El rencor del olvido
Tiene frío. El manto de tierra hace años que dejó de abrigarle y el rocío empapa el aliento de su espera. No sabe que sus huesos se deshacen bajo raíces de amapolas, rojas como el polvo que el viento esparce sobre los segundos de un tiempo que perdió la memoria.
Señora Richmond: se ha vuelto usted a salir. Su escritura está llegando a un nivel estratosférico. Pues poesía de la buena. Metáforas aderezadas de ingenio y sentimiento. Me ha encantado. Tras cerrar la boca y dejar de aplaudir, me he puesto a escribir este comentario que no le hace justicia a un micro lleno de belleza. Lo paso rápidamente a mi libreta de "favoritos". En mí retina ya se ha quedado grabado, imborrable y eterno.
ResponderEliminarEs usted muy grande. Enhorabuena por escribir así.
Un besote.
Pablo
Donde pone "pues poesía de la buena" puede usted sustituirlo por "pura poesía de la buena". Como quiera, señora de las letras. Por cierto, se me olvidó antes: precioso y certero título.
EliminarComo soy más brutica que un arau no sé muy bien qué es eso de las metáforas aderezadas. ¿Se comen? Muchas gracias, mi sevillano guasón.
EliminarUn besazo.
¿Cuántos huesos quedan por ahí deshechos bajo las amapolas?
ResponderEliminarPrecioso homenaje a quienes aún no han podido encontrar la paz eterna porque sus cuerpos fueron esparcidos dondequiera. Menos mal que estás tú, Patricia, para que la pérdida o falta o dejadez de memoria no hagan, además, de las suyas.
El título, espléndido.
Va mi "Me gusta", acompañado de numerosos aplausos para relato de tan bella factura.
Un beso.
¿Factura? ¿Hay que pagar por salir aquí? ¡Ay, que yo no he pagado nunca! ¿Cuánto debo, Álex? Ay, qué disgusto, me voy al Monte de Piedad a empeñar algo.
EliminarUn abrazo fuerte, fuerte, J.A.
¡¡Jajajaja!!
EliminarPues sí, Patricia, hay que pagar. Lo que sucede es que los buenos relatos y, por ello, sus autores o autoras, están exentos de ese pago, como es tu caso.
Yo, en cambio y sin ir más lejos, como no estoy en ese selecto grupo, llevo abonada ya una auténtica millonada. Hasta el punto de que he tenido que empeñar mi patrimonio familiar.
Un abrazo para ti.
Hablas de cicatrices que aprietan los dientes cuando los recuerdos sudan, de sangre calcinada que nutrió el estéril follaje que cubre las cunetas de la memoria, de almas aprisionadas en barrotes de tierra ejecutada, violada por las palas de los inocentes verdugos.
ResponderEliminarHas compuesto unos de los relatos más bellos que haya leído, de esos que el aliento del talento esparce suave y acaba posando en quien los lee para permanecer.
Gracias.
La belleza está en tu comentario, Antonio. Me has dejado temblando y no tengo fuerzas para contestarte con ninguna gracieta.
EliminarMuchísimas gracias con toda mi admiración.
Y un abrazo.
Mi querida amiga Patricia, de verdad que me dejas sin palabras, hace una hora que leí el relato y estoy con la boca abierta y sin saber qué decir. Te ponga lo que te ponga, en ningún caso reflejará lo mucho que me ha gustado.
ResponderEliminarEstá tan bien escrito, con el título tan bien escogido y con las palabras más bonitas y mejor hilvanadas en la historia de los microrrelatos.
Me rindo a tus pies, te hago la ola, te subo a hombros y te doy todas las medallas por ser tan grande y dejarnos estos regalos tan maravillosos todos los meses.
Mil besos, mil gracias.
Malu.
Malu, Malu, quién fue a hablar. Aún no me he repuesto de que tu relato no estuviera en la final del mes pasado.
EliminarRespecto a lo de hilvanar, si te leyera mi abuela se moriría otra vez de la risa. Se empeñó en enseñarme a coser y fui su mayor frustración.
Beso grande, grande, grande y un millón de gracias.
Sin palabras. Gracias, solamente gracias.
