Dos niñas desemejantes
Cuando llegó a casa odiando las mates, el inglés y el aburrido golf, su madre contrató un profe particular y la apuntó a clases de pádel.
Cuando su madre le instó a que se fuera de nuevo con ese hombre, llorando miró a sus hermanos. Tampoco hoy morirían de hambre.
Cuando su madre le instó a que se fuera de nuevo con ese hombre, llorando miró a sus hermanos. Tampoco hoy morirían de hambre.
Las dos niñas de tu relato no son diferentes en sí, pero sus circunstancias, como un regalo que no se aprecia y como una losa que se sufre, lo son todo. Ahí está esa pequeña, hija del desarrollo, a la que no le falta de nada, tanto que casi no puede abarcar la excesiva oferta. Nada que ver con la muchacha del llamado Tercer Mundo, que debe prestarse a lo inenarrable para que ella y su familia sobrevivan.
ResponderEliminarUn relato donde hábilmente y en paralelo se contrastan las desigualdades de este mundo.
Un abrazo, Rosy
Estos casos tan reales, me dan una vergüenza terrible...
EliminarQuién, dónde se decide, el que debe nacer aquí o allí.
Gracias por tu estupendo comentario.
Un abrazo
Dos párrafos, desemejantes, para presentarnos dos mundos muy diferentes: el del capricho y el tenerlo todo frente al del sacrificio y la simple subsistencia.
ResponderEliminarEspléndido microrrelato, Rosy. Va, por supuesto, mi me gusta y con este mi sincera enhorabuena.
Un abrazo.
¡Ay, si los mandatarios de uno de esos mundos quisieran igualar esas diferencias! Pero parece que les interesa que haya países más pobres que el propio...
EliminarUn abrazo y gracias por ese, me gusta.
Es sabido que a medida que una persona logra satisfacer sus necesidades básicas (comida, refugio, seguridad, etc.), las necesidades de orden más elevado hacen su aparición.
ResponderEliminarRosy, las niñas de tu historia son dos casos que representan a millones. Terminar con el desamparo de los humanos en etapas de crecimiento y formación es el primer paso para el desarrollo de cualquier sociedad civilizada. La pobreza infantil aunada a la desigualdad de oportunidades es un caldo de cultivo para problemas como altas tasas de abandono escolar, enfermedades, adicciones, embarazos prematuros, delincuencia, etc.
Muy bueno.
Saludos.
Vicente
Crearse necesidades es un mal de nuestro tiempo. Es de risa, los que nada tienen persiguen "sueños inalcanzables". Porque comer, vestirse y asistir a un colegio, es un sueño para ellos.
EliminarUn abrazo y gracias, Vicente, por tu genial comentario.
Un fantástico 50, donde nos muestras dos mundos paralelos y a la vez, distantes, distintos, desiguales, dispares... un exceso y un defecto. Una desmedida riqueza y una misera pobreza.
ResponderEliminarCon poco nos ha hecho llegar la imagen de la vida de las dos niñas. Quizás, incluso me atrevo a pensar que fueron separadas al nacer y que sus destinos fueron por caminos diferentes. Una misma sangre para una existencia contraria.
Genial Rosy.
un beso grande preciosa.
No había pensado en esa posibilidad, pero me encanta que te lo haya podido sugerir a ti.
EliminarGracias, bonita, y te doy de nuevo la enhorabuena por tus éxitos.
Un abrazo
Dos retratos bien distintos de la infelicidad. Una de ellas terrible y claramente justificada, y la otra seguramente absurda en apariencia, pero que como dice Vicente, es una reacción totalmente natural. Un planteamiento este que nos haces que invita mucho a pensar, dentro de una historia muy bien contada.
ResponderEliminarEnhorabuena, Rosy, y un abrazo.
Gracias por tus palabras, estimado Enrique, dónde quedaron aquellos, mis enigmáticos micros... ;-)
EliminarUn abrazo
¡Vaya dos abismos! Muy bueno, Rosy.
ResponderEliminarEntre estas dos niñas hay un inexplicable abismo...
EliminarGracias. Un abrazo, Belén.
Rosy, eres tan buena escribiendo historias. Que difícil situación por supuesto de la segunda niña. Abrazo y que sigas igual de original.
ResponderEliminarGracias, Geyna, aunque exagerados, tus piropos me animan a seguir juntando palabras.
EliminarUn abrazo.
Todo el mundo desearía que entre esos dos párrafos que componen tu afilado relato funcionara la teoría de los vasos comunicantes: que el exceso que contiene el primero nivelara la precariedad que manifiesta el segundo.
ResponderEliminarPero, desgraciadamente, comprobamos a diario que el bienestar de una parte del mundo siempre ha sido, es y (ojalá no) será a costa del resto.
Un buen relato sobre la desigualdad que refleja con eficacia lo subjetivo de las prioridades.
Muy bueno, Rosy, me ha gustado.
Un abrazo.
