A medida
En su vida todo le fue a medida. Sus trajes, su matrimonio, sus viajes, sus camisas, sus muebles, sus amantes, su hipoteca, sus empleos... Lástima que muriera ahogado en la piscina que se hizo a la medida de los límites del jardín.
Su hinchado cuerpo no cupo en el ataúd.
Su hinchado cuerpo no cupo en el ataúd.
Muy bueno! Me encantó!
ResponderEliminarMuchas gracias !
EliminarUn tipo demasiado desmedido, sin duda.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Fue el destino el desmedido !
EliminarGràcies, company.
Ni siquiera una persona preocupada en ajustar su vida al milímetro y a su conveniencia está libre de sufrir un percance imprevisible, con el broche final e irónico de que su cuerpo no cabe en los límites del féretro. Quisiéramos que todo estuviera siempre dispuesto a nuestra medida, pero tu personaje deja claro y nos recuerda que siempre hay elementos que se escapan.
ResponderEliminarUn saludo
Exacto, esa es la gran paradoja. Precisamente en el momento final todo se va al garete.
EliminarSaludos.
Un relato en tu justa medida, desde luego.
ResponderEliminarAprovecho para decirte que me ha alucinado que el azar o el destino hayan emparejado tu Fotomatón y mi Cárcel de cristal en la misma página del libro. ¿Recuerdas cómo te rete a que escribieras algo para Cincuenta Palabras? Ya sé que no soportas a Lovecraft y compañía, pero yo creo que ha sido su espíritu el que nos ha unido.
Un abrazo, Josep.
Jajaja ! Pudiera ser, pudiera ser...Lo de la misma página yo también aluciné. En efecto, fuiste tú quién me retó a esto, y, como con Lovecraft, no me hiciera mucho el peso, he de reconocer que luego me ha ayudado mucho a reorientar mi creatividad. Escribo otras cosas fuera de las medidas convenidas, como puedes comprobar si sigues mi blog, pero ya voy teniendo unos cuantos "cincuentas" en mi haber. La idea es conseguir 50 de 50 e intentar editar en papel...
EliminarLas medidas para llevar un relato en humor negro quedan establecidas en esta creación.
ResponderEliminarYo no mido los aplausos y la satisfacción al leerlo.
Muchas gracias, amigo. Me alegran esos aplausos sin medida .
ResponderEliminarEsa obsesión de algunos por reducir todo a números (sé que suena raro en palabras de un ingeniero pero así lo creo) los hace perder de vista la importancia de otros factores inestimables. Tu relato tiene además un toque de humor negro que lo hace de lo más ameno e interesante.
ResponderEliminarSaludos.
Vicente
Muchas gracias Vicente. Efectivamente, para el caso que nos ocupa, el tipo no contó con esos factores del azar...
EliminarDesmedidamente brillante tu micro. Está claro que no se puede ser tan cuadriculado y si lo eres, la vida te va a poner trabas porque no es una ciencia exacta.
ResponderEliminarMuy bueno, Josep.
Un abrazo.
Pablo
La vida... y la muerte, Pablo.
EliminarMuchas gracias, amigo !
Le has tomado la medida justa a las palabras y el resultado es un trepidante relato de curvas perfectas.
ResponderEliminarUn saludo, Josep.
Curvas perfectas y bien medidas, pero ojo !, siempre nos pueden sorprender en cualquier momento...
EliminarGracias, Margarita,
"El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son." (Protágoras dixit y Wikipedia me ayuda). Pero este pensamiento filosófico no quiere decir que todas las cosas estén hechas a la medida del hombre (o más políticamente correcto, el ser humano). Es el caso del ataúd de tu medidor desmedido protagonista, Josep.
ResponderEliminarVa mi me gusta, sin medida alguna, porque tu relato está perfectamente medido, ajustado a la frontera de las cincuenta palabras y circularmente perfecto.
¡Enhorabuena!
Un fuerte abrazo.
Jajaja, medidor desmedido !! O cazador cazado...
EliminarGracias, amigo.