ResponderEliminarYo sí que tengo que darte las gracias a ti, Juan. Por tu apoyo y tus bonitos comentarios. Llevo una temporada muy liada y no puedo leer todo lo que quiero. Como tu blog, que es una de mis tareas pendientes para cuando tenga tranquilidad, señor poeta.
EliminarUn beso.
Muy bonito, Patricia.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Vicente.
EliminarY un abrazo.
Hay que ser muy grande para escribir un micro que trata un tema tan sórdido de una forma tan bella, convirtiendo el amargor de boca que te deja en poesía.
ResponderEliminarEres una magnífica escritora, Patricia. Gracias por compartir tu arte con nosotros.
Un beso.
Pues verás... grande, lo que se dice grande, no. Haciendo trampas y estirándome, 1'59. No me da pa más.
EliminarGracias, campeona.
Patricia, no tengo palabras, sólo lágrimas inundan mis ojos al leer tu relato. Las palabras más bellas como homenaje a tantos olvidados y que el rencor de los culpables impide encontrar. Hoy un tsunami de admiración como aplauso. Gracias. Un beso. Pilar
ResponderEliminarOtra que tal baila. Ya te dije lo que me había conmovido tu relato del mes pasado. Escribir de ese tema sí que es difícil y lo bordaste. Muchas gracias por tus ánimos, querida Pilar.
EliminarUn abrazo gigante y huracanado.
¡Vaya relato que nos has regalado, Patricia! Quería escribir un comentario que estuviera a la altura pero he desistido. Simplemente darte las gracias por hacernos participes de estas emotivas letras. Un abrazo.
ResponderEliminarEso creía yo, que os lo había regalado... Pero me han dicho por ahí arriba algo de una factura...
Eliminar50 Palabras x 50 euros cada una... Ag... ¡Mariano, devuélveme ya la paga extra entera!!!
Un besazo, Salva.
Grande y conmovedor tu relato, Patricia, capaz de remover sentimientos y a la vez de apaciguar el espíritu por la extraordinaria delicadeza de tu poesía. Un admirable homenaje a aquellos que fueron ejecutados y abandonados en terruños inhóspitos, y sepultados bajo el abrigo traidor de la noche, de un tiempo no tan lejano que arrinconamos con rabia en la memoria.
ResponderEliminarMe apropio, con tu permiso, de tu texto que haré hueco en un rinconcito de mi corazón y de mi librería. Y cuando alguien me pregunte quién lo escribió, diré: ¡¡la genial Patricia Richmon!!
Un abrazo interminable.
Muchas gracias, MJ. Todos seremos olvido, eso es seguro. Pero enfrentarse a él antes de estar preparados es demoledor, para los perdidos y para los que pasan la vida buscando. Y lo terrorífico es que siga pasando. El terrible caso de Marta del Castillo, los 43 estudiantes mexicanos, la incansable búsqueda que han heredado muchos nietos aquí... Dolor, recuerdo, fuerza para seguir alejando al "olvido que seremos". Si no lo conocéis, os recomiendo el magnífico libro de Héctor Abad Faciolince.
EliminarUn beso grande, MJ.
Todo el lirismo de tus 50 palabras lo rompes con un duro y punzante título.
ResponderEliminarPrecioso relato, Patricia. Qué fácil es leerte y qué difícil conseguir lo que tú haces.
Un abrazo.
Muchas gracias, José. El título es punzante, sí, porque, ¿Cuántos versos se han quedado sin ser escritos? ¿Cuántos abrazos sin ser dados? ¿Cuántos te quieros sin ser dichos? Sólo el olvido lo sabe.
EliminarAbrazo fuerte de vuelta.
Querida Patricia, según me acercaba a tu micro, empezó a llegarme un olor como a... sí, exacto, a laurel. Me dije: qué raro si lo que hay debajo de sus pies parece simple hierva. Y claro, ¡cómo no va a oler a laurel si has escrito un micro como la copa de uno de mis pinos, ¡digno de laureles... !
ResponderEliminarY además, coincidiendo con el día del Alzeimer, tu micro también habla de pérdidas de memoria, aunque éstas a las que te refieres, son bien distintas.
Te mando un besote y no me olvido no, de darte la !Enhorabuena!
