Como siempre
El día de su boda nadie entendió por qué insistía tanto en hacerse una foto a solas con su madre.
—¡Cuánta tontería! —decían.
El día en que se le descosió el corazón allí estaba ella, con su vieja aguja de zurcir penas y su caja de tiritas de amor incondicional.
—¡Cuánta tontería! —decían.
El día en que se le descosió el corazón allí estaba ella, con su vieja aguja de zurcir penas y su caja de tiritas de amor incondicional.
Si es que donde esté una madre... que se quite todo lo demás, que no deja de ser accesorio.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta", *L*, y un saludo incondicional también.
Una madre, es una madre, ahí estamos siempre, en lo bueno, en lo malo y en lo peor. Y hasta que no se vive en primera persona esa experiencia, no se llega a descubrir lo que es el amor incondicional.
ResponderEliminarBonito relato para terminar la semana.
Un beso.
Malu.
Genial relato. Me encanta cómo relatas el amor de una madre.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
¿¡Por qué será que las madres siempre aparecen en el momento oportuno y tienen el remedio adecuado para cada situación por delicada que esta sea!?
ResponderEliminarMe ha gustado *L*.
Un saludo.
Las madres siempre tienen actualizado el botiquín y su bloc de frases célebres, y así da gusto. Tanto como leer tus palabras.
ResponderEliminarUn saludo, *L*
Pues para eso estamos, para reparar heridas, ya sean grandes o pequeñas, en las rodillas de nuestros niños cuando son pequeños o en sus corazones cuando han crecido. Y esa hija o hijo que se casa, lo menos que puede hacer, es reservar la mejor foto solo para ella, faltaría más.
ResponderEliminarUn abrazo, "L".
Una foto justo en ese instante... ¿Intuía la hija que ese matrimonio no seria un camino de rosas? lo digo porque seguramente tendrían fotos echas en otros momentos sitios y eventos...
ResponderEliminarMe pregunto si querías transmitirnos eso o algo más...
Buen micro.
Un abrazo.
Siempre hay que tener un momento para una madre, también el día de tu boda, especialmente ese día. Creo entender que al final el matrimonio no salió como esperaba tu protagonista, por suerte, aún le quedaba alguien que que no iba a fallarle, provista de utensilios mágicos de curación.
ResponderEliminarUn saludo a la escritora que vive detrás de esa "*L*" tan personal.