La muerte no entiende de medidas y, al final, siempre nos viene demasiado grande. En "Cincuenta palabras" todos estamos obligados a medir nuestras palabras, en el sentido óptimo de la expresión. Tú, con este relato de imaginación desmedida, lo has conseguido con creces. ¡Felicidades, Josep! Saludos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Juana. El día que a Aalex se le cuele uno de cincuenta y una, cuidadín que nos puede paar de todo...
EliminarY es que la muerte es incalculable por inesperada, inexacta por naturaleza e innumerable por concurrida.
ResponderEliminarLa muerte calibra los egos en su justa medida y al de tu protagonista se lo hinchó por fuera en la medida que parece haberlo vivido por dentro.
Irónico relato con la muerte haciendo tabla rasa y exponiendo lo ridículo de las pretensiones mundanas.
Me ha gustado Josep.
Un saludo
Sí, intenté con humor negro destacar ese lado concluyente de la muerte. De que ahí queda en evidencia eso, lo ridículo de esas pretensiones de que hablas.
EliminarMuchas gracias, Antonio.
Muy bueno, Josep. Esa vida tan medida, que no da lugar a la improvisación, acabó de una forma inesperada. Ese momento es el único que no podemos planificar, salvo suicidios, claro, pero no creo que sea el caso.
ResponderEliminarMe quedo con la imagen de ese cuerpo hinchado que no cabe en el ataúd, genial.
Un abrazo.
No, ese no fue el caso...el tipo hasta se hizo el ataú a medida, pobre hombre.
EliminarY muchas gracais, Asun.
EliminarTodo iba encajando metódicamente en su vida y de repente algo se sale de sus medidas y pierde el sentido de la proporción, hasta el límite de no entrar ni en el propio féretro. ¡Qué fatalidad de final, y que estupendo relato tan bien calibrado, Josep!
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Mª Jesús ! Y sí, tienes razón, yo también calibré el relato, pero sin fatalidad final.
EliminarMe ha gustado ese toque de humor, negro, pero humor que a menudo echo en falta en la literatura actual.
ResponderEliminarMuy bien Josep, ahí va mi me gusta y mi abrazo.
Es cierto. Te invito a pasar por mi blog, algún otro encontrarás con ese toque de humor negro.
EliminarGracias, Isidro.
Josep, me ha gustado mucho tu micro. Está claro que en la vida no todo es controlable, menos aún en la muerte. Un abrazo
ResponderEliminarEstá más que claro, Pilar. Ni controlable ni controlado.
EliminarMuchas gracias !. Un saludo
Al menos en vida todo transcurrió a su manera, que es lo que cuenta verdaderamente; el despropósito del final seguro que no le inquietó y muco menos le quitó el sueño.
ResponderEliminarRedondo relato, Josep. Enhorabuena.
Saludos.
Ni el sueño eterno, bien sure !!
EliminarMuchas gracias, Enrique.
Vaya, parece que en su cuadriculada vida no entraba el modo de morirse, ni mucho menos que al hacerlo sus medidas, paradójicamente, se dilataran. Esperemos que le sirva la lección y en el más allá sea más flexible que en el más acá. :) Me ha gustado la idea y cómo la has desarrollado, Josep. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Matrioska. En el más allá estará a sus anchas, bien sure !!
EliminarMe encanta el humor negro y, por consiguiente, este fantástico micro. Felicidades, Josep.
ResponderEliminarUn saludo.
Si miras en mi blog alguno más encontrarás...
EliminarMuchas gracias, Fina.
Muy bueno ! Excelente el remate. Felicitaciones Josep!
ResponderEliminarMuchas gracias. Sí, un buen remate..., Renate.
EliminarMuy buen relato, irónico y con moraleja, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Gracias, Jean. Un saludo
EliminarSi es que todo tan a medida no puede ser bueno... estoy segura de que el tipo estaba hinchado antes de caerse a la piscina.
ResponderEliminarSaludos!
Carme.
Ah, sí ? Mira por dónde ? Nis e me había ocuurido, pero ahora que lo dices...
EliminarGràcies, Carme.