Inmóvil
Una vez tuve que ver cómo me despojaban de lo único que había querido.
Simplemente un día alguien pasó y me arrancó delante de mis narices al amor de mi vida. A veces creo que lo tengo merecido por enamorarme de una flor. Y por ser yo solo un espantapájaros.
Simplemente un día alguien pasó y me arrancó delante de mis narices al amor de mi vida. A veces creo que lo tengo merecido por enamorarme de una flor. Y por ser yo solo un espantapájaros.
Te diré una cosa Miguel: esto no es un relato. Es magia. Y me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo
¡Qué bonito! Abierto a más de una interpretación, pero, en cualquier caso, mágico relato, como dice Pablo. Y el título, muy bien elegido.
ResponderEliminar¡Me ha encantado! Tienes un estilo muy único. Miguel te felicito por tu historia. Abrazo.
ResponderEliminarLa fantasía no proviene de manera exclusiva de la tierra de OZ, también de las letras de Miguel Ibáñez.
ResponderEliminar¡Oh, que historia más triste, la de este espantapájaros! Pero no le culpo, no será el primer caballero (no errante, eso sí), que se enamora de quien ha de proteger.
ResponderEliminarSaludos, Miguel
La impotencia de quien quiere y no puede, la tristeza de un corazón que se fija en quien no va a corresponderle, que necesita a aquella que nunca será suya, una figura estrafalaria y solitaria a quien sólo le quedar rumiar su desesperanza bajo el tiempo inclemente y el aleteo de oscuros pájaros.
ResponderEliminarMe ha gustado, Miguel
Saludos
Bonita historia cuyo planteamiento bien podría emular a algunos cuentos populares. Me gustaría pensar que esa flor, arrancada por alguien a quien no espantan los espantapájaros, finalmente va a parar al pelo de su amada. Tierno e ingenioso.
ResponderEliminarSaludos, Miguel.
¡Ay, qué tierno...!
ResponderEliminarUn micro que invita a soñar.
Saludos
Pobre espantapájaros, sin poder hacer nada para evitar que la vida pase de largo. Ojalá crezca pronto otra flor que le cure su corazón de paja.
ResponderEliminarPrecioso cuento, Miguel. Saludos.
Ohhh, sorprende el final y nos quedamos tristes como el espantapájaros...
ResponderEliminarTambién es cierto que en la vida real hay quien quita "el amor de su vida" a otro que no puede en ese momento o situación hacer nada para impedirlo. Seguro que se sentiría como un espantapájaros sin su flor.
Saludos.
Carme.
¡Cuanta impotencia conlleva a veces el amor!!
ResponderEliminarMe ha encantado el micro. Te ha quedado muy "elegante ".
Un saludo :)
Una historia sacada de un cuento de hadas que bien podría ser de los que tiene Patricia sobre su almohada.
ResponderEliminar¡Precioso!
Un saludo, Miguel
Miguel nos dejas una microhistoria muy especial, con un toque melancólico, de resignación. Porque lo inevitable es inevitable, pero los recuerdos ahí quedan, para ser recordados.
ResponderEliminarVa mi me gusta y un fuerte abrazo, junto a mi enhorabuena por una historia tan sentida y sencilla.
Miguel, pero ¿cómo se me pudo pasar este "Inmóvil" el mes pasado? Me parece una historia triste, pero preciosa, con un sabor amargo por la situación del pobre e infravalorado espantapájaros.
ResponderEliminarEnhorabuena, un gran micro.
Un beso fuerte.
Malu.