La despedida
Durante su enfermedad, me despertaba siempre de madrugada sobre las cuatro o cinco. Entonces, la observaba dormir, le acariciaba la cabeza...
No sabía cuánto tiempo nos restaba juntos, quizá serían las últimas navidades a su lado. Pero en aquellas noches, esos instantes eternos lo abarcaban todo, se paralizaba el tiempo.
No sabía cuánto tiempo nos restaba juntos, quizá serían las últimas navidades a su lado. Pero en aquellas noches, esos instantes eternos lo abarcaban todo, se paralizaba el tiempo.
Hermoso y tristemente real, Raquel. Lamentablemente, estoy seguro de que muchos, incluido yo, al leerlo sentirán pinchazos en una herida que creían ya cicatrizada. La enfermedad de nuestros seres queridos es algo terrible, un veneno que se bebe a sorbos. Por fortuna, como bien mencionas, la construcción de recuerdos te permite seguir a pesar de todo.
ResponderEliminarAbrazos.
Vicente
Muchas gracias Vicente por tu comentario. Si las despedidas así a largo plazo son dolorosas, supongo que lo reconfortante es que te permiten despedirte de esa persona de forma íntima, que es lo que quería destacar: como vive la enfermedad terminal el otro.
EliminarUn abrazo,
No conocemos el momento del adiós, solo conocemos el cúmulo de instantes que guardamos y que hacen la pena vivir y morir.
ResponderEliminarMuy bonito.
Así es Ricardo.
EliminarEl protagonista se está preparando para esa despedida que sabe inevitable. Él quiere estar en el presente, para que no se le escape, pero es un preduelo.
Un saludo,
Querer vivir intensamente cada minuto con la persona amada sabiendo que se va, tiene que ser especialmente duro...
ResponderEliminarMuy triste Raquel.
Un abrazo
Quería que hubiera cierta belleza en esa tristeza, pero no sé si lo habré conseguido. Tampoco tenía muy claro si quería que fuese su hija como inicialmente pensé, la esposa, su mascota de toda la vida u otro familiar cómo madre,abuela, hermana... Así que decidí dejarlo abierto a interpretación.
EliminarMuchas gracias por tu comentario Rosy. Otro abrazo para ti también.
Microhistoria de las que te hacen recordar sentimientos. Además, muy bien narrada.
ResponderEliminarVa mi me gusta, Raquel, y con él la lágrima que me acabas de arrancar.
Saludos.
Gracias Jose Antonio.
EliminarLa tristeza por el irremediable fin de una persona querida está perfectamente retratada en tu historia de amor e impotencia, pero probablemente sean los momentos más intensos e imborrables que se puedan compartir nunca con nadie, en los que, como cuentas, quedan paralizados para siempre en la memoria.
ResponderEliminarMe ha gustado, Raquel.
Saludos
Sí mucha importancia, por eso se desvela a media noche y no puede dormir. Sólo a los que nos suele pasar cuando algo nos perturba, entendemos esa desazón "somática".
EliminarGracias Antonio B. UN ABRAZO
El adiós a un ser querido siempre es duro y doloroso. Creo que coincidimos en el tema de nuestro relato, Raquel, aunque el mío saldrá ya en noviembre.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo.
Estaré atenta para leerte en Noviembre. Éste mes hemos coincidido 3 con el mismo título. Pero los enfoques son muy distintos.
EliminarUn abrazo M Jesús
El adiós a un ser querido siempre es duro y doloroso. Creo que coincidimos en el tema de nuestro relato, Raquel, aunque el mío saldrá ya en noviembre.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo.
Me he sentido muy identificada con lo que cuentas, Raquel, y me ha emocionado mucho. Perdí a una hermana a causa de un cáncer y se nos fue a las puertas de la Navidad. Esa sensación de que se para el tiempo que tan bien explicas, me ha traído muchos recuerdos. Triste, pero precioso. Un abrazo
ResponderEliminarGracias. Me encanta que te haya emocionado.
EliminarUn abrazo muy fuerte,
Que no quede nada por decir, que no quede un gesto sin hacer, por supuesto cuando la otra persona que va a marcharse y es consciente de ello, pero incluso cuando no, también, como es el caso, pues está durmiendo, lo que demuestra que el bien no se lo hacemos sólo a ella, sino que igualmente sirve de terapia para nosotros mismos. Raro es que los que ya sumamos algunos años no hayamos pasado por una experiencia semejante, de ahí que tu relato tenga un ingrediente deseable: que nos llega a todos.
ResponderEliminarUn abrazo, Raquel
Pues si, es querer ralentizar el tiempo para que esa despedida no llegue, y aprovechar al máximo la presencia del ser querido, casi como querer agarrar el agua con las manos.
EliminarUn saludo Ángel,
En aquellos instantes eternos cabía mucho amor, el tiempo se paralizaba y da la sensación de estar llenando a cubos un depósito de cariño y recuerdos, para cuando ya no esté con él.
ResponderEliminarTe ha quedado un micro muy emotivo Raquel.
Un abrazo.
Carme.
Gracias a ti Carme por leerlo y molestarte en comentarlo. :)
EliminarUn abrazo,
Es muy duro saber que hay un tiempo marcado para el adiós y tener que vivir con esa angustia deseando que la cuenta atrás se detenga y esperando que nunca llegue la despedida definitiva. Una angustia que, como narras, perturba los sueños. Muy bien, Raquel, felicidades. Un beso.
ResponderEliminarGracias Matrioska
Eliminar¡Cuánta tristeza y cuánta ternura al mismo tiempo expresas en tu micro, Raquel! Te felicito por tan buen relato. Un saludo
ResponderEliminarGracias Alma rural por tu comentario
EliminarEsos instantes que tan bien describes creo que hacen que nos encontremos con lo mejor de nosotros mismos, y que de algún modo maduremos y veamos las cosas de ota manera.
ResponderEliminarMuy emotivo y bien contado. Enhorabuena, Raquel.
Un abrazo.
Gracias Enrique.
EliminarOtro abrazo para ti.
Una muerte digna: Rodeado de afecto y sin cuentas pendientes.
ResponderEliminarUn momento complejo que has retratado con gran sensibilidad.
Gracias Crispin :D
EliminarRaquel, has descrito un momento tan duro de una forma tan bella, que después de leerlo sientes una serenidad y saber que no te queda nada por hacer, que sólo puedes acompañarla en su partida y esperar que no sufra. Me ha gustado mucho. Felicidades! Un beso.
ResponderEliminarGracias Pilar. Que bien que te haya gustado.
EliminarUn abrazo,
Y con el recuerdo de esos momentos que son sólo nuestros intentaremos paliar el dolor de un vacío que nos acompañará el resto de nuestros días. Emotivo relato, Raquel, maravillosamente contado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas gracias Fina,
EliminarUn abrazo,
Después de leer tu relato, lo único que me apetece es disfrutar del silencio que consigues con esa caricia eterna así que callo ya.
ResponderEliminarUn saludo, Raquel.
Ooohh que comentario tan bonito.
Eliminar¡Muchas gracias!
Ay, Raquel, se me había pasado tu micro ... Es doloroso leerlo porque está tan bien escrito que se siente perfectamente.
ResponderEliminarFelicidades, me ha pellizcado el corazón.
Un beso fuerte.
Malu.
Otro beso para ti Malu.
ResponderEliminarMe alegra que te haya llegado.