Antonio, tus comentarios son auténticas obras de arte. Es curioso, pero os habéis reunido en esta bendita casa, unos cuant@s, no hace falta que de nombres, todos lo sabemos, cuyas aportaciones la mayoría de las veces, superan los micros a los que os dirigís. En serio, me tienes, me tenéis alucinada.
EliminarUn abrazo, y millones de gracias.
Querida Rosy, muy bien lo has dicho en el título, dos niñas desemejantes y dos historias diferentes, pero con mucha miga, tanto la primera por exceso, como la segunda por defecto.
ResponderEliminarMuy bueno y mucha reflexión la que nos dejas.
Un beso fuerte.
Malu.
¡Ay, Malu, qué tristeza que este micro no sea una historia imaginaria, qué pena que esté basada en auténticas y miles de niñas!
EliminarUn beso enorme. y muchas gracias guapa.
Muy buen relato Rosy, dos extremos sociales unidos por la tiranía de los padres hacia las hijas, ambas coartadas de su libertad.
ResponderEliminarDe este caso, hay millones, incluyendo todas las matices posibles entre las dos. El común denominador de todas? no respetar la libertad.
Saludos, un abrazo grande.
De este lado, muchos padres nos empeñamos en apuntar a nuestros hijos a todo, a lo que nosotros no pudimos acceder, les sobrecargamos de actividades y nos olvidamos de que los niños también necesitar jugar...
EliminarMientras otros padres hacen de todo por asegurarse la existencia, ¡en fin!
Muy agradecida por tus palabras.
Abrazo
Dos niñas, dos mundos, una misma realidad. Difícil ejercicio para sólo 50 palabras que nos ha dejado una gran lección, Rosy.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
La verdad es que según lo escribía se me agolpaban las ideas y tuve que rechazar algunas por falta de espacio, ¡este Alex... qué manía con que sean exactamente 50 palabras! :-) ;-)
EliminarGracias por leerme y un placer que me comentes.
Un abrazo
Dos niñas que, incomprensiblemente, recorren sus caminos en un mismo mundo, pero vidas paralelas que, como las líneas, nunca se cruzarán. Genial, Rosy. Un abrazo.
ResponderEliminarUnas líneas que nunca se encontrarán, demasiadas piedras en el camino para las más desfavorecidas...
EliminarUn abrazo, Salvador, muchas gracias por comentarme.
Me gusta la forma en que estableces el paralelismo entre dos mundos tan dispares para mostrar, si me lo permites, "una misma" realidad. De hecho, no sé si ha sido consciente o no, has empleado (casi) el mismo número de palabras para cada una.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo
Jo... podría decirte que está hecho adrede, pero mentiría, ha sido pura casualidad. Eres muy, pero que muy, observadora, me encantas Margarita.
EliminarUn abrazo y ¡gracias!
Me gusta cómo nos muestras ese contraste de excesos y carencias que lamentablemente forma nuestra realidad.
ResponderEliminarMuy bueno, Rosy.
Un beso.
Sí, Sandra lo sabemos todos, por desgracia esto es demasiado real. Los que me conocéis un poquito, sabéis que mis escritos pecan de costumbrismo, pero me cuesta escribir algo que no me mueve las entrañas...
EliminarOtro beso para ti y gracias.
Tan implacable y sencillamente relatado en tu micro, como irritantemente real en el hoy y el ahora. Muy bueno, Rosy, felicidades. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Matrioska, pero siempre he pensado que no tiene mucho mérito pintar un cuadro si lo tienes delante... (seguro que entiendes por donde voy)
EliminarUn beso y muy agradecida por tus palabras.
Una niña alimenta con actividades su cuerpo y la otra alimenta con él a su familia.
ResponderEliminarInteligente relato, Rosy
También eso, quería resaltarlo, me encanta que hayas visto la historia desde ese punto. Gracias.
EliminarUn abrazo.
que duro, que bueno y que real, el relato y la realidad que relejas, en dos lineas paralelas como tus párrafos, como las vías del tren que nunca llegan a juntarse.
ResponderEliminarme gusta. Saludos.
Gracias, jose maria, me alegra enormemente que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
En el mismo planeta, pero en diferentes mundos. No podemos elegir la cuna en la que nacemos. Nos muestras una niña malcriada por un lado, y una niña que no puede ejercer como tal por otro, ya que la vida le está haciendo madurar golpe tras golpe. Muy interesante, Rosy, este relato sobre la diferencia de clases, en estos tiempos en que vuelve a ser cada vez mayor. Saludos.
ResponderEliminarUyyy, si se pudiera decidir, y retroceder.... a más de cuatro les mandaba yo pasar hambre... jajaja.
EliminarPrecioso comentario Juana. ¡gracias!
Un abrazo.
Desemejantes o desparalelas. Brutal contraste, como la vida misma. Gran relato Rosy.
ResponderEliminarMucha suerte.
Gracias, Rafa, porque me gusta verte por mis letras.
