Creador
En un descuido, una chispa prendió en la tosca figurilla apenas esbozada. Al ver cómo destellaba en sus ojos, comprendió que aquel atisbo de divinidad pondría en jaque el resto de su obra. Pero rectificar no es patrimonio de los dioses. Terminó de modelar y la avivó de un soplo.
Muy bueno, Elisa. Pocos temas son tan interesantes como el mito de la creación; igualmente, grandes pensadores han tratado de acercarse a la condición humana desde perspectivas diversas. Como suele decirse: «El hombre sueña como un dios pero debe vivir como animal». Tal vez ese «atisbo de divinidad» que citas en tu texto sea la razón de nuestros sueños más elevados.
ResponderEliminarSaludos.
Vicente
Esos hombres y mujeres, frágiles como el barro, capaces de lo mejor y de lo peor, que, por accidente del Creador, o quizá adrede, tienen dentro la esencia de una divinidad de la que no parecen conscientes.
ResponderEliminarUn saludo, Elisa
"rectificar no es patrimonio de los dioses" Qué buena línea. Y buen micro.
ResponderEliminarTodo tu relato está rodeado de la mágica frase: "rectificar no es patrimonio de dioses". Muy bueno, Elisa.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
atisbo de divinidad?
ResponderEliminarhas sido generosa con eso, mucho, tambien muy buena, como siempre
Qué planteamiento tan interesante! Los hombres, como hijos del orgullo. Y dado que el orgullo es uno de los pecados capitales, entonces, el hombre no es que cometiera el pecado original, sino que lo "era".
ResponderEliminarEn fin, disculpa la digresión y felicidades por el relato.
Saludos cordiales
Qué original visión la de la creación del hombre como algo accidental, y el presagio divino de que pondría en jaque al resto de su obra, nada más acertado.
ResponderEliminarMe gusta cómo lo has contado, Elisa, y mucho.
Felicidades y un abrazo.
Dos grandes y controvertidos conceptos encierras en esta magnífica narración, Elisa: por un lado el hombre como resultado de una chapuza divina y por otro, el ser concebidos a imagen y semejanza del creador, incluidos sus defectos.
ResponderEliminarGenial la frase del patrimonio, un Dios sin soberbia sería otra cosa, no un Dios.
Un saludo
Me encanta que un dios descuidado y orgulloso haya sido el creador de la humanidad.
ResponderEliminarSimplemente genial.
Un beso, Elisa.
Excelente, Elisa. Un 50 redondo como un planeta y todo lo que nos das que pensar. Muchos besos.
ResponderEliminarYo me quedo con que rectificar no es cosa de dioses y ese toque de divinidad que por descuido le otorga y que explica por qué a algunos hombres les resulta del todo imposible dar su brazo a torcer. Una historia de lo más original, Elisa. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo.
Original y hermoso, como siempre.
ResponderEliminarCon un soplo de palabras has moldeado todo un ingenio de palabras. Original y creativo.
ResponderEliminarSuerte, un beso guapa.
Has moldeado una buena imagen.
ResponderEliminarSaludos, Elisa
Una preciosa versión de la creación del ser humano, en la que lo único que puede hacer su creador es darle un soplo de vida, aún intuyendo que sería capaz de destrozar el resto de su obra. El libre albedrío, que dirían los teólogos, expresado con un soplo de poesía.
ResponderEliminarUn beso.
El creador no se equivocaba, somos seres endiosados y el jaque a su creación es ya una evidencia. Me ha encantado, Elisa. Un abrazo.
ResponderEliminarUn micro redondo, Elisa. Me gusta cómo lo has encajado todo. Fantástico. Un saludo.
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