Pinceladas robadas
Secuestró a las musas del pintor, del músico y del poeta. Ahora el cuadro era perfecto, sus tonalidades insinuaban poemas y trasmitían musicalidad, pero no lo sentía como propio; las liberó.
Estas sintieron lástima y de vez en cuando, temerosas, se acercaban y le susurraban palabras que encendían su imaginación.
Estas sintieron lástima y de vez en cuando, temerosas, se acercaban y le susurraban palabras que encendían su imaginación.
Se dice que las musas son volubles y caprichosas, pero veo que además tienen el espíritu libre y, lo más curioso, hasta buen corazón. Observo también que tu autor tiene la suficiente honradez personal como para no engañarse a sí mismo, o quizá que en su búsqueda de su identidad como artista ha dado un paso adelante, pasando página, aunque sin duda la etapa anterior le ha dejado un poso enriquecedor.
ResponderEliminarEnhorabuena, Salvador, y un abrazo.
Son curiosas las musas. Inquietas criaturas tanto más esquivas cuanto mayor es el deseo por ellas. Brotan de lo más hondo y, si quieren, son capaces de regalar las más profundas satisfacciones.
ResponderEliminarPoético relato sobre la difícil relación del artista con su creatividad, Salvador. Me ha gustado mucho.
Un abrazo
Muy feo robar las musas de nadie, ya ves, y ellas encima le visitan sabiéndolo.
ResponderEliminarMe he gustado Salvador. Un abrazo
Bueno, aparte de gustarme yo, me ha gustado tu micro jajaja
ResponderEliminarescribir desde el móvil es lo que tiene...
Se ve que tus musas son personales y auténticas: únicas en su especie capaces de iluminarte con un relato tan bello como el que nos has regalado este mes.
ResponderEliminarMe ha encantado, Salvador.
Un abrazo.
Pablo
Quisiéramos que las musas que han inspirado a otros estuvieran también a nuestro alcance y, además, cuando nos conviniese, pero esto no funciona así. Una de dos, o cada uno tiene las suyas propias, o son las mismas que van y vienen, perocuando ellas quieren, menudas son.
ResponderEliminarUn abrazo, Salvador
Siempre he creído que el trabajo de las musas más que de inspiración es de exploración. Buscan en nuestro interior las piezas del rompecabezas de la creación, para así darle una nueva forma a un viejo contenido: vivencias, sueños, charlas, lecturas, imaginaciones, sensaciones.
ResponderEliminarLa autenticidad de una obra de arte depende de que el «material» con que está hecha forme parte de la esencia de quien se presume su autor. Por lo mismo, quien pretende engañar a otros con musas ajenas es la primera víctima de su ardid.
Excelente, Salvador. Te envío un afectuoso saludo.
Vicente
Este es el relato que, comentando el mío, me decías que tenía cierta similitud, ya que en los dos casos se trataba de dar una segunda oportunidad a la imaginación. Es curioso también, que en el tuyo las musas sienten lástima, y en el mío son las palabras las que sienten compasión.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho que tu artista dé marcha atrás cuando, a pesar de ser perfecto, no siente el cuadro como suyo. También las musas valoraron su gesto y por eso le "susurraban palabras que encendían su imaginación". Precioso, Salvador. Saludos
Una obra que ha sido creada sobra la base de la inspiración ajena nunca emociona, como lo hace una obra que se reconoce como original. Pasa con los grandes artistas (pintores, escritores, músicos, etc.) su estilo es fácil de reconocer, en los que se dedican al mismo oficio y son influenciados por sus obras. Muy buena propuesta, Salvador, me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Secuestrar o robar musas está pero que muy feo. Por eso mismo las obras que salen de ese rapto o hurto nunca pueden sentirse como propias, aunque como obras puedan llegar a ser perfectas, o casi.
ResponderEliminarNo es tu caso, Salvador, ya que se nota que tienes musas en propiedad que te ayudan en la dura labor creativa, que tú haces sumamente fácil.
Va mi me gusta (para que compartas con esas musas tuyas), y con este un cordialísimo saludo.
Me has recordado al protagonista de Crimen y Castigo. Pero el tuyo acaba tan apenado que hasta las musas le perdonan. O acaban con síndrome de Estocolmo, que ya se sabe que son muy sensibles.
ResponderEliminarComo tú, Salvador, que, cada vez que leo un relato tuyo, creo estar acariciando palabras en vez de leerlas.
Un placer, caballero.
Qué bonito Salvador, digo yo que las musas vuelven porque, a parte de tener mucha personalidad, quieren estar con tu protagonista. Algo les dará que no quieren abandonarle.
ResponderEliminarDesde luego que a ti no te abandonan nunca las musas, nos regalas siempre unos micros maravillosos.
Un beso fuerte.
Malu.
Las musas son seres volubles y caprichosos, a veces las convocas y no acuden a la cita. Otras te visitan a horas intempestivas y sin previo aviso. Tú las debes tener siempre a tu lado, a la vista de los resultados.
ResponderEliminarUn abrazo, Salvador
Muchas gracias por vuestras amables palabras. Os confieso que, igual que el protagonista, robo (sin ánimo de lucro) la esencia de vuestros relatos, impregnándome de vuestra imaginación. Pinceladas de cariño y abrazos para todos.
ResponderEliminarTuvieron que llevarse un buen susto las musas, y aún así, ¡qué agradecidas son!
ResponderEliminarUn saludo, Salvador, y otro para tus musas.
Sin duda debe de tratarse de un artista desesperado el de tu relato, Salvador, y con mucho genio, también, para atreverse a perpetrar un secuestro.
ResponderEliminarY, no sé si será el hecho de que ahora anochece más temprano, pero añadiré que la historia que cuentas me ha recordado a un cuento de navidad.
Saludos cordiales
para
Al final, la honestidad en el artista es lo que ha inspirado a las musas a hacerle esas visitas a hurtadillas. Me ha gustado mucho tu micro, Salvador. Un saludo.
ResponderEliminarUn 50 vestido de poesía. Y es que robar musas no es de la cuenta, ya que aunque quieras hacerlas tuyas son espíritus libres que anidan donde ellas quieren. Esta vez en tu precioso micro son buenas y le ayudan asomándose de vez en cuando por la ventana y susurrandole ideas para que esta vez si sea él que cree.
ResponderEliminarUn abrazo Salvador, me gusta tu idea y como la has plasmado.
Me gusta como expresas el arte que aportan las musas (que consiguen "insinuar poemas" y "encender la imaginación") a este secuestrador honrado...
ResponderEliminarUn saludo.
Carme.