Secreto inconfesable
Mi madre se ha enfadado mucho conmigo cuando, angustiada, paré en seco la lavadora esta mañana. Rápidamente saqué las sábanas y, todavía mojadas, las extendí con mimo y cuidado sobre mi cama.
Antes prefiero sus gritos llamándome loca y descerebrada que confesarle que hace meses que duermo con un fantasma.
Antes prefiero sus gritos llamándome loca y descerebrada que confesarle que hace meses que duermo con un fantasma.
Muy bueno!
ResponderEliminar¡Gracias, Horacio!
EliminarMe alegra que te guste, pero sobre todo verte por aquí, como escribiente y como comentador.
Un saludo
Margarita. Me vuelves a sorprender. Aquí, yo, esperando ver cómo resolvías un asunto doméstico y todo se vuelve en un sublime tema amoroso. ¡¡¡Eres ... GENIAL!!! Me encantttttttttta ese aire aparentemente infantil de tus historias. Te oasa como a muchos cuadros de Picasso... pero luego... a ver quién encuentra al niño que los pinte. Un abrazooooooooo
ResponderEliminarTe diría que soy un poquito infantil, pero queda mucho mejor decir que intento no perder de vista a la niña que un día fui.
EliminarLos asuntos domésticos me gustan muy poco, o más bien nada, así que tenía que buscarle un final feliz como fuese a la aburrida lavadora.
Y te digo también que me gusta contemplar cómo a tus palabras no les queda otra que estirarse para adaptarse al peso de la emoción que transmiten.
Y que muchas gracias por pasarte una vez más por aquí y, además, hacerme reír.
Un abrazo, Salvador.
Cuánto amor, Margarita. El de la protagonista por su amante inconfesable y el que tú le pones a las letras delicadas con que lo cuentas.
ResponderEliminarEl final, como siempre en tus relatos, es redondo e inesperado.
Te envío mi enhorabuena y un beso.
Creo que ya te lo he dicho en alguna ocasión, Carmen: admiro tu facilidad para los haikus y poemas, y ahí sí veo yo delicadeza. No obstante, me encanta que me lo digas, a ver si así me "pulo" un poco que falta me hace.
EliminarYa tengo aquí tu enhorabuena, en mi vitrina de premios, ¡gracias!
Un beso.
Margarita del Brezo: de nuevo un regalo mágico.
ResponderEliminarDos partes bien definidas: la primera, creando suspense. La segunda, con una resolución que deja un final abierto.
¿Será verdad que duerme con un fantasma, o tendrá razón la madre al llamarla loca?
¡Muy grande! Nunca defraudas.
Un beso muy fuerte.
Pablo
Mi querido Pablo:
EliminarNo sé si será verdad que la muchacha duerme con un fantasma o si, por el contrario, estará loca de atar, pero cuando te "tengo delante", la única verdad que me importa es tu generosidad.
Aquí estás, no importa lo que te ronde por la cabeza, para dejar un beso, o un abrazo, y unos cuantos adjetivos redondos para que su caricia sea aún más suave, ¡gracias!
Mis mejores deseos, y como yo sí creo en fantasmas, un montón de energía positiva acompañan hoy mi beso.
Jajaja; un poco más y no lo cuenta. O sí. Vete a saber. El caso es que has logrado sorprender y divertir al mismo tiempo con un relato impecable, como es habitual en ti.
ResponderEliminarLo que no sé bien es si tiene más de una lectura; hay tantos fantasmas por ahí que más de uno acabará de vez en cuando sufriendo en sus tejidos las consecuencias de un programa largo para ropa blanca. Me ha gustado mucho, Margarita.
Un abrazo.
Me has contagiado la carcajada, Enrique. Y no era otra mi intención que la de hacer sonreír; si encima nos reímos, y juntos, ya soy la ganadora del mes.
EliminarMe gustan mucho los fantasmas, precisamente por el juego que da la cantidad de interpretaciones que se pueden hacer de ellos, y también con ellos. Así que sí, no lo dudes, búscale tres pies al gato, o dos patas al fantasma, que seguro que encuentras hasta la cadena.
Permíteme que elija entre tus palabras como si de bombones se tratase: me quedo con "impecable", puro chocolate negro, mi favorito, vigorizante, dulce sin ser empalagoso y relajante. Y así, de paso, a ver si saboreando esa palabra empiezo a creer un poquito más en mí, pero esto no se lo digas a nadie que es un secreto.
Mil gracias y un abrazo.
Un relato magníficamente desarrollado. Dos párrafos solo y cada uno cumpliendo su función: el primero, creando los motivos de ese secreto inconfesable; el segundo, aclarándonos aquellos y confesando ante el lector lo que la madre ni siquiera sospecha.
