Último deseo
—¿Papá, te llevo al hospital?
—Sí, con cuidado, no me pase nada.
Se levanta rápido. Camina despacio para no caerse. Sus días son gotas de rocío que cada mañana mueren a sus pies.
Son 94 años y después estará preparado. Agradecido, su corazón henchido; hoy conocerá a su primer biznieto.
—Sí, con cuidado, no me pase nada.
Se levanta rápido. Camina despacio para no caerse. Sus días son gotas de rocío que cada mañana mueren a sus pies.
Son 94 años y después estará preparado. Agradecido, su corazón henchido; hoy conocerá a su primer biznieto.
El indisoluble lazo entre la vida y la muerte. Un hombre en el ocaso de su tiempo ansioso por asistir al nacimiento de uno nuevo.
ResponderEliminarMuy bonito, Eva.
Un abrazo.
Muy enternecedor, Eva.
ResponderEliminarSaludos.
Ley de vida: el bisabuelo viendo a su sustituto en la familia. Yo tuve la suerte de conocer a uno mío. Se fue durmiendo una noche de Reyes.
ResponderEliminarMuy bonito, Eva.
Un besote
Pablo
Un momento de ensueño.
ResponderEliminarUna vida longeva y feliz, en familia. Yo firmaría hoy por esa vida de gotas de rocío.
ResponderEliminarTú relato destila ternura, vejez, nacimiento, un hijo atendiendo con mimo a su padre... Parece que tiene todos los ingredientes necesarios. A veces no hace falta conflicto en un relato, sólo captar la belleza que existe en la vida. Lo cotidiano-extraordinario.
Me ha gustado mucho tú relato,
Sabe mejor que nadie que el final ha de llegar, que hace tiempo que otros con su edad ya se fueron, pero agradece el privilegio de conocer a su descendiente más lejano, algo reservado a unos pocos, un último deseo que le es concedido y que pone un broche a una vida, seguro, llena de vivencias.
ResponderEliminarUn relato entrañable
Un saludo, Eva
Preciosa historia de un bisabuelo que, aún con 94 años, tiene ilusión por las cosas que aún le quedan por hacer. Una larga vida que aprovecha hasta el final.
ResponderEliminarMe ha encantado, Eva.
Un abrazo.
Un micro enternecedor, Eva. Aceptar que debemos partir pero que la vida continuará sin nosotros en una constante carrera de relevos. Tu protagonista tiene suerte de ver cómo se pasan el testigo por tercera vez. Me ha gustado mucho. Un saludo.
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