Cuenta atrás
Ahora dudaba de las promesas de una vida mejor y heroica. Había entrado en el parking del gigantesco y famoso centro comercial. Su coche iba cargado con cientos de kilos de explosivos como bomba de relojería, cuya marcha atrás indicaba que ya era tarde para arrepentirse. Cuatro, tres, dos, uno…
Demasiado tarde le entraron las dudas a este suicida asesino. Ojalá fuese Domingo y todo el centro comercial estuviera cerrado, aunque lo dudo. Explosivo micro el de este mes, Isidro, y muy bien contado, lo que no es una sorpresa.
ResponderEliminarCorrí a comentar el primero para que no me pongas falta ;-)
Un abrazo.
Pablo
Eso digo yo, demasiado tarde para dudar y arrepentirse. Reconozco que me resulta muy difícil, por no decir imposible, meterme en la mentalidad de los terroristas kamikazes. El relato es una pura duda mía que siempre me ha corroído. ¿Se arrepentirán en el último segundo?
EliminarMuchas gracias por tu comentario "siempre el primero" jejeje! ¡Eres grande, pequeño Pablo!
Uff, Isidro, menos mal que sólo disponías de 50 palabras.
ResponderEliminarCreo que solo los fanatismos nos pueden conducir a un absurdo tan brutal.
Resulta esperanzador ese momento de lucidez que apuntas, aunque esta vez haya sido demasiado tarde.
Un abrazo.
Sí, pero esos fanatismos han cambiado el mundo. Creo que el 11 S de 2001, -hoy por cierto es aniversario- marcó el inicio de una nueva era para la Humanidad. Ya el mundo no volverá a ser como antes.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un fuerte abrazo Quique!!!
Una cuenta atrás que eriza la piel, un 50 explosivo, acertado. Una realidad plasmada en tu texto.
ResponderEliminarGenial isidro. A la suerte le sumo un beso.
Muchas gracias por tu comentario Mª Belén.
EliminarUn beso.
No hay nada más desesperante que la duda en un camino irreversible. Esos últimos segundos habrán sido los más lúcidos de su vida.
ResponderEliminarCuánta tensión, Isidro. Muy bueno.
Un beso.
Efectivamente deberán ser desesperantes los últimos segundos de esos suicidas, quizá haya testimonios de los que lo intentaron pero salieron con vida.Aunque no será lo mismo contarlo que sentirlo en propias carnes.
EliminarGracias Sandra por tu comentario y por leerme.
Un beso.
¡Cincuenta palabras que explotan en nuestros ojos! Pero no creo que esos fanáticos recapaciten en el último instante. Todo lo más que pueden llegar a hacer es quitarse de en medio.
ResponderEliminar¿Qué me dices de la coincidencia del día, Isidro?
Va mi "Me gusta" por describir perfectamente una situación tensa que no tiene vuelta atrás porque para atrás lo único que hay es esa maldita cuenta.
La verdad es que en cincuenta palabras sólo (lo acentúo conscientemente) he podido reflejar el momento cumbre de la acción, pero es cierto que el antes y el después de esa acción, darían para escribir una novela río.
EliminarMuchas gracias José Antonio por tus amables comentarios
La verdad es que sí es casualidad lo de la fecha de publicación, de hecho Álex me dio la posibilidad de aplazarla, pero no creo que a estas alturas ni en este ambiente se hieran susceptibilidades.
Muchas gracias y un abrazo.
Dudas, falta de valor o un resto de sentido común, cualquiera de estos conceptos podría haber evitado una salvajada contra natura, pero hay personas que son incapaces de ver más allá de las orejeras que se han puesto. Dicen que nunca es tarde, aunque hay ocasiones en las que no queda espacio para el arrepentimiento o la rectificación.
ResponderEliminarUn abrazo, artista
Como he comentado a José Antonio, el antes y el después del momento que se narra, daría para una novela e incluso para un tratado de la condición humana, de la influencia y fanatismos de las religiones y en definitiva , de la poca racionalidad de los que nos llamamos animales racionales.
Eliminar¡Qué paren el mundo porque yo me bajo!
Muchísimas gracias amigo Angel por tu comentario.
Te envío un fuerte abrazo.
Escalofriante historia, Isidro. A mí también me gustaría pensar que algunos tienen un momento de lucidez pero cuando aún no es demasiado tarde. Excelente micro.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Fina por tu gentil comentario.
EliminarUn beso
El arrepentimiento, querido Isidro, es un patrimonio reservado a los seres humanos, y no tengo muy claro que sea compatible la humanidad con el sacrificio deliberado de personas inocentes.
ResponderEliminarDesde un punto de vista literario, sin embargo, es un sentimiento a explorar y un acierto ponerlo sobre la mesa.
Abrazos.
