Palabras perdularias
Te conocí, las palabras se quebraban, tu sonrisa hizo que perdieran una que otras letras.
En nuestro lecho letras perdularias se anidaron debajo de la cama. Las letras se unieron en ambiente calipédico, entonces surgieron varios huevecillos.
Ahora en mi ausencia las palabras reptan para comunicar lo que no dijimos.
En nuestro lecho letras perdularias se anidaron debajo de la cama. Las letras se unieron en ambiente calipédico, entonces surgieron varios huevecillos.
Ahora en mi ausencia las palabras reptan para comunicar lo que no dijimos.
Dudo mucho que de tu boca puedan salir palabras perdularias. Pero agradezco el aviso de lo que unas letras resentidas son capaces de engendrar.
ResponderEliminarMuy bueno, Ricardo.
Es grato que des lectura a mi micro y que proporciones vida con tu lectura.
EliminarGracias por tu comentario.
Buenísimo Ricardo, además que concuerdo con Patricia. Un abrazo y saludos
ResponderEliminarGracias por leer Geyna.
EliminarLo más triste es que las palabras no dichas resuenan por siempre, como el eco de una condena, en nuestro interior.
ResponderEliminarBuen micro, Ricardo.
Saludos.
Somos esclavos de lo que callamos. Gracias por dar lectura.
EliminarEmpezaré a mirar debajo de la cama y detrás de los sofás, Ricardo.
ResponderEliminarOriginal juego con las palabras.
Un saludo
Muchas gracias.
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