Cobijo
El sonido de los truenos no impidió que oyera el timbre. Sorprendida, escuchó su voz tras el interfono.
Entró en el apartamento empapado, desolado por el abandono. Secó cada poro de su piel. La tinta de sus tatuajes quemaba al ser besados, aun sabiendo que su corazón pertenecía a otra.
Entró en el apartamento empapado, desolado por el abandono. Secó cada poro de su piel. La tinta de sus tatuajes quemaba al ser besados, aun sabiendo que su corazón pertenecía a otra.
Decía José Saramago que «Siempre acabamos llegando a donde nos esperan».
ResponderEliminarBuen micro, Jem.
Te envío un cordial saludo.
Cuando todo se le gira en contra, su amor y hasta la climatología, decide buscar cobijo con su "amiga", que quizá siempre le ha amado.
ResponderEliminarPuede que el tiempo haga que la vea de otra forma y entonces...
Saludos.
Carme.
Amarga historia de amor no correspondido, aunque quien sabe lo que puede suceder cuando das todo sin pedir nada a cambio. Le deseo suerte a esa chica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta ese baile desigual entre los sentimientos de tristeza por el abandono de él y los sentimientos de amor incondicional y acogida de ella. Fantástico, Jem. Un saludo.
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