Lily
Yace invitante. Me hundo en su piel. Sus dedos me recrean. Arranca hipidos. Estira el cuello en busca de mi pecho.
Apago la luz. Rodeo su cuello con brillos fluorescentes esmeralda.
Lily, de un manotazo, rompe el collar. Salta del sofá detrás de las canicas, juguete preferido de mi gata.
Apago la luz. Rodeo su cuello con brillos fluorescentes esmeralda.
Lily, de un manotazo, rompe el collar. Salta del sofá detrás de las canicas, juguete preferido de mi gata.
Precioso micro, preciosa la relación que tienes con Lily.
ResponderEliminarYo siempre he tenido perros, pero los felinos me encantan, como me encantan los cinquentistas que hablan de animales.
Un miauuu y abrazo agradecido.
Mi relación con mi gato es más hardcore. Tengo los brazos bien recreados, pero me encanta.
ResponderEliminarSaludos, María Jesús.
PD. Lo de los brillos fluorescentes esmeralda me desconcierta. ¿Son sus ojos?
La complicidad y amistad son relaciones entre personas, pero hay mascotas que dignifican estos conceptos. Muy original, María Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarComo dueña de dos felinos, te agradezco que les dediques tus cincuenta palabras del mes.
ResponderEliminarUn beso compañera.
Magníficamente contado, María Jesús.
ResponderEliminaresa sinergia entre gata y dueña ha quedado plasmada en cincuenta palabras perfectas. Me gustó mucho.
Un beso.
Pablo
Gracias a todos, por las distintas versiones que os ha sugerido.
ResponderEliminarMe gusta el juego erótico inicial en que sumerge al lector, para finalizar en esa travesura gatuna. Buena historia.
ResponderEliminarSaludos.
Beto: Tú siempre comprendes mis ideas y escritos.
ResponderEliminarGracias por ello
Saludos afectuosos desde allende de los mares
Me encantan los gatos, son muy cariñosos, por lo menos los que yo he tenido. Has descrito muy bien la relación y la reacción.
ResponderEliminarUn beso Mª Jesús.
Malu.