EliminarUn abrazo
Gran relato en el que escindes en dos historias bien diferentes la posible vida de dos personas con la misma edad, pero entorno bien diferente.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Hace pensar bastante.
Un beso.
Pablo
Querido Pablo, sabiendo lo ocupadito que andas, agradezco doblemente que hayas venido a leerme.
EliminarUn beso.
¿Qué te parece? En cincuenta palabras has dejados escritas dos vidas y la teoría del determinismo enterita.
ResponderEliminar¡Bien hecho, Rosy!
Besos
Es evidente que estas dos niñas no tienen culpa alguna de lo que les pasa, son herederas de los desaguisados de los mayores.
EliminarGracias, Notincgas. Un abrazo.
Rosy, la infelicidad de las dos niñas queda patente. La segunda tiene muy difícil poder salir de esa realidad que le obliga a sufrir algo por lo que no debería pasar nadie, y mucho menos un niño. La primera, tiene "de todo" pero le falta algo con lo que podría ser feliz fácilmente, sólo con que sus padres le dedicaran tiempo y cariño, jugaran con ella, les contara cómo le va la escuela,...
ResponderEliminarMicro para pensar.
Saludos.
Carme.
Hola, Carme, qué razón tienes, atención y tiempo a los niños, solucionaríamos muchos de los problemas a veces "tontos" que tienen.
EliminarLa segunda parte de mi micro es una indecente realidad, como bien dices, por lo que no debería pasar nadie, menos un niño.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Magnífica crítica a ese abismo que separa dos mundos que conviven en un mismo planeta y que, no obstante, tienen un denominador común. Tu historia me ha traído a la mente el poema de Joana Raspall, "Podries". Un poema que se hizo viral como homenaje al pequeño Alan. Enhorabuena, Rosy, por ese micro que llega a hacernos pensar mientras se hace un huequecito en el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Fina, aunque entiendo bastante el catalán, veo que no, lo suficiente... :-) me encantaría poder entenderlo en su totalidad...
EliminarGracias por tus palabras, sin duda son un aliciente a seguir juntando palabras.
Un abrazo de vuelta.
Creo que me estabas pidiendo una traducción, Rosy. Si así no es, que Álex pase la varita mágica ;)
Eliminar"Podries", Joana Raspall (Podrías)
Si hubieras nacido
En otra tierra
Podrías ser blanco,
Podrías ser negro…
Otro país
Sería tu casa
Y dirías “sí”
En otra lengua.
Te habrías criado
De otra manera
Más buena, quizás
Quizás más mala.
Tendrías más suerte
O quizás más mala suerte…
Tendrías amigos
Y juegos de otra clase;
Llevarías vestidos
De saco o de seda,
Zapatos de piel
O tosca alpargata,
O irías desnudo
Perdido por la selva.
Podrías leer
Cuentos y poemas,
O no tener libros
Ni saber de letra.
Podrías comer
Golosinas
O sólo picatostes
Secos de pan negro.
Podrías… podrías
Por todo esto piensa
Que importa tener
Las manos bien abiertas
Y ayudar a quien viene
Huyendo de la guerra
Huyendo del dolor
Y de la pobreza
Si tú hubieras nacido
En su tierra
La tristeza de él
Podría ser tuya.
Triste y precioso a la vez. Gracias, fina.
EliminarUn micro enorme!!! Como las distancias, como las desigualdades. Tan realque duele!!! Enhorabuena. Besos
ResponderEliminarImaginarse a esa niña sacando a su familia de la hambruna, un día más... duele, sí, y mucho.
EliminarGracias por venir.
Un besote, también enorme.
Fuerte y conmovedor microrrelato. Felicitaciones!
ResponderEliminarGracias, Renate.
EliminarUn abrazo.
Dos historias sacadas de la realidad. Ambas vidas dirigidas por las obligaciones. La primera, por el afán de la perfección y por la imposición de llenar sus días con actividades que no le satisfacen. La segunda, por la necesidad de mantener a su familia, que la vende al mejor postor.
ResponderEliminarMuy dura, hace que reflexionemos sobre esa infelicidad común en ambas vidas.
Un abrazo, Rosy.
Hola, Asun, efectivamente, ambas vidas dirigidas por las obligaciones, es patético que para la segunda y para subsistir se vea obligada a tamaña atrocidad.
EliminarGracias y un abrazo.
Cada vez admiro más esa sensibilidad que muestra en su escritura, al denunciar hechos cotidianos y ante los cuales, casi siempre, nos mostramos indiferentes. ¡Perfecto Rosy! Una manera de escribir que, para mí, define su estilo. Buen relato.
ResponderEliminarSaludos.
Beto, al final de tanto leernos, terminamos conociendo un poquito a quién se halla detrás de nuestras líneas.
EliminarUn placer tenerte siempre ahí.
Un abrazo.
Una buena comparativa de la infancia en el primer mundo y en el tercer mundo. Tan diferentes que parecieran no ser mundos, sino universos equidistantes.
ResponderEliminarUn saludo Rosy,
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