ResponderEliminarUn hurra, Margarita, muy bien merecido. Como también te mereces mi me gusta y mi enhorabuena por este nuevo ejemplo de microhistoria perfectamente estructurada y narrada. Ha merecido la pena esperar tu relato de octubre ya que septiembre nos dejaste sin él.
Un beso.
José Antonio, tanto como leer tu comentario me alegra ponerle cara a tu nombre. Ahora puedo darte las gracias mirándote a los ojos.
EliminarValoro mucho la disección que haces de mi relato; a veces, demasiadas, no soy consciente de lo que hago y me ayuda la devolución de la lectura que hacéis para enmendar errores o, al menos, no agravarlos. No me muevo en un ambiente de "escribidores" y no imaginas lo que echo de menos poder consultar a alguien en determinados momentos.
En septiembre no hubo relato porque tengo la costumbre de no enviar ninguno hasta que no me publican el del mes actual, y así me encontré con la sorpresa de que ya no había fechas disponibles. Eso tiene una única lectura: que la página crece y crece y que cada vez somos más los que queremos integrarnos en esta gran familia de 50 palabras. Y no me extraña lo más mínimo.
¡Gracias!
Un beso
¡Qué imaginación, Margarita!, me ha sorprendido ese divertido y estupendo final.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé si imaginación o aburrimiento, Rosy; estaba tendiendo las sábanas y, como las labores del hogar, que no hogareñas, me aburren tanto, intenté ponerle un poco de humor al asunto. Voy a dejarme llevar más a menudo, no sé si para escribir alguna otra historia, pero sí para ver si al final le encuentro el lado divertido ¡quién sabe!
EliminarGracias por pasarte.
Un abrazo.
¡Extraordinario! ¿Para que decir más?
ResponderEliminarAbrazos, si aún los admites de aprendices.
Patricia, dile por favor a tu sobrino, el aprendiz, que un abrazo es siempre bien recibido. Y si además lleva la magia de tus genes, incluso admito algún que otro beso. Igual hasta se me pega algo.
EliminarTengo en la bandeja de entrada un correo de La Puerta de la Esperanza que estoy deseando leer con la atención que merece.
Muchas gracias y un abrazo.
Margarita genial relato, espero que el fantasma se salvara, aunque para ello tuviera que pasar unas horas tendido al sol.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, muy bueno.
Un beso.
Te diré, Javier, que el fantasma está vivito, coleando y resplandeciente; y que da gusto verlo con el bronceado que ha cogido tendido al sol que aún disfrutamos en octubre. Creo que voy a tardar en cambiar las sábanas.
EliminarGracias por venir también a este lado de internet. Siempre estás al pie del cañón.
Un beso
Me recordó mi infancia y aquellos fantasmas de sábanas que aparecían en un episodio de La Pantera Rosa.
ResponderEliminarHola, Ricardo.
EliminarMe encantaban los dibujos de fantasmas que veía cuando era pequeña; tenían una cara tan simpática y dulce que creo que de ahí viene mi propensión a incluirlos como protagonistas de mis historias. La Pantera Rosa era la preferida de mi hermano mayor, ¡qué buenos recuerdos!
Gracias por comentar.
Un saludo
Ayyyy me ha encantado!!! Me la imagino nerviosa tratando de parar la lavadora para rescatar al amor de su vida jajajaajjaja. Lo cierto es que muchos de nosotros deberíamos darle un lavado a nuestros fantasmas Jejejejeje. Genial Margarita. Besitos
ResponderEliminarCasi le da un pasmo a la pobre, jajaja. Por fortuna, todo salió bien y ahora disfrutan juntos del aroma del suavizante, entre otras cosas.
Eliminar¡Qué gusto me da verte reír, Carmen! Señal de que los fantasmas están bien limpitos.
¡Gracias!
Un beso grande.
Esperemos que no hubiera usado el programa de centrifugado y sobre todo, que no se le encoja.
ResponderEliminarBuena historia, Margarita, calentando motores para la noche de todos los santos.
Besos
Lo paró a tiempo, Notincgas, y más que encogido, salió asustado, pero no hay nada que no se cure con unos pocos mimos y un mucho de delicadeza, y ahí está, pensando ya en su disfraz para la noche de Halloween.
EliminarMuchas gracias.
Besos
¡Bárbara, Margarita!
