Relax
Su boca semiabierta contra el suelo da una arcada. Un líquido tibio roza su pómulo y llega al ojo. Trata de incorporarse. Hace una grotesca vuelta y tumba el mueble. El ojo luminoso del televisor pestañea una última vez, la imagen de una mujer recomendando las bondades de un producto.
Estupendo baño de realidad el que nos aportas con tu relato, Ibarlin. Aprovechándose de la desesperación de la gente, los «productos milagro» prometen un escenario muy distinto del que generalmente provocan.
ResponderEliminarMuy buena historia.
Saludos.
Puede que Relax sea ese producto milagroso que ha provocado la situación que vive tu protagonista.
ResponderEliminarHay cadenas comerciales potencialmente peligrosas que anuncian medicamentos milagrosos y que no deberían emitirse.
Un relato que hace meditar.
Un abrazo.
Pablo