Desde tu pinar, ¿no verás algún eucaliptus? Me duele un poco la garganta y me vendría mejor.
EliminarSois todos muy buenos y tú de las primeras de la clase. Si por mí fuera, aquí no habría votaciones ni ná, que empieza a no ser justo que se queden tantos micros fuera. Yo me conformo con beber de vuestras letras y a aprender de ellas.
Muchos besicos, Rosy.
¡Poesía al máximo esplendor! Eres una mujer que con facilidad entrelaza palabras para dar creación a paisajes que prevalecen en una región de nuestro cerebro haciendo que nuestro corazón se anime.
ResponderEliminarYo sí que me he animado con las cosas tan bonitas que me habéis dicho.
EliminarMuchas gracias, querido Ricardo.
Patricia gran relato y muy emotivo, cuanta gente olvidada en las cunetas, y como tú titulas por rencor, por pensar que son personas que no merecen un descanso. Lo has contado con un lenguaje tan poético, pero sin olvidar lo que es una triste realidad.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo.
Un beso.
Tengo desgastada ya la palabra gracias. Pero abrazos aún me quedan.
EliminarUna camioneta entera para ti, Javier.
Y un beso.
Los muertos se quedan muy solos, cómo escribió Bécquer y recitaba Panero, es inevitable y cuestión de tiempo, pero nunca habrá reposo auténtico, ni para los difuntos ni para los vivos, mientras los primeros carezcan de la dignidad que les fue sustraída sin derecho.
ResponderEliminarA mi no me sorprende nada bueno que venga de ti, sé que eres capaz de cualquier cosa con las letras, hasta de sacar de dentro a esa poetisa que me consta que tienes, lo que si te animo es a que permitas que le dé el aire más a menudo.
Te mando abrazos de esos que tú sabes
Un aire le dio
Eliminary la poetisa estrafalaria
despeinada se quedó.
Gracias, Ángel. Mi TL te echa mucho de menos, que lo sepas.
Abrazos recogidos, guardados, y puestos a criar para devolvértelos con intereses.
Y besos, siempre.
Patricia, has compuesto un relato bellísimo con una gran fuerza emocional.
ResponderEliminarGracias por tan exquisito regalo.
Un beso.
Muchas gracias, Carmen. La verdad es que ya no sé qué decir. Vosotros sí que me habéis emocionado.
EliminarUn abrazo fuerte.
¡Qué bien escrito, Patricia! Vamos, lo normal en ti. Un beso.
ResponderEliminarTe devuelvo el beso a condición de que tapes con un trapo al cárabo. ¡Aún tengo pesadillas!
Eliminar¡Gracias, maestro!
Ohh, ¡qué micro!
ResponderEliminarEl tema, el ritmo, las frases, las palabras que conjugas para dejarnos poesia, ...
Genial.
Un beso.
Carme.
Carmen, habéis conseguido dejarme sin palabras. Este micro se ha hecho ya un palacio dentro de mi corazón y allí me acordaré para siempre del cariño que me habéis hecho sentir.
EliminarUn abrazo grande.
¡No me puedo creer que se me haya pasado leer tu relato, Patricia! De todos modos, de haberlo visto un mes después, me hubiese quedado como ahora mismo. Muda. Es tan, tan…, tan todo. De verdad, estoy impresionada y no encuentro las palabras que puedan expresar lo que me has transmitido. Solo te puedo decir que tienes mucha maestría y que, GRACIAS por escribir. Un beso fuerte.
ResponderEliminar¿Hace poco hablábamos de locura, verdad? Fíjate cómo andaré de mal que pensé que tu micro se había publicado hace unos días y no lo había visto. ¡Qué malamente estoy, mon Dieu! :)
Eliminar¡Pardiez! En realidad creo que no se ha publicado aún, pero el espíritu cincuentista es tan fuerte ya que no necesitamos wifi para comunicarnos y nos anticipamos en el tiempo. Habrá que mirarlo, que le ahorraríamos trabajo a Álex.
EliminarMuchas gracias, Matrioska. Como ya he dicho, me habéis dejado temblando.
Abrazotes y besos.
¿Qué te puedo decir que no te hayan dicho ya? Es un micro maravilloso de principio a fin. Y punto.