ResponderEliminarMe encanta tu estilo, de veras. Ése en que confluyen el humor y la imaginación a tope. Como ya te han mencionado los compañeros, hay una voz infantil en tus historias, un espíritu travieso que nos mira a los ojos cuando habla porque, tras la ficción que hilvana letra a letra, hay siempre una verdad que nos hace sonreír.
Permíteme apropiarme un segundo de tu historia y decir algunas cosas que pienso de tu fantasma. Simboliza la inocencia, me recuerda a las pláticas interminables que tienen los niños con sus juguetes y que a los adultos les parecen una pérdida de tiempo. De igual forma, también personifica al amor idealizado, a es@ príncipe o princesa que de tan azules terminan sólo en sueños, o en el tacto inanimado de las sábanas, como en este caso.
Me pongo de pie y te abrazo.
Vicente
Espera, Vicente, que voy a subirme a un armario para estar a tu altura.
EliminarYa está. Ahora puedo mirarte a la cara y decirte que me encanta tu comentario, empezando por ese "de veras" que sólo oigo cuando me reúno con mi familia y que a mí se me escapa de vez en cuando, quizá porque en esos momentos habla la niña que aún vive en mí.
Puedes apropiarte de la historia el tiempo que quieras, y más para hacer unas interpretaciones tan interesantes. Dicen los entendidos que el juego simbólico es fundamental para el desarrollo de nuestra personalidad (o algo así) así que sería una buena idea potenciarlo también entre los adultos, quizá así desaparecerían, si no todos, sí algunos fantasmas.
En cuanto al amor idealizado, sólo se me ocurre decir que hay más fantasmas que príncipes. A lo mejor si me compro unas sábanas azules...
Un placer hablar contigo, de veras.
Todavía arropada en tu abrazo te mando un beso.
Me alternan los escalofríos con los ataques de risa y no sé en qué acabará esto. En cualquier caso, enhorabuena, Margarita, por tu sorprendente y encantador relato y…¡felices sueños!
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Cómo va la cosa, María Jesús? Espero que la risa haya salido vencedora, ese fantasma no merece mucho más.
EliminarGracias por todos tus adjetivos; no te quepa duda de que gracias a ellos mis sueños serán felices y quién sabe si algo más.
Un abrazo
Divertido y refrescante relato, Margarita. Uno puede componer perfectamente la estampa de ese alboroto familiar por el precipitado rescate del espectral amante librándolo de un centrifugado seguro.
ResponderEliminarHas creado un cuento de lo cotidiano, sorprendente y con mucho sentido del humor, reflejando las distancias que tanto gustan mantener a los adolescentes en cuestiones de limpieza y amorios.
Es un relato muy bueno, de esos que cada vez que lo leo más me gusta más.
Eché de menos el de septiembre, pero con éste has conseguido compensar la espera... y mi perdón..
Un abrazo.
¡Antonio, por dios, no te enfades conmigo! La culpa de todo la tiene Álex por hacer de esta página un lugar de encuentro en el que cada vez más gente quiere participar. Vamos a tener que mandar las historias de tres en tres si queremos mantener un hueco cada mes, o duplicar la página, o... qué sé yo porque esto tiene cada vez mejor pinta.
EliminarY ahora que ya estoy más tranquila porque sé que me has perdonado, puedo hablar sin trastabillarme.
Ni te imaginas la cara de la madre cuando oyó los gritos de su hija y la vio manipular la lavadora como si hubiera perdido el juicio; la pobre no sabía qué pensar. Y ni te cuento cuando la vio dejando un reguero de agua por toda la casa con las sábanas escullando. Ahí sí que se armó una bien gorda.
En fin, es lo que tiene el amor, que uno está dispuesto a todo, y más a guerrear con una madre que no te comprende. ¡Y a ducharse a diario si es menester!
Me gusta que te guste porque, como bien sabes, me importa tu opinión.
¡Gracias!
Un abrazo
En verdad, el de tu protagonista es un secreto inconfesable. Si la madre conociera la realidad podrían darse dos posibilidades y ninguna de ellas positiva: bien tomaría a su hija por demente, con todas sus consecuencias; o la acusaría de promiscuidad por dormir con un varón a escondidas en su propio cuarto y pese a su corta edad. Al menos ese novio-compañero- amante inconfesable habrá quedado limpito.
ResponderEliminarSimpático, original, bien narrado y sorprendente (cuántas cosas)
Un abrazo, Margarita
No sé cuál de las dos posibildades que ofreces es peor. Escalofríos (¿como los de María Jesús?) me entran sólo de pensar que tuviera que elegir una. Así que, con tu permiso, me voy a saltar este proceso electivo y me voy a ir directamente a todas esas "cuántas cosas" que me dices con olor a lavanda y con las que me chuperreteo los dedos, ¡qué bien me saben!
