidentes y a los ambbliopes a engancharse para ver con los ojos de unos buenos amigos que nos enseñan lo que hay a nuestro alrededr ademas de a escribir bien.
Gracias. Un abrazo.
Te tengo por hombre sabio, la prueba es que sabes reírte de ti mismo, por lo tanto, soy yo quien tiene que aprender de ti, de vosotros, que no podéis ser más interesantes.
EliminarGracias a los dos y os mando un abrazo doble
Enhorabuena, Ángel, entre tantos relatos ser considerado el mejor es un gran honor y un reconocimiento a tu hacer día a día. El relato es muy tierno y va directo al corazón. Grande.
ResponderEliminarNo sabes cuanto agradezco tu visita, Javier, la pongo al mismo nivel que este reconocimiento que no acabo de creerme. Tú sí que eres grande.
EliminarUn abrazo
Felicidades Ángel, muy bonito e ingenioso relato. Un juego muy acertado de palabras y situación, haciendo mucho más efectivo el resultado final.
ResponderEliminarParece muy sencillo, pero esa es la grandeza de los buenos relatos. Un abrazo grande.
La sencillez no tiene por qué estar reñida con el buen hacer. Si me decís que me he acercado a ello me llena de satisfacción, no menos que el darme cuenta de que puede haber gustado; qué más se puede pedir, para eso escribimos
EliminarMuchas gracias y te mando otro abrazo grande, Asun
Hermoso...
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