Amigo Carles, lo tengas o no claro, el sacrificio deliberado por parte de los humanos es inherente a su existencia y condición, tal y y como objetivamente se demuestra a lo largo de toda la existencia del Hombre pero lo que más me duele y confunde, es que las guerras y muertes por motivos de religiones, son las que más muertes han provocado. Y siguen.
EliminarMuchas gracias Carles por tus palabras.
Un fuerte abrazo.
Me he sentido aterrorizada con esta cuenta atrás, Isidro. He pensado en los centenares de personas embaucadas con la promesa de un paraíso de gloria habrán pasado por ese momento de arrepentimiento tardío instantes antes de cometer su cruel matanza contra personas inocentes. Escalofriante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aterrorizan, confunden y son poco entendibles que en nombre de su dios y por promesas de etéreos paraísos, tergiversen los más elementales principios de la vida y de la Humanidad.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un beso.
Tus palabras son "una bomba de relojería" que hacen estallar un montón de emociones: indignación, miedo, estupor, estremecimiento, rabia, indignación, desconcierto, repulsión, incomprensión, rechazo, resentimiento, espanto,...
ResponderEliminarUn saludo, Isidro.
Calma, calma Margarita, si por desgracia ya se está llegando a un punto que por la frecuencia de estas y otras barbaridades, nuestra mente y nuestro corazón apenas si se alteran, pues los telediarios acaban inmunizando.
EliminarGracias por leerme y por tus palabras.
Un beso
Terrorífica situación nos propones, Izó
ResponderEliminarIdfo. Fabuloso relato.u gran abrazo!
Quería decir Isidro, debería usar siempre las gafas!
EliminarHola Belén me alegra verte por aquí, aunque sé que estás viajando y sin gafas escribiendo. jejeje. muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo.
Toda su vida al servicio de una ilusión ficticia. Una guerra, como todas, dramática y solo la posibilidad de la muerte le hace tener un atisbo de lucidez. Muy bueno, Isidro. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Y tanto que ficticia! Muchas gracias Salvador por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Es el fanatismo el que empuja a estos zombis descerebrados a, en este caso, subirse a un coche cargado de explosivos para imponer su intolerancia. Dudo mucho que ninguno de ellos tenga el más mínimo segundo de lucidez, y mucho menos, de arrepentimiento. Muy bien relatados esos últimos segundos que culminan un complejo proceso de intereses. Un saludo, Isidro.
ResponderEliminarEl fanatismo podríamos decir que es bastante inherente a la condición humana y no necesariamente es negativo, pues depende de lo que con fervor se defienda. Lo peor y lo malo, como tu muy bien dices, es cuando ese fanático se hace intolerante con el resto.
EliminarDecía San Agustín: "Mi libertad empieza donde acaba la tuya"
Es uno de mis lemas favoritos.
Muchas gracias Matrioska y un abrazo.
¡Qué buena gente eres Isidro!, dotarle a ese kamikaze de una conciencia que seguro no tiene.
ResponderEliminarBuen trabajo.
Un abrazo.
Quizás peco a menudo de ser cándido. Ya me lo han dicho. Quiero creer que tras la apariencia existe un algo más o un porqué que sea dfícil de entender para los demás.
EliminarMuchas gracias por tu gentil comentario.
Un abrazo.
Cometer un acto bárbaro, como ese, indica una completa enajenación mental, nada lo justifica. Buen retrato de la locura, perfectamente narrado, Isidro, da escalofríos ese “Cuenta atrás”.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, efectivamente creo que a excepción de su pandilla de "amigos" de religión y de otros cuatro piraos más, a eso se le llama locura o enajenación mental.
EliminarMuchas gracias Beto por leerme.
Un abrazo.
Boommmmmmm!!! Supongo que es normal el arrepentimiento décimas de segundo antes de comenzar la cuenta atrás, sean cuáles sean los fines y los motivos que llevan a semejante atrocidad.
ResponderEliminarIsidro, ya siento el retraso que llevo este mes con los comentarios.
Te dejo un me gusta y un beso.
Malu.
Malú muchas gracias por pasarte por aquí. Te entiendo perfectamente.
EliminarUn abrazo.
Despues de la intransigencia de los asesinos ¿queda teimpo para el perdón? Creo que tanto como para el arrepentimiento en ese momento de la cuenta atrás.
ResponderEliminarEste es un tema que merece todo un concilio, o v muchisimos tratados
En cuanto a tu relato me parece redondo sin dejar que asome el final de la jugada.
Perdon no quería hacer un comentario frívolo para un tema tan profundo y un relato tan perfecto.
çSaludos
Efectivamente el relato es sólo la punta del iceberg. Antes y después hay mucho.
ResponderEliminarGracias por tu amable comentario.
Un abrazo.