Respirar
Como cada mañana se preparó para iniciar su jornada laboral. Le costaba cada día más asistir a la oficina y realizar su trabajo. Le faltaba el aire. No podía respirar. Había tomado una decisión. Era su momento...
Guardó el revólver en su bolso. ¡No habría más risas a su paso!
Guardó el revólver en su bolso. ¡No habría más risas a su paso!
Pilar me has dejado sin respiración, ese final también me ha dejado sin sonreír a mí.
ResponderEliminarMuy buen relato, espero que sus compañeros de oficina por el bien de ellos no se rieran de ella esa mañana.
Un me gusta enorme y gracias por compartir tan buenos escritos, veo que eres muy versátil., eres genial.
Besos y espero ya el próximo.
Javier, gracias por arroparme y apoyarme siempre. Empezar leyendo tu comentario es un chute de ánimo para seguir compartiendo. Besos
Eliminar¡Impactante (aunque deseo que no hubiera impacto esa mañana)!
ResponderEliminarHistoria con temática muy de actualidad: el acoso laboral o "mobbing" (es, al menos, lo que piendo). Eso sí, hasta que la acosada explote...
Va mi me gusta, Pilar, porque el final de tu historia ya es, por sí mismo, un microrrelato.
¡Enhorabuena!
Jose Antonio, mil gracias por pasarte y pararte a comentar mi relato. En efecto, hablo del acoso laboral, que tantas vidas destroza. Esta víctima decide pasar a la acción cuando ya no puede más. Menos mal que solo es ficción o no?... Besos
EliminarMuy impactante, Pilar. Un final inesperado y estremecedor.
ResponderEliminar¡A seguir así!
Ana, muy agradecida por tu comentario. Si se ha entendido y te he sorprendido, doy por conseguido mi objetivo. Besos
EliminarUffff. Genial amiga!!! Estoy por pedir detector de metales en el trabajo Jajajajaja. Me encantó. Besazos!!!
ResponderEliminarCarmen, amiga mía, gracias por apoyarme y valorar mi relato tan positivamente. Sabes que aprecio mucho tus palabras. Y ya sabes... Respira... Besos.
EliminarNo hay duda de que un buen pistolón en el bolso le da seguridad a una mujer... Pero nada como la fuerza de las palabras, cuando se utilizan también como tú sabes.
ResponderEliminarUn abrazo de impacto.
Patricia, ese abrazo impactante me ha llegado al corazón, pero sobre todo tus bellas palabras para mi relato. No lo olvides, tenemos un arma infalible, nuestras letras. Muy agradecida por valorarme así. Besos.
EliminarEstremecedor el relato, Pilar. Cuánto sufrimiento acumulado en un entorno hostil, que menosprecia a la protagonista. El título lo anticipa, literalmente no puede respirar.
ResponderEliminarY el final, tan sorprendente, me ha encantado.
Enhorabuena por tus letras y un abrazo enorme.
Carmen, amiga mía, cuanta razón tienes. El acoso laboral se produce tan a menudo que no se le da la importancia que de verdad tiene. He querido recordar el problema, que ahora más que nunca hace daño a tantos buenos profesionales. Muchas gracias por tu opinión tan importante pata mi. Besos
EliminarLos que rodean a tu protagonista la han golpeado tanto en el fondo de su ser y su orgullo, que la han transformado en una bomba de relojería.
ResponderEliminarQue bien estructurado en sus dos partes el relato, culminando con ese gran final.
Un besote.
Pablo
Pablo, hay veces que se acorrala a las personas y les dejan pocas salidas. Nuestra protagonista ha elegido acabar con los abusos de la peor manera. Espero que mi relato haga reflexionar a los acosadores. Muchas gracias por leerlo y valorarlo tan bien. Un beso.
EliminarCaramba, a esa chica sí que le han colmado el plato sus mal llamados compañeros. Es horrible cuando los humanos nos unimos para hacerle la vida imposible a un semejante. Desafortunadamente, este fenómeno es muy común y objeto de gran cantidad de estudios por parte de la psicología y la sociología.
ResponderEliminarMuy bueno, Pilar, pones el dedo en la llaga y ojalá nunca en el gatillo.
Un abrazo.
Vicente
Vicente, cuantas personas son llevadas hasta situaciones extremas que nunca podemos prever las consecuencias. Ojalá pronto podamos ver eliminadas estas prácticas abusivas llevadas a cabo por empresarios y compañeros de trabajo. Mil gracias por tu valoración! Un beso.
EliminarTerrible el flagelo del acoso laboral.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato Pilar, felicitaciones!
Un abrazo.
Renate
Renate, es una lacra de difícil erradicación si no ponemos todos un poco de nuestra parte. Habrá que gritar y decir "basta ya". Muchas gracias por tus palabras. Un beso.
EliminarLa risa muchas veces da vida y alegría, en este caso la corta y aparta al aire.
ResponderEliminarRicardo, así es, hay risas que duelen más que un balazo. Muchas gracias por interpretar tan bien mi relato. Un beso.
EliminarHas creado un relato en el que puede mascarse el infierno que debe de ser para tu protagonista su vida laboral, esas personas que todo lo enrarecen y complican, que necesitan víctimas para reafirmar una supuesta superioridad que no es tal, que todo lo absorben, hasta el aire para respirar. Estas situaciones sostenidas en el tiempo pueden ser terribles, el sufrimiento y el deseo de acabar con ello es comprensible, Por desgracia, como sucede en los países donde hay facilidad para tener armas, puede suceder lo peor y acabar en un drama, que nunca es la verdadera solución.
ResponderEliminarUn texto eficaz y tristemente actual.
Un saludo, Pilar
Angel, tienes razón, es una triste y demasiado frecuente realidad. Espero que sólo sea ficción algún día! Muchas gracias por pasarte, leerme y dejarme tu amable comentario. Un abrazo.
EliminarBuen relato en el que ni víctimas ni relatos son inocentes
ResponderEliminarCrispín, muchas gracias por tu valoración. Al final algo hacen mal todos y así terminan... Un abrazo.
EliminarSea cual sea el final, (el arma puede usarlo contra ella misma también), no augura nada bueno.
ResponderEliminarPor fortuna, como dice Patricia, tú sales de casa con una buena dosis de palabras en tu bolso que te hace inmune a cualquier ataque de asma.
Un beso grande, Pilar.
Margarita, me imagino que el final no será bueno para nadie. Todos salen perdiendo. Es lo que tiene acorralar a alguién y no dejarle salida. Te agradezco mucho que te hayas parado a leerme y me digas tu opinión, siempre valiosa. Un beso.
EliminarCon lo fácil que es vivir y dejar vivir, pero los humanos muchas veces se comportan como jaurías de lobos. Luego pasa lo que pasa. Has conseguido un relato directo y con gran fuerza, Pilar. Un beso.
ResponderEliminarMatrioska, totalmente de acuerdo contigo. A veces, somos nuestros peores enemigos y todos a una atacamos al débil. Una verdadera lástima que existan estos comportamientos. Gracias por leerme y valorarme tan positivamente. Un beso.
EliminarSe siente perfectamente el agobio de tu protagonista, me temo que el final de esta historia no es bueno para la protagonista, bien porque acabe con su vida o porque termine asesinando a alguno de sus compañeros de trabajo.
ResponderEliminarA mí me ha costado respirar mientras lo leía, tremendo relato.
Un beso Pilar.
Malu.