Érase una vez
Aquel cuento era tan mediocre que hasta las palabras se avergonzaban de formar parte de él. Una noche, mientras el escritor dormía, las palabras decidieron marcharse. Pero observando el páramo de aquel folio en blanco, las tres primeras palabras, compasivas, acordaron volver. Ellas darían una nueva oportunidad a su imaginación.
Menudas tres palabras, pues anda que no hay historias detrás de ellas.
ResponderEliminarLa autocrítica quizás pueda ser demasiado exigente, pero las musas son piadosas y siempre dan una nueva oportunidad al que está dispuesto a escucharlas.
Me encantan estos relatos que escarban en el proceso creativo.
Saludos cordiales, Juana.
Es verdad, no hay que rendirse. Aunque muchas veces nos quedemos en blanco, cuando menos lo esperas se enciende la bombilla.Y las palabras siempre están dispuestas a contar lo que queramos. Mil gracias, Notincgas, por tu amable comentario. Saludos cordiales.
EliminarQué bueno que hayan decido volver para dar una nueva oportunidad. Si todas se marcharan por vergüenza y solo se quedaran las de las "Grandes Obras", muchos nos quedaríamos con las hojas en blanco. Como dijo Tagore: "El bosque sería muy triste si solo cantaran los pájaros que mejor lo hacen".
ResponderEliminarUn beso, Juana.
Me encanta la cita de Tagore que me indicas. ¡Qué gran verdad! Yo soy un gorrión corrientucho, pero tengo la fortuna de animar el bosque junto a los grandes cantores. Otro beso y mi agradecimiento, Sandra.
EliminarEn el fondo escribir se basa en esto que has descrito tan bien, Juana. En aprovechar lo que sirve y reescribir para mejorar e ir avanzando. El secreto está en no desanimarse, y guardar todo bien escondido en un cajón para darle una segunda oportunidad.
ResponderEliminarUn beso.
Eso es. Una idea aparentemente vanal, puede ser el embrión de algo interesante. Gracias por comentar, Asun, y otro beso para ti.
Eliminar¡Vaya joya, Juana Mª Igarreta Egúzquiza!
ResponderEliminarEstupenda manera de describir el encuentro-desencuentro del escritor con el estímulo creador. Junto a las palabras que vuelven, quizás venga un cambio de perspectiva que nos permita encontrar milagros escondidos.
Abrazos.
Vicente
Sí, el folio en blanco siempre es un campo en el que sembrar. A veces crecen hierbajos sin sustancia que hay que arrancar, otras hay más suerte... Pero hay que seguir siempre intentándolo. Muchas gracias, Vicente. Abrazos de vuelta.
EliminarMe encantaaaaaaaaaaaaa. ¡¡Originalísimo el tratamiento que le das al tan manido "érase una vez".
ResponderEliminarMe ilusiona que te guste tanto y lo encuentres originalísimo. Agradezco mucho tus palabras, Salvador
EliminarTres palabras mágicas que abren la puerta de la fantasía con sólo escucharlas. Me gusta que, por una vez, sean las protagonistas de la historia.
ResponderEliminarUn abrazo, Juana.
Es verdad. Son palabras que a todos nos traen grandes recuerdos y que, inevitablemente, nos hacen sentirnos niños de nuevo. Muchas gracias, Patricia, y otro abrazo para ti.
EliminarÉrase una vez unas letras que le dieron una nueva oportunidad al relator.
ResponderEliminar¡Excelente relato!
Lo has sabido condensar muy bien con tan sólo trece palabras, Ricardo. Ya veo que al final cincuenta palabras van a ser hasta demasiadas para contar según que cosas. Gracias por comentar y saludos.
EliminarJuana, no se puede contar mejor las aventuras de un cuento. Impecable. una obra de arte de cincuenta palabras. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos.
Pablo
Ya sabes que para que un cuento vea la luz, antes las palabras han discutido mucho entre ellas. Estas tres lo tenían muy claro y por eso volvieron. Gracias por tus generosas palabras, Pablo. Besos también para ti.
EliminarMenos mal que fueron esas tres palabras las que se quedaron. Son una gran puerta de paso a la imaginación y al resto de palabras.
ResponderEliminarMuy bonito tu relato.
Un abrazo.
Esas palabras son veteranas en esto de los cuentos y saben muy bien su cometido. Lo que no me explico es porqué se fueron. Supongo que había que dar un poco de emoción al asunto...
EliminarAgradezco mucho tu comentario, Isidro. Otro abrazo para ti.
Un relato de los que se degustan, de los que encandilan y de los que se aprende. Es una preciosa historia envuelta en una impecable narración que te deja saciado tras leerlo, con la agradable sensación de haber leído una historia mucho más larga.
ResponderEliminarJuana, ¡enhorabuena por tan magnífico relato!
Un saludo
Bueno, tu comentario sí que es para releerlo, Antonio, y utilizarlo en días de desánimo como terapia. Mil gracias y un cordial saludo.
EliminarSegunda oportunidad,irresistible..... si nos despertásemos y pudiésemos arreglar lo malo del día anterior en silencio,que nadie se acordase,que se borrase ..que lo soplásemos..uff..Me gusta,gracias
ResponderEliminar¡Qué razón tienes, Burbujita! Ojalá tuviésemos siempre otra oportunidad en todo. Por desgracia en el día a día, las ocasiones no suelen volver como esas tres palabras compasivas. Muy agradecida con tu comentario. Un saludo
EliminarMaravilloso relato, Juana. ¡Qué sorpresa se llevará el escritor! Pero seguro que estas tres únicas palabras despertarán en su imaginación una nueva fantástica historia, como la tuya.
ResponderEliminarUn abrazo
Seguro que después de una experiencia así, sabrá encontrar unas palabras merecedoras de seguir a las tres primeras. Mil gracias por comentar, José, y otro abrazo para ti.
