Al fin juntos
Entregó toda la documentación que llevaba. Colocó sobre la bandeja las monedas que aún tenía en el bolsillo. Se quitó el reloj, miró a través del cristal y solo apreció la seriedad del guardián.
Lo llevaron a una celda. Desde la de al lado un hombre le habló: "¡Hola, hijo!".
Lo llevaron a una celda. Desde la de al lado un hombre le habló: "¡Hola, hijo!".
Salvador, excelente micro. El destino es caprichoso y, de tal palo tal astilla. Supongo que este encuentro no habrá sido muy alegre por el lugar que los alberga.
ResponderEliminarCada vez le doy más importancia al título, como parte indispensable del micro, y el tuyo es muy acertado.
Enhorabuena por todo. Es muy bueno. Me ha encantado.
Un abrazo.
Pablo.
Me recordó la cinta "En el nombre del padre".
ResponderEliminarQuerido Salvador, ¡me dejas sin palabras! Qué historia tan intrigante, ¿por qué el hijo fue a la cárcel? ¿Para encontrarse con su padre? ¿Por qué el padre estaba ya en la cárcel?
ResponderEliminarHay muchas incógnitas, el micro es de los que tiene mucha miga.
Me gusta mucho, te mando un beso.
Malu.
En el encuentro de un hijo con su padre, sin importar las circunstancias en que éste se produzca, existen códigos secretos que nadie más entiende. Por lo visto, la pareja de tu historia dispondrá de algún tiempo para poner al día su vínculo indisoluble.
ResponderEliminarMuy bueno, Salvador.
Saludos.
Un muy buen relato que cierra una pequeña historia dentro de lo que podría ser otra mayor.
ResponderEliminarUn micro que es final y punto de partida al mismo tiempo, pero que cuenta una historia completa. Yo, personalmente, me quedo con la imagen de la cara del nuevo preso al oír la voz desde la celda contigua.
Me ha gustado, Salvador. Un saludo.
Un micro con un final tan estudiadamente abierto que deja con ganas de más, que suscita la curiosidad, que genera múltiples preguntas para tratar de conocer el motivo por el que ese hijo va a parar a una celda contigua a la de su padre. Podría ser el principio de una saga o serie, de una extensa historia que habría comenzado con este chispazo en cincuenta palabras y que incluiría abundantes flashback.
ResponderEliminarUn relato que parece pedir el paso al celuloide, o ser el germen de una novela extensa, propio de un escritor con alma de guionista. En todo caso, muy buen texto.
Un abrazo, Salvador
Ay, Salvador, ¿dónde queda la madre en esta historia? ¡Miedo me da!
ResponderEliminarPues eso, que me gustaría un antes y un después y un continuará.
Saludos.
Qué bueno que se hayan reencontrado, aunque sea en esas circunstancias. ¿Qué habrá pasado? ¿Casualidad o premeditación? Ojalá haya una continuación porque este micro me ha gustado mucho y también me ha dejado con ganas de leer más.
ResponderEliminarUn beso, Salvador.
Imagino a ese hijo, cometiendo delitos que le permitan estar exactamente donde ahora está, ni más ni menos graves que los de su padre, espero que la condena de ambos termine a la vez.
ResponderEliminarMuy bueno, Salvador.
Como dicen los compañeros, el micro está muy abierto a interpretaciones. La mía es que el hijo ha seguido la misma trayectoria delictiva del padre por lo que ambos acaban juntos en la cárcel, más que la de que el hijo comete un delito con la intención de ir a la cárcel para estar con su padre. Ya nos sacarás de dudas. Un saludo, Salvador.
ResponderEliminarAh, me quedo con la inquietante interpretación de Margarita. ¿Hay algún lugar para la madre en esta historia?
ResponderEliminarEn cualquier caso, es un relato muy sugerente.
Saludos cordiales, Salvador
¡Vaya familia! Yo me inclino a pensar que simplemente coinciden por ser delincuentes los dos (como dice Pablo, de tal palo...) pero el título me hace dudar, pues da pie a que lo hayan buscado en anteriores ocasiones.
ResponderEliminarComo ya hace un par de días del texto, igual nos dejas con las ganas de saber más. Total, lo que el autor no escribe, el lector decide :-)
Saludos!
Carme.