En la cama
Allí transcurrió toda su vida, en el límite rectangular de ese estrecho universo: allí nació, soñó, trabajó en ese lúgubre cuarto del sucio burdel, odió a los hombres, los utilizó, se contagió... Cuando finalmente se vio abocada a morir en una triste cama de hospital, valientemente, escogió morir de pie.
Un gran relato que no me deja quieto, que cuenta con un gran simbolismo, un relato por el que me pongo de pie.
ResponderEliminarExcelente.
Muy bueno la verdad. El cierre: estupendo!!
ResponderEliminarEn la cama se nace, se descansa, se ama, se llora y se muere. Es un sitio con alta carga simbólica, es por eso que tu protagonista, quien además trabaja en ella, decide rebelarse contra su aparente destino. Un poco a la inversa de «El barón rampante» que no quiso volver a poner los pies sobre la tierra.
ResponderEliminarPara reflexionarlo. Muy bueno, Daniel.
Un gran saludo.
Vicente
Excelente relato, crudo, terrible!
ResponderEliminarFelicitaciones Daniel!
Un abrazo!
¡Un magnífico remate para un magnífico relato!
ResponderEliminarVa mi me gusta, Daniel, y con este mi enhorabuena por tu historia y mis saludos cordiales.
Su cama estaba tan llena de vida que no había sitio para la muerte en ella.
ResponderEliminarMe ha encantado, Daniel.
Un saludo
Un buen relato que nos acerca a la tragedia real de la trata de blancas. En su último acto recupera la dignidad pérdida. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn saludo
Excelente, Daniel. Todos queremos morir en una cama pero tu protagonista, moría en vida en ellas. Genial título y final a tan estupendo relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo
Daniel, qué duro, pero qué bueno, me ha encantado.
ResponderEliminarFelicidades, un beso.
Malu.
Mala vida llevada con una gran dignidad que se hace patente sobre todo al final.
ResponderEliminarEnhorabuena, Daniel, por la idea y el modo en que la has plasmado. Un abrazo.
Uffffff magnífico!!! Me encantó.
ResponderEliminarMuy buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
La dureza de toda una vida de esclavitud y la dignidad de su final.
EliminarMuy acertado el relato
Un acto de dignidad y rebeldía in extremis después de toda una vida de humillaciones. Muy bien, Daniel, bravo por ti y por tu protagonista. Un saludo.
ResponderEliminarUna historia lamentable en un relato estupendo, con un final extraordinario.
ResponderEliminarYo también me pongo de pie, Daniel.