El precio a pagar
En ese momento, la puerta se abrió y sonó una explosión. Era una trampa, estaban avisados pero no quisieron ver la realidad.
La curiosidad mató al gato, y en este caso también a todos los rehenes que estábamos esperando la salvación. No siempre puedes volver atrás para corregir tus errores...
La curiosidad mató al gato, y en este caso también a todos los rehenes que estábamos esperando la salvación. No siempre puedes volver atrás para corregir tus errores...
Ojalá tuviéramos un botón para rebobinar los errores y tuviéramos una segunda oportunidad. Que bien contada esta historia que parece sacada de aquella acción terrorista de 1972 que se perpetró en Munich.
ResponderEliminarGran estreno, JuanMa.
Bienvenido.
Pablo