Lo que no te dijo
Tras su muerte descubrimos un armario lleno de regalos sin entregar. Lazos rojos, azules y amarillos llenaban los estantes. Envueltos en filigrana: relojes, estilográficas, libros de poemas y bufandas y pañuelos. Una rosa marchita endulzaba el aire con su aroma a podredumbre.
Te quiso siempre, y nunca olvidó tu cumpleaños.
Te quiso siempre, y nunca olvidó tu cumpleaños.
Hola, Manu.
ResponderEliminarMuy buen relato, hermoso y triste. Hay amores que, aunque jamás salgan a la luz, son tan fuertes que son capaces de durar toda una vida.
Saludos.
Has conseguido que hasta esa rosa marchita resulte hermosa. Triste y poético relato, Manu, con la belleza de la sencillez.
ResponderEliminarMuy bonito.
Nada hay más triste y frustrante que no decir lo que se tenía que haber dicho y no hacer lo que tendría que haberse hecho, aun a riesgo de equivocarse. Cuanto más lleno esté ese armario más consumirá el vacío a esa persona. Dicen que nunca es tarde, pero sí, a veces si lo es, como bien refleja tu relato.
ResponderEliminarUn saludo
Pues tú no has dejado nada por decir, Manu: regalos de alegres colores que languidecen y agonizan en una estantería gris; y esa rosa que murió antes de ser depositada en una lápida.
ResponderEliminarDulcemente sobrecogedor.
Un saludo
En demasiadas ocasiones decimos palabras que no deberíamos decir, pero es muchísimo peor no decir aquellas que nos dicta el corazón. Triste historia, precioso micro. Felicidades, Manu.
ResponderEliminarUn saludo.
Quizás con cada regalo que compró dijo: "este sí que se lo daré", y luego el miedo al rechazo fue llenando su alma y su armario,
ResponderEliminarHermoso relato, Manu.
Un beso.
Precioso micro, Manu. Imagino todos esos regalos envueltos y sin entregar, que me hacen pensar también en todas esas frases expresando cariño hacia la otra persona, que no llegaron a decirse. No se especifica quien era el destinatario de los regalos, ni la persona que los compró. Mejor así, nos permite imaginarlo a nosotros mismos. Creo que todos tenemos algún ejemplo cercano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué micro más triste, Manu. Está delicadamente escrito pero es desolador. Me ha gustado mucho. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarQué penita. Cómo canta (o cantaba, mejor dicho) Sabina, me pregunto dónde van los besos que no damos.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Manu.
¿Qué triste historia guardará ese armario junto a los regalos?
ResponderEliminarSupongo que la vida a veces no da opción a decirlo todo.
Saludos.
Carme.
Manuel, me ha encantado tu micro, tan romántico y emotivo.
ResponderEliminarSaludos