EliminarGracias, muchas gracias, Ángel.
Un abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLuego la madre escuchará un quejido en la habitación y pensará que la hija se ha resfriado con la humedad de la sábana, no sospecha que ella, simplemente, está descubriendo su sexualidad. Margarita, estupendo relato; se presta a diversas interpretaciones.
EliminarSaludos.
La madre está de los nervios, Beto. Es lo malo de la gente que no ve fantasmas, que no puede imaginar ni interpretar ni sospechar.
EliminarEstoy muy agradecida de que tú sí puedas hacerlo y lo compartas con nosotros.
Un saludo
Muy imaginativo y mágico. Aunque, desde mi punto de vista, puede lavar tranquilamente la sábana. Siempre he pensado que los fantasmas llevan la sábana para que se les vea, no para esconderse. Un abrazo, Margarita.
ResponderEliminarEs que un fantasma que pase desapercibido no tiene tanta gracia. Los que tenemos que escondernos somos los que jugamos con ellos, que no todo el mundo lo entiende.
EliminarEncantada de verte por aquí, Juana. Un montón de gracias.
Un abrazo
Ya te estaba echando de menos, Margarita. Y has llegado con esta adolescente enamorada que trae a su madre de cabeza con sus actos impulsivos y algo alocados. Un relato que trae un soplo de aire fresco ( y este caso también muy mojado) tan propio de tu estilo. Me encanta. Y dile a esa chica que a partir de ahora haga ella la colada, en un programa cortito y en frío, no se le vaya a achicharrar el novio.
ResponderEliminarUn beso.
¡Hola, Asun!
EliminarHas tenido una idea brillante: si la chica se ocupase más de las tareas de la casa no tendría tanto tiempo libre para "fantasmear" y se buscaría una pareja más... ¿cómo decirlo? ¿espiritual?
Cualquier día la veo mandando mensajes con la ouija.
De momento, entre colada y colada, te mando un beso grande aprovechando ese aire fresco que se ha colado por la ventana.
¡Gracias!
¡Ay, cómo me reí, Margarita! Me encanta tu humor. Es que yo también la llamé loca por tender la cama con las sábanas mojadas, pero cuando me enteré del motivo me dio un ataque de risa y de ternura también. Genial.
ResponderEliminarUn beso.
Cómo me alegra que te rías, Sandra, aunque si te cuento lo que me ha pasado... Anoche quise hablar contigo un ratito y la página se quedó blanca; lo demás funcionaba perfectamente. La recargaba, todo iba bien hasta que intentaba escribirte a ti: otra vez blanca. Y así una y otra vez. ¡Sólo contigo! ¿No se habrá enfadado el fantasma por meterte con su novia?
EliminarDe momento, y aprovechando que debe de estar despistado, te mando un beso agradecido y un poquito paranormal. Espero que te llegue.
Jajajaj sí que me llegó, junto con algunos escalofríos también!
EliminarBesos.
Seguro que disfrutaron esa noche, tan limpios y fresquitos y con olor a lavanda.
ResponderEliminarPrecioso relato con un final feliz.
A mí me da en la nariz que sí, Crispín, que se lo pasaron muy bien. Y es que de vez en cuando hay que darles un buen repaso a los fantasmas.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un saludo
Es original dormir con un fantasma. No conozco la experiencia, pero si la experiencia es igual de genial que tu relato, presentame al fantasma o permite me robártelo..
ResponderEliminarGrnial.
saludos
Pues supongo que depende del fantasma, José María, no tengo yo mucha experiencia en esas lides y creo, sólo creo, que debería alegrarme de ello.
EliminarDe lo que me alegro sin ninguna duda es de que te haya gustado la historia.
Muchas gracias.
Saludos
Jajaja, qué imaginación la tuya, Margarita. Eso le pasa a la chica por dejar a su amante tendido sobre la cama en vez de meterlo bien dobladito en el armario como se ha hecho toda la vida. Me ha encantado. Un beso.
ResponderEliminarJajaja, Matrioska. A lo mejor es que el fantasma no es de buena calidad. Imagina que se le quedan marcados los pliegues, el momento planchado tiene que ser de escándalo.
EliminarMe encanta reírme contigo. Gracias por este rato.
Un beso.
Genial y original 50. Con que poquito cuentas una historia con dos finales. Estará loca de veras y su madre lleva la razón, o la sin razón de un amante fantasma le hace disfrutar cada noche de una misteriosa pasión...
ResponderEliminarMe encanta tu estilo y la facilidad con que manejas las ideas.
Un beso preciosa.
