Objetos perdidos
Gatea sigiloso por el pasillo, conoce cada rincón de la casa y avanza sin contratiempos. Gira con cautela y alcanza el salón sin esfuerzo. Se incorpora sobre el sofá buscando un apoyo seguro y, tras un barrido visual, lo descubre. Sonriente, extiende su bracito y recupera feliz su codiciado chupete.
Yo tengo tres que bien podrían haber sido los protagonistas de tu tierna historia. :-)
ResponderEliminarQué gran experiencia, M. Jesús. Ha sido como acoplar una cámara en la frente de uno de esos locos bajitos. Muy bien narrado y con un final que sorprende a pesar de contar algo cotidiano. Perfecto también el título. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarTierno.
ResponderEliminarToda una aventura en pos de algo tan preciado. Y esa satisfacción personal -yo he visto la cara del bebé "indianajones"- cuando, por fin, encuentra ese chupete. Seguro que se veía desnudo e indefenso y de ahí su tesón por dar con él.
ResponderEliminarVa mi me gusta -algo casi esperado viendo quien firma el relato- y mi enhorabuena por narrarnos algo tan cotidiano con tanta maestría.
Un beso, María Jesús.
M. Jesús, toda una aventura de uno de esos locos bajitos, que nos vuelven locos.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un besote.
Pablo
Has sabido hacernos entrar en la mente de ese pequeñín. Quizás, situaciones como la que nos traes en tu relato a los adultos nos parezcan simples, pero vistas con los ojos de un niño se convierten en verdaderas tragedias y desafíos.
ResponderEliminarMuy bueno, Mª Jesús. Entrañable.
Un abrazo.
Toda una aventura para alguien que explora por sí mismo un mundo nuevo, que obtiene como recompensa uno de sus bienes más preciados.
ResponderEliminarSimpático, entrañable y bien narrado, parece que le tuviéramos delante.
Un abrazo, María Jesús
Qué secuencia de imágenes tan perfecta. Como dice Enrique, parece que el bebé lleva una cámara y nos va mostrando el color amarillo de las paredes, el cuadro con motivos geométricos que está un poco torcido a la derecha, la puerta entornada de la que se escapan los sonidos agudos de una radio, las patas rayadas de una silla, unas cortinas demasido largas que esconden la mirada de los vecinos,...
ResponderEliminarY esa sonrisa de triunfo que es el futuro en estado puro.
¡Precioso!
Un abrazo
La casa, todo un universo de aventuras para los pequeños. En esta ocasión, el héroe ha conseguido su objetivo. Tu relato bien podría haberse titulado "En busca del chupete perdido", pero, claro, habría contado demasiado desde el principio...
ResponderEliminarTierno, visual, precioso. Enhorabuena, Mª Jesús.
Frases cortas, bien hiladas, describiendo cada paso de esta pequeña aventura hasta conducirnos a un final inesperado pero lógico, coherente.
ResponderEliminarEs un sencillo relato extraordinario, porque has logrado nada fácil de conseguir sin tirar de sentimentalismos.
Enhorabuena, Mª Jesús.
Un saludo.
Lo has narrado como si se tratase de una toma de rodaje. Es tan visual que me has hecho estirar el cuello para buscar el preciado objeto. Muy bien, Mª Jesús. Un beso.
ResponderEliminar¡Esto es ya escándalo público! ¿Cómo se puede escribir así? Que me han dado ganas de coger a la criaturita y comérmela.
ResponderEliminarUn abrazo y allá usted con su conciencia.
Has convertido el acto tan simple de encontrar un chupete en una trepidante aventura perfectamente contada, y de un modo tan tierno que engancha de principio a fin.
ResponderEliminarBesos.
Impresionante; ¡he visto a mis peques!
ResponderEliminarGracias por recordarme, tan fielmente, aquellos momentos.
Un abrazo, Mª Jesús.
Tierno, entrañable y original relato de ese niño que explora su universo particular en busca de su bien más preciado. Un abrazo,, Mª Jesús.
ResponderEliminarPrecioso y muy dulce. Me ha devuelto a la infancia de mi hija. Me encanta cómo lo has relatado.
ResponderEliminarSiempre deberíamos reservarnos unos minutos al día para la ternura. Hoy, gracias a tu relato, ya lo he conseguido.
ResponderEliminarGracias por el regalo, Mª Jesús.
Besos
Mª Jesús, me has hecho recordar aquellos tiempos en los que mis hijas iban por la casa buscando objetos o tesoros perdidos.
ResponderEliminar¡Qué tierno y qué bonito lo has contado! Yo lo he seguido como si de un reality se tratara, muy visual.
Bien podría haber sido titulado "la caza del tesoro".
Como siempre, encantada de leerte, porque me encanta todo lo que escribes, te mando un beso enorme.
Malu.
Muchas gracias a todos, Paloma, Enrique, Ricardo, José Antonio, Pablo, Vicente, Ángel, Margarita, Juana, Antonio, Matrioska, Patricia, Asun, Rosy, Salvador, Yolanda, Noctincgas y Malu, por vuestros amables comentarios. Me alegra comprobar que a todos os enternece, o al menos os produce simpatía, el correteo a gatas del pequeñajo de la casa. Esa grandiosa aventura doméstica que, quien más o quien menos, hemos podido disfrutar como padres, tíos, abuelos, amigos…, observándolos satisfechos, –a veces sin que ellos nos vean– siempre con una sonrisa de admiración en la boca. Seguro.
ResponderEliminarUn abrazo generoso y agradecido a repartir entre todos.
Un relato muy tierno. Refleja muy bien la habilidad de los niños para encontrar objetos en los más recónditos rincones. ¡Perfecto!.
ResponderEliminarSaludos.
Así es, Beto, muchas veces incluso superando obstáculos “por encima de sus posibilidades”.
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo.