Resaca traicionera
Cada víspera de fin de semana, un genio encerrado en el fondo de las botellas le suplicaba que lo liberara de su prisión. A cambio, le prometía solemnemente concederle tres deseos que no podría olvidar jamás.
Cada lunes por la mañana, una persistente resaca se empeñaba, caprichosa, en impedirle recordar.
Cada lunes por la mañana, una persistente resaca se empeñaba, caprichosa, en impedirle recordar.
Podría ser un relato duro, pero has sabido envolverlo en un halo melancólico, elegante y bello.
ResponderEliminarBonito nombre, por cierto, Silvina. ¿Hada, bruja, viajera del tiempo?
Un abrazo.
Viajera diría yo, Patricia, buscando en el tiempo y el espacio lugares que me inviten a quedarme, como este sitio maravilloso que todos ustedes forman. Gracias por tus comentarios, muchos saludos desde Argentina.
EliminarHas dado belleza a esa horrible sensación de vacío que se produce en el bebedor compulsivo, tras darse cuenta que el alcohol no solo no lo libera de sus fracasos y miserias, sino que además le priva de vivencias enriquecedoras.
ResponderEliminarUn saludo, Silvina.
Gracias Asun, un honor que comentes mi relato con lo bien que escribís. Muchos saludos.
EliminarMuy buen retrato de la vacua liberación del fin de semana, cuando se pretende escapar de la cárcel de las obligaciones con la llave de otra cárcel peor, la de la enajenación, la del alcohol.
ResponderEliminarY luego queda ese lunes que retratas, un nuevo comienzo vacío.
Enhorabuena por tu exquisito relato, Silvana, con él demuestras que la belleza es el mensajero más eficaz incluso cuando transporta miserias
Un saludo
Gracias Antonio. Todos los comentarios de ustedes son tan interesantes y enriquecedores como un relato en sí mismo. Verdaderas caricias para el alma.
EliminarY cada fin de semana muchos buscan que se cumplan sus deseos con la compañía de una botella. Y otros buscan el deseo con la ayuda de algún demonio en una botella.
ResponderEliminarAsí es. Gracias por leerme. Un saludo!
EliminarEse genio encerrado en la botella sólo es humo, oasis engañoso que se vuelve espejismo, promesa de deseos vacíos, que al evidenciar su falsedad deja un rastro de castigo, desgaste y frustración.
ResponderEliminarUn saludo
Me gusta como personificas en un genio las disculpas que nos ponemos para dejar de hacer algo que sabemos que no nos beneficia. La mejor forma de expresar la cantidad de cuentos chinos que nos contamos a nosotros mismos. ¡Ay si Aladino levantase la cabeza!
ResponderEliminarUn saludo, Silvina.
La amnesia provocada por la resaca no permite hacer recordar, al protagonista, lo tonto que es el genio; ya que siempre el último deseo es que éste se vuelva a meter a la botella, por eso lo encuentra allí cada fin de semana. Un relato que denuncia una triste realidad pero que a mí me parece divertido, con cierto grado de humor. Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Me gusta mucho las palabras que has usado, sobre todo lo del genio encerrado en el fondo de la botella.
ResponderEliminarFelicidades Silvina, es un gran relato. Besos.
Malu.