Tengo que confesarte que a mí los amantes fantasmas me dan un poquito de miedo así que, desde mi punto de vista "miedoso", de cualquiera de tus dos argumentos llego a la misma conclusión: la muchacha un poco loca sí que está.
EliminarY fascinada estoy yo con la dulzura que desprenden siempre tus palabras, Mª Belén, qué gusto da leerte.
Gracias por venir.
Un beso
Cansada de que sus amores fueran castillos en el aire, ha cogido al fantasma del castillo y ha hecho realidad su sueño, jajaja. Superoriginal y divertido, Margarita. Un abrazo.
ResponderEliminarCuando uno está muy cansado puede cometer el error de mezclar príncipes desencantados, fantasmas apolillados y algún que otro sapo encharcardo, y entonces los sueños se convierten en auténticas pesadillas.
EliminarPero no parece que sea el caso de esta chica.
Muchas gracias por tus palabras, Salvador.
Un abrazo
Margarita, poco puedo añadir a todo lo que ya te han dicho. Sabes cómo me gusta todo lo que escribes. Siempre con esa frescura y esa mirada traviesa de niña... Me ha encantado la idea de dormir con el abrazo de un fantasma enamorado. Es tan romántica... Un gran aplauso para tu micro. Besos
ResponderEliminarQué imagen tan tierna describes, Pilar.
EliminarIncluso un abrazo fantasma puede reconfortarnos en algunos momentos solitarios, y yo tengo la suerte de poder añadir, además, tus cálidas palabras.
¡Gracias!
Recibo con alegría tus aplausos.
Un beso
Estimada del Brezo:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho su relato, muy en el estilo suyo, que ya creo formara escuela.
Por cierto, un fantasma no necesariamente es alguien muerto. Ya que existen técnicas conocidas en el ocultismo como desdoblamiento astral y que la parapsicología ha investigado muy bien. ;-)
Saludos!!!
¡Señor Jean, qué grata sorpresa!
EliminarCoincido con usted en que los fantasmas no están necesariamente muertos, al mínimo descuido te encuentras unos cuantos pululando en los alrededores, ¡incluso sin corbata! Eso sí, de las técnicas de las que habla no sé nada de nada; así leídas dan más miedo que los fantasmas.
Un placer, Jean, y un beso agradecido.
¡Qué bueno Margarita! Te eché de menos el mes pasado pero nos has dado ración doble con este relato tan enorme.
ResponderEliminarMe gusta muchísimo tu estilo, te felicito y te mando un beso muy fuerte.
Malu.
¡Malu, qué alegría verte por aquí!
EliminarGracias por tus palabras, siempre animosas y tan llenas de energía.
Ahora que no nos oye nadie, te voy a confesar que lo que más me gusta de escribir en esta página es leer los comentarios. Cuando no puedo hacer una colada con mis fantasmas, me dejo caer por aquí, como si nada, y me "desdoblo parapsicológicamente" que diría Jean.
Un beso grande.
Releyendo micros de 50, me ha sorprendido no ver mi comentario es éste magnífico relato.
ResponderEliminarJuraría que lo escribí. Creo que mi comentario, camuflado y de parranda con tu amante, está esperando que llegue la noche para materializarse o aparecer con este abrazo que le entrego a Ghost para tí.
Con la oscuridad anticipada que nos trae el nuevo horario, los fantasmas están felices. Y yo también porque ya he recibido tu abrazo y la tarjeta que lo acompaña. ¿Cómo lo has hecho, Isidro? ¡Por la noche, brillan!
EliminarUn montón de gracias.
... Lo raro es que la mujer no sospechara nada con el clinc-clinc que se tenía que oír con las cadenas del fantasma dando vueltas en la lavadora! :-D
ResponderEliminarBuena e insospechada salida Margarita.
Un abrazo.
Carme.
Pensó que sería el piercing de la niña que se le había vuelto a caer; la pobre tiene unos sueños tan agitados... ;-)
EliminarGracias por tus palabras, M. Carme.
Un abrazo
A veces nos empeñamos en no borrar el recuerdo, por muy sucio y corrompido que esté ya.
ResponderEliminarTenía que comentarte también este porque es mi favorito de todos los tuyos que he leído. ¡Mira que es difícil seguir siendo original dándole vueltas a la metáfora del fantasma y tú lo has conseguido!
Enhorabuena.
¡Xiomara!
ResponderEliminarUn error del navegador me ha traído hasta aquí, a lo mejor es que los fantasmas existen; de lo que no tengo duda es de que dan mucho mucho juego.
Tomo nota de tus gustos.
Un beso agradecido