EliminarMuy original, un gran homenaje a esas 3 palabras que simbolizan el inicio de cualquier historia maravillosa.
ResponderEliminarUn saludo,
Gracias por valorar así de generosamente estas cincuenta palabras, Raquel. Un saludo
EliminarHas otorgado el protagonismo que merecen a esas tres palabras con las que todo nace. Quizá ya no se usen mucho, puede que hayan quedado como comienzo mítico de cuentos infantiles, pero son el principio de cualquier historia, una puerta a esa fantasía que algunos demandamos como el aire que se respira.
ResponderEliminarUn abrazo, Juana Mª
Es verdad, ya apenas se usan, pero para los que las hemos leído y escuchado tanto siguen teniendo un gran poder evocador. Si tengo la suerte de ser algún día abuela, trataré de recuperarlas en mis cuentos. Mil gracias, Ángel, por tus palabras. Otro abrazo para ti.
EliminarEl inicio más utilizado sin duda en la historia de la literatura, el "ábrete sésamo" de la cueva de nuestros tesoros, el mejor antídoto contra el miedo al folio en blanco, convertido ahora en espléndido final (en cuanto es la imagen que nos queda al acabar) para tu relato. Una historia para volver a leer cada vez que nos quedemos bloqueados. Enhorabuena, Juana Mª, y un abrazo.
ResponderEliminarNo sabía que el "Érase una vez" podría dar para tanta reflexión. Es que algunos tenéis la facilidad de sacar miga a todo. Es una suerte para todos los que os disfrutamos. Mil gracias, Enrique, y otro abrazo para ti.
EliminarLas palabras, Juana Mª, puede que se marcharan, pero tenían claro dónde tenían que regresar. Para eso mandaron, como avanzadilla, a esas tres, palabras clave para que cualquier historia adquiera vida. Como así la ha adquirido la tuya.
ResponderEliminar¡Enhorabuena! Va mi me gusta para un microrrelato que nos descubre el misterio de la creación literaria: la compasión de las palabras y esa segunda oportunidad que le conceden a la imaginación.
Un abrazo.
Ojalá las palabras fueran en verdad compasivas, podrían solucionar muchos problemas... Aunque pensándolo bien, si tuvieran autonomía, se podría liar buena. Eso sí, a la imaginación hay que dar siempre nuevas oportunidades. Muchas gracias, José Antonio, por comentar tan generosamente.
EliminarUn abrazo
¡Qué bonito lo has contado! Además, resucitas y das protagonismo a esas tres palabras ya en desuso y que son las que abren las puertas a toda historia por contar. Me ha encantado, Juana. Felicidades y un saludo.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado, Matrioska. Agradezco muchísimo tu comentario. Saludos
EliminarQué bonito que las palabras estén ahí cuando tu imaginación las necesita.
ResponderEliminarEste micro tiene magia.
Precioso.
Saludos
Bueno, si tiene magia, no puedo pedir nada más, la verdad. Mil gracias por comentar, Rosy. Saludos
EliminarLas palabras siempre nos dan una nueva oportunidad y vuelven. Y menos mal, pues en la primera intentona a ver quién es el genio que se salva. Suele pasar que tras un buen repaso, pulidas y retocadas, la cosa ya no es ni parecida.
ResponderEliminarMe gusta, Juana. Así, tal cual te ha quedado.
Un abrazo.
Pues sí, las palabras siempre están ahí, dispuestas a contar lo que les encomendemos, ¡qué haríamos sin ellas!
EliminarMuchas grcias, Mª Jesús, por tus palabras. Otro abrazo para ti.
Me encanta tu cuento, Juana.
ResponderEliminarY el argumento viene muy a cuento para decirte que tú fuiste mi "érase una vez" con mi primer relato en 50 palabras. No olvido esa segunda oportunidad que me diste con tu comentario.
¡Gracias!
Y enhorabuena por esa bondad de tus palabras.
Un saludo
Tu comentario ha sido una verdadera sorpresa. Me alegro muchísimo que de alguna manera mis palabras sirviesen para animarte, aunque con lo bien que escribes no sé cómo podías tener dudas, Margarita. Gracias a ti por esta pequeña confidencia. Un abrazo agradecido
Eliminar¡Qué páramo tan triste y qué mágicas palabras!
ResponderEliminarEnhorabuena por tu magnífico relato.
Me voy, que se han venido a la mente tres palabras...
Bueno, espero poder leer esas tres palabras y las que les siguen, Crispín. Muy agradecida con tu comentario. Saludos
EliminarLas palabras toman protagonismo y le dicen al escritor que están ansiosas por cobrar vida. Genial, Juana. Mi relato para este mes curiosamente tiene cierta similitud con el tuyo en dar segundas oportunidades a la imaginación. Un abrazo.
ResponderEliminarEstaré atenta a tu relato, Salvador, para ver cómo se dan esas nuevas oportunidades a la imaginación. Seguro que ella no las desperdicia. Muchas gracias por comentar. Otro abrazo para ti.
Eliminar¡Qué sería de las historias sin ese pie del comienzo! Muy modestas ellas, pero muy importantes y muy dignas.
ResponderEliminarMe gusta mucho como lo has contado Juana. Te mando un beso.
Malu.
Gracias, Malu. Aunque ese comienzo ya no se lleva, creo que esas tres palabras son como un empujoncito para continuar escribiendo. Otro beso para ti.
EliminarAdelante con las segundas oportunidades! (y terceras si hace falta ;)
ResponderEliminarOriginal historia, Juana.
Saludos.
Carme.
Ese es el espíritu. Volver a intentarlo las veces que sea necesario. Gracias por comentar, M. Carme.
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