ResponderEliminar¡Enhorabuena y gracias!
Las gracias os las estoy dando yo a todos.
EliminarUn abrazo, Ana.
Escalofriante, dramático y certero. ¿Cuanto dura el descanso eterno?
ResponderEliminarPobres amapolas mías que sienten el frió del olvido y la desesperanza
Maestria en el arte del relato ¿quien lo duda?
saludos y un beso.
Muchas gracias José María. Me gusta mucho tu comentario. En Aragón hay muchos paisajes de tierras resecas y mucho frío en las cunetas. Y cuando veo amapolas no puedo evitar pensar en estas cosas.
EliminarUn abrazo fuerte.
Extraordinario, Patricia. Bellísimo y comprometido. No se me ocurre un modo mejor de utilizar la literatura. Obras como esta legitiman y dignifican el dolor y la lucha de mucha gente, aparte de hacernos disfrutar leyendo. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarQue me digas eso y precisamente tú, me llena de orgullo y satisfacción, Enrique. Aún tengo tu relato dándome vueltas en la cabeza.
EliminarMuchas gracias y un carro lleno de besos.
Has hecho que mis ojos se humedezcan con el recuerdo de quien falleció sin haber perdido nunca la esperanza de volver a saber de alguien muy querido y a quien yo no llegué a conocer. Sólo puedo darte las gracias, Patricia, por este bellísimo homenaje y felicitarte una vez más por tu buen hacer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues, entre nosotras, te cuento que yo he llorado a mares al leer vuestros comentarios. Me ha conmovido mucho haber rozado, por poquito que haya sido, vuestro corazón.
EliminarUn besazo enorme, Fina.
Ainsssssss precioso. Duele leer por muchas razones... Por hermoso, por dolor, por esa carga de muchas cosas que nos hace sentir esa piel que llora. Si es que lo ha escrito alguien que está cargada de sensibilidad, creatividad y letras... (no del banco jejeej) Enhorabuena. Muackssssss
ResponderEliminarGracias, Carmen. Las letras del banco también suspiran, ya sabes, ja, ja...
EliminarUn beso sin comisiones.
Bueno, pues, esta vez que te has puesto seria, yo haré lo propio.
ResponderEliminarAbordar un tema como el que tratas desde la poesía es, sin duda, una idea bonita y audaz; y prestar tu talento a recordar a los olvidados es un acto de generosidad.
Desde mi rinconcito, alzo una copa de paz para todos los que yacen bajo el tiempo sin memoria.
Un beso recordatorio
Bonito brindis, Notinc. Vuestros comentarios han engrandecido mi humilde relato. Si ha servido como pretexto para el recuerdo y la reflexión, no puedo estar más contenta.
EliminarAbrazo fuerte.
Seguro que tu relato ha sacado a muchos del olvido.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Muchas gracias, Crispín. No tenía en la cabeza ninguna pretensión cuando lo escribí. Así que no puedo estar más feliz por haber expulsado entre todos al olvido, aunque sólo sea por unos días.
EliminarUn abrazo.
Dicen que un gesto vale más que mil palabras. En tu caso, has conseguido que sólo un puñado de palabras transmita un elevado número de emociones.
ResponderEliminarY tus amapolas sangrantes y mecidas por el viento esparcen aromas en el espacio y en el tiempo que mantienen viva la memoria.
¡Grande, Patricia!
Gracias, Margarita. Ya he quedado con Álex que, si hay libro nuevo, os cargará un euro más en el envío como donativo para financiarme pañuelos de papel... ¡Que no puedo dejar de llorar, señores!
EliminarPal mes que viene ya he mandado una cursilada de las mías características. Como venganza. Hala.
Besos, no obstante.Y abrazos, muchos.
Muy hermoso y bello Patricia, te ha quedado un micro que muy posiblemente hubiera inspirado a los viejos pintores prerrafaelistas.
ResponderEliminarMe saco el sombrero ante tan bello escrito.
Saludos.
PD: Te debo mi avatar sin sombrero.
Qué bonito lo que me dices, Jean. Conserve el sombrero, caballero, que empieza a refrescar.
ResponderEliminarUn abrazo.