Puntual
Se levantó puntual y se coló por el armario. Desembocó en la oficina. Ya no cogería atascos, pero estaba en pijama. Sus compañeros aún no habían llegado. Salió a la calle para comprarse la ropa necesaria. Se lo tragó el probador y apareció en su casa.
Hoy sí llegaría tarde.
Hoy sí llegaría tarde.
Carmen genial relato, este personaje que viaja a través de armarios y probadores, y que al final en lugar de servirle para adelantar, como en el juego de la oca vuelve a la casilla de salida. Me ha gustado mucho. Carmen un beso y esperando ya tu siguiente micro.
ResponderEliminarCarmen, genial! Hay días que más vale no levantarse, todo se tuerce. Me encanta como lo has explicado, tan serio e hilarante a la vez. Enhorabuena! Un beso.
ResponderEliminarUn relato lleno de imaginación, Carmen. Me atrevo a decir que a más de uno lo has puesto a pensar en algo así, al estilo de C.S. Lewis y sus Crónicas de Narnia, para resolver nuestros problemas de transporte.
ResponderEliminarGenial historia. Casi me dan ganas de entrar a un probador e ir a felicitarte personalmente.
Un abrazo.
Vicente
No hay que tomar atajos...
ResponderEliminarGenial microrrelato.
Me ha encantado la originalidad de tu relato. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMadre mía que trajin el.pobre hombre. En su intención de llegar antes al final se enreda. A veces el camino de siempre es el más efectivo. Jejeje. Genial amiga.Besitos
ResponderEliminarPues si, a veces el camino más corto no es el más rápido. ¡Como en la vida misma!
EliminarMuy original.
ResponderEliminarUn saludo,
Una situación insólita, me gusta cómo has jugado con el ir y venir hasta conseguir un micro redondo
ResponderEliminarSaludos.
Ja, ja, ja ... Qué bueno, pues mira, puede ser una solución para los que no les importe ir en pijama a la oficina.
ResponderEliminarDesde luego que es muy original tu relato.
Un beso Carmen.
Malu.
Carmen: imaginación y fantasía unidas por tu ingenio: genial.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
Por mucho que queramos buscarlos, los atajos oportunistas no existen.
ResponderEliminarUn texto lleno de surrealismo y buen humor, que podría ser anticipatorio de los aparatos transmigradores de materia de Star Trek, sólo que en armario.
Un abrazo, Carmen
Gracias a todos por la buena acogida del relato. El personaje se pierde en los lugares más cotidianos, al igual que me pierdo yo en las casillas de las respuestas individuales, en la tecnología, en suma.
ResponderEliminarMe interesaba destacar la seriedad del personaje, que no pierde la compostura ni en las situaciones más ridículas y absurdas.
Un gran abrazo para cada uno de vosotros.
Muy ingenioso!! Felicitaciones Carmen!!!!
ResponderEliminarMira por dónde descubrió la cuarta dimensión, aunque le costara una bronca del jefe por inpuntualidad. En fin, son cosas que pasan a veces, que te despistas dentro de los armarios...
ResponderEliminarSimpático y original relato, Carmen.
Un saludo.
Una nueva visita al armario y todo arreglado. Con ropa nueva y todo.
ResponderEliminarUn micro lleno de fantasía.
Un abrazo.
Carmen,yo he entendido tu relato como el refran que dice "no por mucho madrugar amanece mas temprano" y tambien "el hombre propone y dios dispone".
ResponderEliminarEnhorabuena, sigue ofreciendonos tus relatos.
Bs
Llego tarde, Carmen, en traje de noche y despeinada por el trajín de idas y venidas de un fin de semana cálido y lluvioso, pero convencida de que no te importará que de esta guisa te deje mi "me gusta" (con permiso de José Antonio) y una sonrisa.
ResponderEliminarUn beso.
Si su sino era llegar tarde, pues llegaría tarde. El destino es así de caprichoso.
ResponderEliminarPor lo demás, es una historia muy graciosa y llena de fantasía.
Saludos cordiales, Carmen.
A falta de madriguera, buenos son un armario o un probador. Porque va a la oficina, si no, a tu protagonista le vería con largas orejas y un reloj de bolsillo al que miraría sin parar. Muy imaginativo tu micro, Carmen. Un saludo.
ResponderEliminarParece que este señor hace viajes más raros que el conejo blanco de Alicia.
ResponderEliminarViendo las posiblidades de esta nueva forma de transporte, y teniendo en cuenta que siempre ando apurada de tiempo, un día de estos pruebo a entrar en los armarios de casa, a ver si en alguno hay un atajo.
Original historia, tocaya.
Un saludo.
Carme.