Enajenación transitoria
Se burlaban de él porque era tímido y reservado. El "raro" lo apodaban.
Días antes de Navidad le entregaron la carta de despido. Ese día aprovecharon para mofarse aún más.
Las carcajadas del jefe y compañeros resonaron en el edificio hasta que fueron silenciadas por los disparos de su pistola.
Días antes de Navidad le entregaron la carta de despido. Ese día aprovecharon para mofarse aún más.
Las carcajadas del jefe y compañeros resonaron en el edificio hasta que fueron silenciadas por los disparos de su pistola.
Una época que siempre eleva el número de suicidios.
ResponderEliminarFinal abierto, Pau. No sabría deducir si tu tímido (o raro) personaje acaba con su vida (la suya) o acaba con su vida (la de su jefe y compañeros), aunque ese plural con el que finalizas, "disparos de su pistola", ya me apunta (también es coincidencia lo de la polisemia de este verbo en este contexto) a que es más lo segundo que lo primero.
ResponderEliminarBien estructurado tu microrrelato, centrado en dos temas laborales de actualidad como son el acoso en el entorno laboral y el despido (al parecer libre y seguramente improcedente).
Va mi me gusta y mi enhorabuena. Y, por supuesto, un saludo muy cordial.
Buen relato que denuncia el «mobbing» o acoso laboral. La violencia psicológica puede obligar a la víctima a seguir sus impulsos y contraatacar con los medios a su alcance.
ResponderEliminarSaludos.
Conocemos bien la frase "todo tiene un límite". De lo que no tenemos mucha idea es de dónde acaba ese límite, el nuestro y el de los demás, y así estamos, perdidos en el infinito.
ResponderEliminarUn saludo, Pau
que bien contada esa experiencia con un final atronador. Me ha gustado bastante, Pau.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo