Química elemental
Mientras su sólida determinación se hundía en el líquido elemento y el sueño gaseoso de una vida mejor se desvanecía en el aire, observó cómo el barco guardacostas de la coalición internacional viraba y se alejaba de él, mar adentro.
Entonces, comprendió cuál era realmente la materia de los estados.
Entonces, comprendió cuál era realmente la materia de los estados.
Los estados de la materia que hacen contrapunto con nuestros sueños, con la vida y nuestras esperanzas. El estado elemental: el de nuestra supervivencia.
ResponderEliminarPor desgracia, Ricardo, si te arrebatan las oportunidades, la esperanza por sí sola no es suficiente ni para sobrevivir siquiera.
EliminarGracias por comentar y saludos cordiales.
La materia de los estados y los Estados, tan comprensible la primera como complicada es la segunda, Notincgas.
ResponderEliminarMuy bueno.
Saludos.
Complicada y muchas veces deleznable.
EliminarSaludos cordiales, Vicente.
La materia de algunos Estados se determina por su “peso atómico”. Notincgas, me gusta tu singular relato.
ResponderEliminarSaludos.
Y además suele ser de un color muy particular, Beto: el color del dinero.
EliminarSaludos cordiales
Contundente relato, Notincgas, para desnudar las actitudes demagógicas de los Estados (¿se merecen la mayúscula inicial?), empleando para ello conceptos químicos básicos. Y por lo que se lee, esos estados (ahora con minúscula inicial) son carenciales de todo signo solidario con los más débiles, estén en medio líquido o en sólido.
ResponderEliminarVa mi me gusta y con él mi más sincero reconocimiento por tu buen hacer.
Un fuerte abrazo.
En la línea de tu comentario, querido José Antonio, lo peor de todo es la hipocresía con la que a veces se conducen los estados (definitivamente, en minúsculas).
EliminarOtro abrazo para ti.
La materia de los estados es inerte sin el reactivo de los medios de comunicación. Parece que la conciencia sólo surja si es agitada dentro del matraz de un televisor
ResponderEliminarTu relato es sencillamente impecable, Notincgas. Están perfectamente incrustados los estados de la materia en la sórdida actitud del inmerecidamente denominado primer mundo. Y esa imponente frase final, impone el lacrado perfecto a un relato muy sólido.
¡¡Enhorabuena!!
Un abrazo
Haces mención a otro estado, apreciado Antonio, el estado de la consciencia anestesiada en el que nos hallamos sumidos. Y aunque es un estado inducido, no somos totalmente inocentes, me temo.
EliminarComo siempre, encantado de intercambiar comentarios contigo y de saludarte.
Abrazo.
Que magnífico juego de palabras con los diferentes estados químicos para llegar a una verdad contundente: el Estado, mira hacia otro lado y, sin mirar al que pisotea, igual que la banca, siempre gana.
ResponderEliminarMagnífico.
Un abrazo.
Pablo
Así es, Pablo. Y estos días lo hemos podido comprobar de nuevo con el vergonzante trato a los refugiados sirios y a los inmigrantes que tratan de cruzar el canal de la mancha, y a los que llegan en lanchas, y ...
EliminarAbrazo fuerte.
Soy de letras y no sé hacer ningún comentario ingenioso. Sólo diré que es un relato magnífico para leer el día que nos ha dejado Henning Mankell, ejemplo de activista en la vida y en la literatura. Estoy segura de que a él le hubiera gustado.
ResponderEliminarUn abrazo, Notinc.
Querida Patricia, me uno a ese homenaje a Henning Mankell. Admirable escritor y admirable persona. Uno de mis favoritos.
EliminarNotinc, perdón la incursión. Dejo ya libre tu sitio.
Un saludoa los dos. y a Mankell, allí donde esté.
Pablo
Tengo en casa un ejemplar de "el hombre inquieto" que todavía no he leído. Su lectura será, sin duda, el mejor homenaje que pueda hacerle a Mankell.
EliminarGracias por tus palabras, Patricia.
Besos
Yo, ni idea de química, por muy elemental que esta sea, ni comprendo del todo cuál es esa miserable materia de los Estados. Pero me quedo con tu historia tan humana que se entiende perfectamente. Me ha encantado tu juego de palabras tan trabajado, Notincgas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te confieso, apreciada Mª Jesús, que yo también ando un poco pez en química, pero eso no es grave. Lo grave es el desconocimiento de los estados en materia de derechos humanos.
EliminarQué bien que te haya gustado.
Abrazos.
Enhorabuena, Notincgas, un paso por los tres estados de la materia, y al final una revelación de la materia de la que están hechas los Estados: egoísmo y deshumanización.
ResponderEliminarUn fuerte y merecido aplauso.
¡Bingo!
EliminarGracias, Asun.
Saludos cordiales
Personas desesperadas que todo lo fían a una carta, la única que les queda, basada en la solidaridad de los que han tenido más suerte, desafortunados crónicos que ven cómo hasta eso se les niega, condenándoles a un estado que no es sólido, líquido ni gaseoso, es la nada, simplemente. Los estados están dirigidos por individuos egoístas que recelan de lo que viene de fuera, de lo que tienen dentro y hasta de sí mismos, que no ven más allá de su propio plasma inmediato y que mal pueden llamarse humanos. Tan triste como real y difícil de eludir.
ResponderEliminarUna visión diferente para un drama demasiado cotidiano. al que nunca deberíamos de acostumbrarnos.
Un abrazo fuerte
Qué magnifico ensayo has elaborado, querido Ángel, sobre la deshumanización que rige la política. Y si lo entroncáramos con la economía, que al final todo va ligado, las conclusiones serían todavía más descorazonadoras.
EliminarAbrazos, amigo.
Esto sí que es jugar con las palabras. Y ganar.
ResponderEliminar¡Magnífico relato, Notincgas!
Besos
Cuando quieras, nos echamos una partidita, Margarita.
EliminarBesos
Excelente, Notingas, y totalmente cierto por desgracia.
ResponderEliminarMalabarismos al servicio de una estupenda historia llena de compromiso. No creo que se puedan exprimir más estas 50 palabras.
Enhorabuena y un abrazo.
Eres muy amable, Enrique.
EliminarAbrazo grande.
Sensación de desamparo es lo que me transmite tu relato, como si de repente me encontrara sola en el medio del mar, con el silencio y la indiferencia de los estados como única compañía.
ResponderEliminarA ti sí que no te falta ningún elemento para crear historias tan buenas.
Un beso, Notincgas.
Al final, por desgracia, es eso lo que queda, el desamparo y sus consecuencias trágicas y funestas.
ResponderEliminarGracias por comentar, Sandra y un beso de vuelta.
Impresionante el juego de palabras... inteligente apuesta Notincgas, no entiendo mucho de política pero sí yo fuera presidenta... iba a cambiar el estado, de muchas y muchos...
ResponderEliminarUn abrazo, y un me ha gustado, mucho.
Ay si aunque sólo por un día yo fuera presidente....
EliminarAbrazos, Rosy y gracias.
Frente al estado de necesidad de seres humanos, no debería reinar la tibieza ni la inacción de ningún estado. Esa premisa debería ser la esencia elemental de la condición humana. Muy buen micro, Notincgas. Un abrazo.
ResponderEliminarSiguiendo con el juego de palabras, Matrioska, el día que los estados necesariamente velen por resolver los estados de necesidad de las personas, podremos estar orgullosos de la raza humana.
EliminarAbrazos.
Que bien viene aquí esa formula perfecta. Acido, el relato es realmente acido, mas base, y la base dramática existe, dan lugar a un relato duro, salado, mas agua mucho agua que separa al pobre de la vida.
ResponderEliminarMe gusta la combinación de la química con la fantasía. Consigues un relato original
Suscribo integrante el comentario de margarita
El juego y la originalidad son dos elementos quimicos de tu forma de escribir.
Saludos.
Como bien sabrás, querido José María, hay bases fuertes y bases débiles. La base dramática sobre la que se sustenta el relato es, por desgracia, fuerte, porque la base de la solidaridad humana es muy débil.
EliminarSaludos cordiales
Me ha encantado la agudeza con la que describes la naturaleza humana en estos casos. Al utilizar conceptos químicos consigues un relato muy original. Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Yolanda.
EliminarSaludos cordiales
Fantástico juego de palabras, en las que se descubre la deshumanización y el egoísmo de los estados no queriendo mirar lo que en realidad merece y han de salvar.
ResponderEliminarBien llevado, bien contado, bien, muy bien... Genial. :)
Un beso Notincgas.
El juego también tiene una aplicación pedagógica, muy apropiada para aproximarnos a según qué temas.
EliminarOtro beso para ti, Mª Belén
La indiferencia del barco que se vuelve es demoledora.
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato.
Gracias, Crispín.
EliminarDesgraciadamente, hace tiempo que asistimos a la demolición de todo tipo de valores.
Saludos cordiales
Materia y conciencia putrefacta. Se alejaban mar adentro pisoteando la palabra humanidad. Originales metáforas en un buenísimo relato. Un abrazo.
ResponderEliminarEs cierto, apreciado Salvador, que estos últimos años hemos comprobado que el sistema muestra evidencias de putrefacción. También lo es que muchas conciencias han despertado. No está todo perdido.
EliminarAbrazo.
Varios moles de sensatez y originalidad en tu disolución de letras y buen hacer. Me gusta.
ResponderEliminar:-)
Disolución de letras...qué concepto más chulo.
EliminarGracias, Paloma y saludos cordiales.
Ni sólido, ni líquido, ni gaseoso, en ningún estado quedará esa vida, pues se desmaterializará en unas horas en el mar.
ResponderEliminarBuen juego de palabras para un buen relato.
Un petó.
Carme.
Ahora se habla de un cuarto estado de la materia, el plasma.
EliminarQuizás el desventurado protagonista lo alcance y pueda volver a materializarse.
Me alegro de saludarte, Carme.
Petons.
Querido Notinc, aunque soy de ciencias, siempre me costó la Química, pero con este micro lo he entendido perfectamente.
ResponderEliminarY mientras, los estados ... Como casi siempre ... Mirando para otro lado ...
Muy buena historia, sí señor. Te felicito y te mando un beso fuerte.
Malu.